OPINI脫N de Esther Vivas.- Hablar de la teta es a menudo motivo de conflicto. Si las das, si no la das, si tienes leche, si dicen que no tienes. Tras el parto y una vez llegada la hora de la lactancia, la nueva mam谩, sin muy bien saber c贸mo, se encuentra rodeada de un sinf铆n de expertos: que si la mam谩 de la mam谩, que si la suegra, que si el cu帽ado, que si la amiga o el amigo. Todo el mundo sabe lo que es mejor para ella y el beb茅. Y es aqu铆 donde tenemos que plantarnos. Al fin y al cabo se trata de nosotras y de nuestro cuerpo. Aunque, a menudo, no es tan f谩cil en esos momentos.
Si bien hasta hace no tantos a帽os, all谩 en la d茅cada de los 70 y 80, se impuso la “doctrina del biber贸n” y los pediatras lo recomendaban activamente diciendo que era “lo mejor”; en la actualidad, y por fortuna, las cosas han cambiado bastante. En las maternidades y hospitales se promueve la lactancia materna pero a veces, y como se帽alan varias mujeres, se hecha en falta una mayor preparaci贸n y sensibilidad del equipo sanitario, a la vez que el acompa帽amiento deja mucho que desear. Todo esto explicar铆a porque en el Estado espa帽ol a los seis meses de edad solo el 28% de los beb茅s contin煤a tomando la teta en exclusiva, seg煤n datos del Instituto Nacional de Estad铆stica, tal y como recomienda la Organizaci贸n Mundial de la Salud (OMS).
Algunas mam谩s que no quieren o tienen dificultades para dar de mamar, se帽alan que “hoy la teta es una imposici贸n”. Personalmente, considero que nada m谩s lejos de la realidad. Muchas mujeres que quieren dar el pecho encuentran serias dificultades para acceder a asesoramiento y apoyo cuando enfrentan las primeras dificultades, a la vez que existen muchos prejuicios que conducen a su abandono. Otras dir谩n que se las mira mal si sacan de sus bolsos un “bibe”. Si es as铆, he aqu铆 un problema. Cada mujer ha de tener la opci贸n de escoger. Y su opci贸n, guste o no, debe ser respetada. Las decisiones personales tienen motivos diversos, nuestra mochila vital es 煤nica, y no somos nadie para juzgar la vida de los otros. La defensa de la lactancia materna no debe implicar un cuestionamiento de las mujeres que optaron por la lactancia artificial o que no tuvieron m谩s opci贸n que recurrir a ella. El respeto para todas las opciones es primordial.
No es lo mismo
Yo opt茅 por dar la teta. La leche artificial es “un gran invento”, permite alimentar a los beb茅s cuando no hay lactancia materna posible o deseada. El problema, a mi entender, reside en la medida en que se equipara una leche con la otra, como ha sucedido a lo largo del siglo XX. Y eso cuando no nos han dicho que la de f贸rmula era incluso mejor que la de las madres. Tras el biber贸n, se esconde un gran negocio, el de las multinacionales del sector que no han dudado en utilizar al personal m茅dico, el marketing y la publicidad para aumentar su tasa de beneficio, vendi茅ndonos como incuestionables las bondades de la lactancia artificial. Un negocio con impactos dram谩ticos en los pa铆ses del Sur, donde su extensi贸n de la mano de compa帽铆as farmac茅uticas y distribuidoras, seg煤n la propia Organizaci贸n Mundial de la Salud, ha contribuido al aumento de la mortalidad infantil, pero tambi茅n con consecuencias aqu铆. Sin embargo, a pesar de lo que digan, la leche de formula y la materna ni de lejos son lo mismo.
