OPINIÓN Eduardo Madroñal Pedrraza Un fallo en la “nube” de Amazon en uno de sus centros de datos en Estados Unidos ha causado interrupciones en miles de servicios y aplicaciones en internet a lo largo y ancho de Europa. Pero no ha sido por lluvias desbordantes, sino porque, en verdad, la llamada nube son instalaciones terrestres con almacenamiento, bases de datos, computación, redes e inteligencia artificial. Son siniestras nubes, que no lo son, pero que siguen llamando nubes. Siniestras nubes negras, que ocultan inmensas colmenas de servidores escondidas en interminables naves, que nos irán dejando secos y sin luz. Pero hablamos de toda España, no sólo de Aragón. Podríamos, a la aragonesa manera somarda, titular el artículo de formas distintas: Cuando la ‘nube’ es un nudo, ay, que nos anuda. Porque la ‘nube’ es seca tierra española. La ‘nube’ no nos enriquece, sólo consume y empobrece. Hablamos de España, no sólo de las tierras mañas. Los centros de datos nos roban los megavatio...
