Jorge Riechmann La mirada de uno de esos anglosajones enamorados de España o, más en general de lo mediterráneo: “Todo lo que necesitas saber sobre España es que, desde las dos horas siguientes al corte de luz en todo el país [el 28 de abril], las playas estaban abarrotadas, las bandas tocaban en cada plaza y la gente estaba en las calles riendo y bailando. Mi pareja pasó junto a una mesa con veinte personas de cincuenta y tantos años que hacían ridículos sombreros de papel de aluminio con antenas encima. Este bendito grupo sólo se detenía para darse vuelta, hacer muecas tontas a los transeúntes, reír histéricamente, luego tomar otra cerveza y seguir con sus labores. El día que llegue el apocalipsis y la sociedad se sumerja en un caos absoluto, alguien tendrá que hacerle saber a Cataluña que eso es algo ‘malo’.”[1] El sesgo optimista es muy evidente, la idealización de nuestra sociabilidad mediterránea también; y sin embargo hay algo aquí que importa retener. Con la súbita regre...