La leche artificial a煤n y ser qu铆micamente similar a la materna no contiene las propiedades inmunitarias de esta 煤ltima. Se trata s贸lo de un alimento, como indica UNICEF, mientras que la leche materna “es un complejo fluido nutricional vivo que contiene anticuerpos, enzimas, 谩cidos grasos de cadena larga y hormonas, muchos de los cuales simplemente no pueden incorporarse en la f贸rmula”, por m谩s que las compa帽铆as lo intenten, en aras del negocio. LaOrganizaci贸n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci贸n, FAO por sus siglas en ingl茅s, apunta en la misma direcci贸n: “Aunque las f贸rmulas infantiles pueden ser la mejor alternativa para la leche humana, no son lo mismo. Incluyen los nutrientes conocidos que el ni帽o necesita, pero quiz谩 no tiene los nutrientes que a煤n no han sido identificados; en este caso, no es posible saber qu茅 le falta al ni帽o que recibe biber贸n. En efecto, en algunos aspectos las f贸rmulas infantiles son tan distintas de la leche humana, que pueden ser no aptas y peor a煤n, peligrosas. Las leches manufacturadas no tienen las propiedades anti-infecciosas ni las c茅lulas vivas que se encuentran en la leche humana”. Y concluye con un elemento que no es menor y es que “los productos manufacturados -adem谩s- son muy costosos”.
La leche materna, como indica Paola Negri, autora de ‘Todas las madres tienen leche’, es el 煤nico alimento completamente adecuado para el beb茅: “Cuando hablamos de leche materna nos referimos a un tejido biol贸gico no estructurado, similar a la sangre del cord贸n umbilical, algo muy diferente de un simple alimento. En este sentido, el seno materno juega un papel similar al de la placenta, porque es el 贸rgano a trav茅s del cual el ni帽o comunica al cuerpo materno aquello que necesita y lo recibe, ya sea comida, bebida, anticuerpos, hormonas, factores de crecimiento o inmunomoduladores”. Algo imposible de imitar por la industria. Adem谩s, hay que tener en cuenta que en los primeros meses de vida el intestino de la criatura solo est谩 preparado para absorber correctamente leche materna, no otros productos ni siquiera la f贸rmula. De aqu铆, que 茅sta solo deber铆a suministrarse cuando no queda otra opci贸n, ya sea por necesidad o voluntad materna.
Otros inconvenientes de la leche artificial es que siempre tiene el mismo sabor y composici贸n, mientras que la de la mujer incorpora los sabores de aquello que ella come, habituando al beb茅 a la dieta familiar. La leche materna cambia a lo largo del per铆odo de lactancia (del calostro inicial pasando por la leche de transici贸n hasta la leche madura), en el transcurso de la jornada (con diferencias entre el d铆a y la noche) y en una misma toma (con m谩s o menos lactosa, az煤car, prote铆nas, vitaminas, minerales, agua y grasa), adecu谩ndose a las necesidades del beb茅 (hambre, sue帽o, enfermedad, sed). Imposible encontrar un sustituto igual.
La leche artificial es adem谩s cara e inc贸moda, se tiene que comprar, preparar y administrar en un determinado tiempo, a la vez que para suministrarla hay que contar con varios accesorios, como biberones y tetinas, instrumentos que se tienen que adquirir, de f谩cil contaminaci贸n bacteriana y, hasta hace poco y a煤n algunos actualmente, elaborados con sustancias qu铆micas como el Bisfenol A (BPA) y los ftalatos, con el consiguiente da帽o en la salud infantil. Adem谩s, se pueden dar errores en la preparaci贸n, produciendo una leche o bien demasiado diluida o excesivamente concentrada.
Y, ¿qu茅 opinan los expertos?
Pero, ¿cu谩l es la opini贸n de los m谩ximos expertos en la materia? Y no me refiero a catedr谩ticos, doctores ni personal sanitario, sino aquellos que la consumen diariamente: los beb茅s. La realidad es que casi nadie pregunta a los m谩s peque帽os. A pesar de la gran cantidad de investigaciones cient铆ficas acerca de la lactancia materna, no hay pr谩cticamente ninguna, como se帽ala la m茅dica Ibone Olza en su libro ‘Lactivista’, que recoja la opini贸n de los lactantes.
