SE CONFIRMAN MIS TEMORES Ricardo Luis Mascheroni Desde el paso del Gral. Manuel Belgrano, en tránsito a la campaña al Paraguay, y cuando cobijamos a los constituyentes de 1853, por las atenciones recibidas en ella, se denominó a la capital de la provincia, “La Ciudad Cordial”, distintivo característico y motivo de orgullo. Lamentablemente este blasón, pierde paulatinamente su galanura, en mérito a errores cometidos, falta de previsión y por la ausencia de una gestión ambiental racional. La década neoliberal del 90, y su inercia nefasta, mutó las reglas del planeamiento urbano, desertando el Estado municipal de una función que debería ser indelegable, sentando las bases de previsibles desastres futuros, que ojalá no ocurran, y den por tierra con mis apreciaciones pesimistas, en beneficio de todos. Ya el informe “Geo Argentina 2004", decía: "La gestión urbanística de nuestras ciudades sufrió dificultades derivadas de la casi inexistente planificación de mediano y largo plazo y