OPINIÓN Jua Pablo Cárdenas Todos debemos sentirnos libres de asumir la posición que queramos respecto de los distintos regímenes políticos que imperan en el mundo y el continente. Sin embargo, lo que nunca será legítimo es alentar a las grandes potencias para que contravengan el principio de la libre determinación de los pueblos. Cada país es soberano y tiene el derecho de darse la administración que desee. Las eventuales violaciones de los Derechos Humanos pueden y deben ser denunciadas, pero ante los tribunales internacionales, para que sean estos los que impongan las sanciones correspondientes. No es posible postular el derecho de las grandes potencias para intervenir por la fuerza en contra de los regímenes que no les gustan, intimidando a los países más débiles, invadiendo sus territorios o, incluso, eliminando a aquellos líderes que no son de su agrado o conveniencia. El mundo se ha ido sometiendo a la pretensión de los Estados Unidos de erigirse en un gran á...