Uno de los pocos que aborda dicha cuesti贸n es el estudio sobre lactancia prolongada, a cargo de la investigadora Karleen Gribble que realiz贸 en 2007 con 114 ni帽os de Australia. ¿Cu谩les eran sus conclusiones? Las criaturas afirmaban que les gustaba o les encantaba la leche materna y se sent铆an contentas, satisfechas, acogidas, amadas o felices cuando mamaban. Asimismo, consideraban que su sabor era “tan bueno como el chocolate”, “mejor que el helado” o bien como las fresas, el az煤car, los polos, las naranjas o los pl谩tanos. A todos, les encantaba la teta.
Sin embargo, ¿por qu茅 no se pregunta m谩s a las criaturas? Las causas las tenemos que buscar en la sociedad adultoc茅ntrica en la que vivimos, que desde帽a con frecuencia los intereses y las preferencias de las m谩s peque帽os, que a pesar de no poder expresar siempre verbalmente sus predilecciones, esto no quiere decir que no las tengan. As铆 el patriarcado se conjuga con otros sistemas de dominaci贸n hegem贸nicos, imponiendo una determinada visi贸n 煤nica del mundo.
Salvar vidas
Sin querer ser alarmista, creo importante se帽alar los impactos de sustituir sin m谩s la teta por el biber贸n. Hay veces que no hay otra elecci贸n, o que “el bibe” es la opci贸n deseada. Pero, cuando la industria de la leche de f贸rmula apuesta por equiparar un modelo de lactancia con el otro, en busca del m谩ximo beneficio empresarial, los efectos negativos para los beb茅s no se pueden obviar.
¿Qu茅 riesgos afectan a un lactante que no es amamantado o que abandona la lactancia materna antes de tiempo? La Asociaci贸n Espa帽ola de Pediatr铆a enumera las siguientes contingencias: a corto plazo, el primer a帽o de vida, hay m谩s posibilidades de sufrir procesos infecciosos gastrointestinales, respiratorios y urinarios, aumentando, si estas infecciones son graves, hasta diez veces la probabilidad de hospitalizaci贸n. Tambi茅n se帽ala un mayor riesgo de mortalidad postneonatal y muerte s煤bita. A largo plazo, la alimentaci贸n con leche de f贸rmula aumenta el riesgo de padecer dermatitis at贸pica, alergia y asma en criaturas con antecedentes familiares, aumenta las posibilidades de padecer celiaqu铆smo, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus, esclerosis m煤ltiple y c谩ncer en la edad adulta, en el caso de las ni帽as c谩ncer de mama.
Adem谩s, nos han insistido tanto en que el peque帽o cuando m谩s “rellenito” mejor, que esto ha conducido en algunas ocasiones a una sobrealimentaci贸n a trav茅s del “bibe”. Se deja de confiar en la capacidad del beb茅 para autoregularse, para confiar en cantidades anunciadas en etiquetas, en medidores que acaban teniendo a veces una capacidad mayor de la que indican o se llena el vaso presionando para que quepa la m谩xima cantidad, pensando que es lo mejor para la criatura. Hay varios estudios que as铆 lo indican. Un informe del Instituto Nacional de Investigaci贸n para los Alimentos en Italia se帽alaba que los beb茅s, de 0 a 4 meses, alimentados exclusivamente con leche de f贸rmula pod铆an estar ingiriendo una cantidad superior, de hasta el 24% m谩s, de las calor铆as necesarias y recomendadas. Lo que puede fomentar la obesidad en ni帽os y adultos. Otras investigaciones, como la realizada por un equipo estadounidense y publicada enThe Journal of Pediatrics, apuntaban a que los beb茅s alimentados con biber贸n m谩s all谩 de los 12 meses ten铆an hasta un 30% m谩s de posibilidades de padecer obesidad infantil.
