OPINIÓN de Jorge Majfud Vamos a comenzar repitiendo algo que tiene décadas: la definición de “pro vida” no sólo es profundamente hipócrita sino que asume que los movimientos pro aborto son “anti vida”. Ni aquellos que se definen como “pro aborto” consideran que un aborto es algo bueno o divertido sino, en circunstancias especiales, un mal menor, resultado de problemas estructurales, sociales, culturales e individuales. En este sentido, podemos decir que la reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos contra el derecho al aborto en circunstancias especiales (dejado a discreción de los estados) es sólo una parada más en el camino de regreso hacia el Medioevo. No se trata solo de un cambio cultural (muy probablemente, una reacción a un movimiento progresivo de mayor escala histórica, hacia la expansión de la “igual libertad”) sino, como siempre, parte de una estrategia que protege las micro minorías económicas, las que en algún momento serán el centro de conflictos y reivindica