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El modernismo de un 'Ulises' casi centenario llega al siglo XXI

Laura de la Parra Fern谩ndez, Directora del Grado en Lenguas Modernas, Universidad Nebrija 

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Este 2 de febrero, la alabada y repudiada novela Ulises (1922) de James Joyce cumple 99 a帽os. ¿Ha envejecido bien? Y ¿c贸mo podemos leer Ulises, una novela caracterizada por su exigencia formal y tem谩tica, hoy en d铆a, en la era de la informaci贸n r谩pida, extremadamente visual y f谩cil de consumir?

El argumento de Ulises es aparentemente sencillo: el dublin茅s Leopold Bloom pasea sin rumbo un d铆a cualquiera de su vida, el 16 de julio de 1904. Establecido como el Bloomsday, el 16 de julio se celebra ahora en Dubl铆n congregando a aficionados de Joyce de todo el mundo que repiten las peripecias del protagonista.

La estructura de la novela sigue la misma que la cl谩sica Odisea de Homero, y cada cap铆tulo corresponde a un canto del poema 茅pico. Los personajes, s铆mbolos, temas y met谩foras tienen tambi茅n su correlato hom茅rico: la b煤squeda del padre y del hijo, la compasi贸n, y la b煤squeda del sentido como un viaje heroico, llevado en Ulises a la mundanidad de la vida cotidiana.

Cada cap铆tulo, adem谩s, est谩 escrito siguiendo un estilo literario distinto, imitando y hasta parodiando modas y tendencias literarias, incluido el mon贸logo interior, sello modernista por excelencia.

La Generaci贸n Perdida y Sylvia Beach

Sin embargo, Joyce no lo tuvo f谩cil para publicar: rechazado por la mayor铆a de las editoriales en Gran Breta帽a, Ulises encontr贸 su hogar en la modesta editorial de la librera Sylvia Beach, fundadora de la m铆tica Shakespeare &Co en Par铆s.

La librer铆a se convertir铆a en el bullicioso centro de operaciones de la llamada “Generaci贸n Perdida”, artistas y escritores del periodo de entreguerras que, ante la futilidad de la Primera Guerra Mundial y la falta de sentido en la vida que hab铆an vivido hasta entonces, se establecieron en Par铆s y fundaron uno de los movimientos m谩s ecl茅cticos, vanguardistas y notables de todo el siglo XX.

En ella encontramos a autores como Gertrude Stein, Francis Scott Fitzgerald o Ernest Hemingway, entre otros.

El modernismo y la dificultad

Joyce perteneci贸 al modernismo, movimiento art铆stico caracterizado por la experimentaci贸n y la dificultad, que se fund贸 en los albores del siglo XX. Fueron precisamente los cambios cient铆ficos, pol铆ticos y sociales que tuvieron lugar durante los siglos XIX y XX lo que llevaron a este grupo de artistas a buscar formas nuevas de representar la realidad, despuntando en el periodo de entreguerras. Es precisamente entonces cuando se publica Ulises (1922), as铆 como otras novelas de corte experimental como Mrs. Dalloway (Virginia Woolf, 1925) o Manhattan Transfer (John Dos Passos, 1925).

Si desde Plat贸n y Arist贸teles se consideraba el arte como m铆mesis, la ruptura est茅tica y formal del modernismo se plantea como una respuesta a la falta de referentes para representar la realidad.

Tras el desastre causado por la Gran Guerra, la urbanizaci贸n y la industrializaci贸n masivas, y la p茅rdida de la fe en el progreso t茅cnico, cient铆fico y social, el modernismo ofrece, como apunta la experta Laura Frost, una nueva forma de entender el placer de la lectura: exigiendo al lector que “abrace la incomodidad, la confusi贸n”. Es decir, exigen al lector que abandone sus ideas preconcebidas sobre la manera de contar historias.

El conocido poeta y cr铆tico modernista T.S. Eliot bautiz贸 la t茅cnica de superponer la historia de Odiseo con la de Leopold Bloom el “m茅todo m铆tico”, que consist铆a en “manipular un paralelismo continuo entre contemporaneidad y antig眉edad”:

“El mito es simplemente una forma de controlar, de ordenar, de dar forma y significado al inmenso panorama de futilidad y anarqu铆a que es la historia contempor谩nea” (Traducci贸n propia).

En su ensayo Ulises, orden y mito” (1923), Eliot afirmaba que, de hecho, esta era una forma de hacer posible la representaci贸n del mundo moderno en el arte, de convertir el caos en orden.

El lugar de la dificultad hoy en d铆a

El historiador de arte John Berger argumenta en su ensayo About Looking (1980):

“La relaci贸n entre el artista profesional y la clase gobernante o que aspiraba a gobernar siempre ha sido complicada. (…) La formaci贸n del artista –y era su formaci贸n lo que le convert铆a en un artista profesional– le ense帽aba una serie de convenciones. Es decir, se especializaba en una serie de t茅cnicas convencionales.” (Traducci贸n propia)

Si la representaci贸n est谩 ligada a una serie de convenciones establecidas por ciertas comunidades, que ven su experiencia representada de este modo, la ruptura de la convenci贸n se debe, entonces, a una ruptura del orden social.

Precisamente, las novelas de vanguardia como Ulises nos ense帽an a ir m谩s all谩 en nuestra observaci贸n y comprensi贸n de la realidad, sobre todo cuando las reglas que previamente nos ayudaban a entenderla se rompen, y nos ayudan a buscar formas nuevas de mirar al mundo en el que vivimos. Las historias que nos contamos importan a la hora de construir una narrativa hist贸rica, sociopol铆tica y m铆tica, pero tambi茅n importa c贸mo las contamos y c贸mo interpretamos los hechos narrados.

Modernistas como Djuna Barnes, Jean Rhys, Virginia Woolf, H.D., Ezra Pound o el propio Joyce siguen traduci茅ndose, edit谩ndose, estudi谩ndose y ley茅ndose hoy por todo el mundo, lo que pone de manifiesto la relevancia de su aportaci贸n al canon literario y a las m煤ltiples maneras de representar la experiencia de la realidad.

Por ello, en tiempo inciertos como los que vivimos, donde las fake news est谩n a la orden del d铆a y los relatos del pasado parecen haberse roto, es importante sucumbir a la dificultad, abandonar estrategias que ya no sirven y experimentar nuevas formas de contarnos.


Laura de la Parra Fern谩ndez, Directora del Grado en Lenguas Modernas, Universidad Nebrija 

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