Otro tema pol茅mico es la presencia de transg茅nicos en la leche de f贸rmula. En 2011, el grupo de presi贸n de los principales fabricantes y comercializadores de leche de f贸rmula en Australia y Nueva Zelanda, el Infant Nutrition Council, que incluye compa帽铆as como Nestl茅, Nutricia (que pertenece al grupo Danone, con marcas como Almir贸n, Nidina, Nan y Milupa), Heinz y Fonterra, reconocieron que era imposible producir una leche artificial sin transg茅nicos y que la demanda de una leche de f贸rmula libre de Organismos Gen茅ticamente Modificados (OGM) era “inviable y poco realista”. Unas declaraciones que se produjeron despu茅s de queGreenpeace denunciar谩 la presencia de OGM en varios de sus productos. La pregunta est谩 servida: con el biber贸n, ¿sabemos realmente qu茅 les damos a nuestros hijos?
Dar la teta asimismo salva vidas. Lo dice la Organizaci贸n Mundial de la Salud: “Si se empezase a amamantar a cada ni帽o en la primera hora tras su nacimiento, d谩ndole solo leche materna durante los primeros seis meses de vida y siguiendo d谩ndole el pecho hasta los dos a帽os, cada a帽o se salvar铆an unas 800.000 vidas infantiles”. Otras organizaciones como UNICEF apuntan a que dicha pr谩ctica permitir铆a la supervivencia de hasta 1,5 millones de criaturas, y un mejor desarrollo para muchas otras. De aqu铆, que la OMS solo recomiende la toma de leche artificial como cuarta opci贸n, por detr谩s en primer lugar de la leche materna succionada directamente del seno de la madre, en segundo lugar la leche de la mam谩 extra铆da y suministrada al beb茅 y en tercer puesto la leche de otra mujer. Si todas estas opciones no prosperan, 煤nicamente entonces la OMS apuesta por la lactancia artificial. Un dato que a menudo se obvia.
Lactancia feminista y anticapitalista
Sin embargo la lactancia materna no solo es buena para los beb茅s, aunque a menudo no se explicite tanto, las mujeres tambi茅n salen ganando. Lo cuenta laAsociaci贸n Espa帽ola de Pediatr铆a al se帽alar que dar de mamar reduce el riesgo de sufrir hemorragia postparto, fractura espinal y de cadera postmenop谩usica, padecer c谩ncer de ovario o de 煤tero, artritis reumatoide, enfermedadcardiovascular e hipertensi贸n. Adem谩s, gracias a la liberaci贸n de oxitocina, conocida tambi茅n como “la hormona del amor”, dar la teta produce agradables sensaciones que protegen de la depresi贸n postparto, el estr茅s y la ansiedad, favoreciendo el v铆nculo materno-filial.
Un sinf铆n de beneficios que han llevado a la fil贸sofa Ester Mass贸 a reivindicar la lactancia materna como “reclamo y objetivo feminista”, al beneficiar a las mujeres en particular y a las culturas en general. Para Mass贸, la perspectiva feminista va m谩s all谩 de lo que gana la mujer desde un punto de vista estrictamente org谩nico, como apunta en su di谩logo con la activista Maria Llopis, y que es reproducido en el libro de esta 煤ltima ‘Maternidades subversivas’: “A parte de los argumentos fisiol贸gicos, veo feminismo tambi茅n en la reapropiaci贸n del propio cuerpo y sus funcionalidades, sus virtualidades”. Por contra, apunta al patriarcado como responsable de vincular, desde mediados del siglo XX, la teta con “las ataduras femeninas”, la esfera dom茅stica y “una concepci贸n naturalizante y meramente reproductiva de la mujer”.
A parte de feminista, Mass贸 define la teta como “anticapitalista”, en la medida en que se encuentra al margen del mercado: “Dar la teta es gratis, y por tanto un pecado capitalista que sit煤a esta din谩mica fuera de la esfera mercantil (y) monetarizada. Adem谩s, por ende, amamantar requiere tiempo de cuidado exclusivo (durante el cual la mujer no es productiva monetariamente de forma directa, visible) y ausencia de estr茅s, elementos todos ellos cuasi imposibles en la sociedad posindustrial y capitalista”. Mass贸 defiende asimismo el car谩cter subversivo de amamantar: “La lactancia materna se plantea as铆 como ejemplo de pr谩ctica revolucionaria de las relaciones sociales que se enfrentan a la l贸gica del capital, de la institucionalizaci贸n de la educaci贸n y los afectos, de la divisi贸n r铆gida entre lo p煤blico y lo privado-dom茅stico”.
