OPINIÓN de Susana Finquelievich, Investigadora Principal del CONICET, Universidad de Buenos Aires Las ciudades y los territorios son organismos vivientes que pueden ser modificados por las enfermedades. Alrededor del año 5 500 a. e. c., los humanos abandonaron la caza y la recolección por la agricultura y el sedentarismo y comenzaron a construir aldeas. En ellas se incrementaron la parasitosis y la tuberculosis , transmitidas por el contacto estrecho entre personas o mediante el agua contaminada, entre otros factores. Las tentativas de vencer a las epidemias y las tecnologías empleadas para ello se plasman en las ciudades. Algunos de los desarrollos más emblemáticos en planeamiento urbano, como los sistemas sanitarios en los países europeos del siglo XIX, surgieron como respuesta a los brotes de enfermedades infecciosas: el cólera, la viruela y el tifus, entre otros. A finales del siglo XVIII y a principios del XIX, las ciudades occidentales experimentaron un crecimiento de habitantes