OPINIÓN de Esther Vivas. - Hablar de la teta es a menudo motivo de conflicto. Si las das, si no la das, si tienes leche, si dicen que no tienes. Tras el parto y una vez llegada la hora de la lactancia, la nueva mamá, sin muy bien saber cómo, se encuentra rodeada de un sinfín de expertos: que si la mamá de la mamá, que si la suegra, que si el cuñado, que si la amiga o el amigo. Todo el mundo sabe lo que es mejor para ella y el bebé. Y es aquí donde tenemos que plantarnos. Al fin y al cabo se trata de nosotras y de nuestro cuerpo. Aunque, a menudo, no es tan fácil en esos momentos. Si bien hasta hace no tantos años, allá en la década de los 70 y 80, se impuso la “doctrina del biberón” y los pediatras lo recomendaban activamente diciendo que era “lo mejor”; en la actualidad, y por fortuna, las cosas han cambiado bastante. En las maternidades y hospitales se promueve la lactancia materna pero a veces, y como señalan varias mujeres, se hecha en falta una mayor preparación y sensibilidad...