“Nadie creía que el éxodo voluntario iba a adquirir el carácter de un cataclismo humano desconocido en la historia de Europa. El camino se tornó un infierno bombardeado por los barcos fascistas españoles, los aviones italianos y alemanes. Pronto el camino quedó cubierto de muerte”. Norman Bethune Lo acontecido a inicios de febrero de 1937, en la carretera de Málaga a Almería, fue tan callado ante el mundo, que apenas tuvo repercusión internacional. La Desbandá Por Rosa María Fernández* El tiempo no ha ganado al silencio, ni al olvido. Los pocos sobrevivientes, sus hijos y nietos, se han encargado de estampar en la memoria, las imágenes de las “madres muertas, amamantado a sus hijos”, “aquella maldita carretera paralela al mar” bombardeada y “el largo camino del sufrimiento y la necesidad”. Fue un domingo de febrero de 1937, cuando se reveló el infierno conocido como “La Desbandá” y aún no existe entre los españoles, una narración única que resuma el genocidio de la carretera Málaga-A