OPINIÓN Amy Goodman El río Guadalupe, en el estado de Texas, debe su nombre, según una etimología popular, a la expresión árabe “wādī al-lubb”, que significa “río oculto”. Sin embargo, en las primeras horas del viernes 4 de julio, el río Guadalupe estuvo lejos de permanecer oculto. En plena noche, fuertes lluvias desataron una crecida repentina que transformó ese cauce, normalmente sereno, en un torrente embravecido que se elevó unos diez metros por encima de su nivel habitual. Las aguas se precipitaron río abajo desde la región de Texas Hill Country y dejaron una estela de muerte y destrucción a su paso. Al cierre de esta edición, la cifra de muertes confirmadas ha ascendido a 120 y más de 150 personas continúan desaparecidas. Una de las primeras áreas pobladas en resultar devastada fue el establecimiento Camp Mystic, una histórica institución fundada en 1926 que durante décadas ha albergado a niñas de familias pertenecientes a la élite de Texas. Según se informa, más de 750 camp...