OPINIÓN Juan Pablo Cárdenas CHILE Ayer fueron los carabineros, con el llamado Paco-Gate; luego los marinos, con las coimas derivadas de las compras fragatas; enseguida el Ejército, con el Milico-Gate, y ahora los aviadores, con el tráfico de estupefacientes desde el norte del país a la Capital. A partir del primer día de la llamada transición a la democracia, las Fuerzas Armadas y la policía han estado involucradas en graves y constantes actos de corrupción destinados al enriquecimiento ilícito de sus oficiales, así como actualmente colaborando y beneficiándose del narcotráfico. Ya se acepta que el crimen organizado está sentado en la mesa de nuestra institucionalidad, pero pocos creían que la penetración en la política, la Justicia y los gobiernos regionales como comunales iba a continuar con su ingreso en los cuarteles, barcos y aviones, como ya consta en varios procesos judiciales. Ciertamente, los puntuales delitos que hoy se descubren pueden ser solo indicio de una cor...