OPINIÓN de Javier Couso .- Hace unos días me quedé estupefacto oyendo la radio, más que otras veces, tengo que añadir. El caso es que se iba a celebrar un partido de baloncesto entre el Maccabi de Tel Aviv y el Real Madrid y su entrenador realizaba unas declaraciones en las que señalaba que la del Maccabi era una de las canchas más temibles de Europa... ¿De Europa? En ese momento dejé lo que estaba haciendo y me pregunté si Israel está en Europa. La radio seguía sonando y el locutor hablaba de la Euroliga de baloncesto, en la que se enmarcaba este partido. Mi asombro dio paso a la indignación al constatar que el estado racista de Israel, espada del imperialismo angloamericano en Oriente Medio, se inserta con total normalidad en un continente que no es el suyo. Algo que no sorprende a la mayoría de la población europea. Indagando, descubrí que la Euroliga depende de la Confederación Europea de Baloncesto (FIBA Europa) entidad integrada por 51 países, de los que 50 están geográficamente