OPINIÓN de Xavier Caño Tamayo. - Sería de agradecer que los líderes de la minoría que detenta el poder económico mayoritario actuaran de modo semejante a los gánsteres de Chicago del siglo pasado. Las cosas, claras y el chocolate, espeso. Ellos iban a lo que iban y hacían lo que fuera preciso, sin importarles un carajo ni la propia madre, si se daba el caso, en aras de sus intereses, de sus beneficios. John Houston lo retrató de modo genial en “Cayo Largo”. Excelente cine negro. En un hotel de los cayos de Florida, cuando amenaza una tormenta tropical, coinciden un oficial estadounidense, que vuelve a casa de la Segunda Guerra Mundial en Europa, y Johny Rocco, un gángster deportado que ha regresado clandestinamente a Estados Unidos para un negocio sucio. La proximidad del huracán pone nerviosa a la gente y en un momento de tensión entre el gángster, sus secuaces y las personas decentes del hotel, el soldado interviene y hace una pregunta retórica para destensar el ambiente: “¿Qué quier