El periodista presenta en CARTAGENA PIENSA su último libro, La Era del conspiracionismo. Trump, el culto a la mentira y el asalto al Capitolio En tiempos como los actuales, en los que las fuentes oficiales de información han perdido credibilidad, y cuando se otorga el mismo nivel de confianza a un meme que a un noticiero de televisión o a una agencia de noticias, no es aberrante que las teorías conspirativas encuentren mayor audiencia en el seno de grupos sociales muy impactados por la crisis. La tecnología ayuda. Porque mucha gente aprovecha el anonimato que ofrece internet para defender –amparados por la seguridad de un seudónimo– posiciones agresivas, irrespetuosas o extremistas. La mentalidad complotista, siempre paranoica, tiende a ver la historia bajo el prisma de la sospecha y de la denuncia. Varios ensayistas –y Umberto Eco desde la ficción (4)– han explicado por qué nos fascinan algunas tesis disparatadas que pretenden detentar la clave absoluta para develar la “verdad