La m茅dico Ibone Olza, en su libro ‘Lactivista’, coincide en el an谩lisis al afirmar que es el capitalismo quien sale ganando con las lactancias que terminan abruptamente. As铆, considera que con el abandono prematuro de la lactancia materna son las empresas privadas las que sacan jugosos beneficios ya que se multiplica la demanda de leche artificial, de antibi贸ticos y medicamentos “para muchas enfermedades cuyo riesgo aumenta con la lactancia artificial”.
Venimos de muy atr谩s
Alguien dir谩 que exageramos, que actualmente dar la teta es lo que se promueve en hospitales, centros m茅dicos, etc. En realidad, y a pesar de los importantes avances en la difusi贸n de la lactancia materna, son muchas las mujeres que se quejan de las dificultades con las que se encuentran al necesitar ayuda, apoyo o asesoramiento, desde reci茅n paridas hasta ya pasados los primeros meses. Al escribir sobre lactancia, he recibido varios comentarios y mensajes en esta direcci贸n: desde mujeres que expresan lo dif铆cil que es iniciar la lactancia tras un parto altamente medicalizado, otras que se han encontrado con enfermeras que instan a dar el biber贸n “o sino la criatura perder谩 peso”, algunas que hablan de pediatras que enseguida recetan leche de f贸rmula como suplemento o aquellas que un d铆a visitaron el m茅dico porque estaban resfriadas y 茅ste les dijo que aprovecharan para dejar de dar la teta. Lo que no quita que haya profesionales que apoyen activamente la lactancia materna.
Venimos de muy atr谩s. El discurso 煤nico sobre las bondades del biber贸n que se empez贸 a generalizar a partir de los a帽os 30 y lleg贸 a su m谩ximo apogeo, en funci贸n del pa铆s, entre la d茅cada de los 60 y 80, con la introducci贸n de la leche artificial cada vez a edades m谩s tempranas, convirti贸 en casi residual la lactancia materna. En Estados Unidos, por ejemplo, en la d茅cada de los 70 solo el 25% de los beb茅s de una semana tomaban el pecho y 煤nicamente el 14% de los que ten铆an entre dos y tres meses. En el Estado espa帽ol, en el mismo per铆odo, en los 70, las madres que amamantaban m谩s all谩 de los seis meses representaban un pobre 14% del total, y diez a帽os m谩s tarde, en los 80, la cifra solamente hab铆a remontado hasta el 19%.
Los cambios sociales en este per铆odo contribuyeron tambi茅n, seg煤n los expertos, al abandono de la lactancia materna: el paso de una estructura familiar amplia, con presencia de mujeres de otras generaciones que pod铆an apoyar en la pr谩ctica lactante, a una familia nuclear; la extensi贸n del parto medicalizado, la falta de intimidad en habitaciones compartidas y la separaci贸n temprana de madre y beb茅; y la incorporaci贸n progresiva de las mujeres al mundo laboral y la dif铆cil conciliaci贸n con la crianza. El pediatra Carlos Gonz谩lez lo deja as铆 de claro en su libro ‘Comer, amar, mamar’: “Hace unos a帽os, en Espa帽a, dar el pecho todav铆a a los tres meses era raro, y darlo sin ayudas de biber贸n casi heroico”.
La din谩mica empez贸 poco a poco a revertirse en algunos pa铆ses industrializados, como Estados Unidos, a partir de la d茅cada de los 70 y en otros, como en el Estado espa帽ol, en los 80. Pero, este incremento se limitaba a las mujeres que daban de mamar a beb茅s de menos de seis meses y a menudo con leche de f贸rmula como alimento complementario. Seg煤n algunos estudios, la mala imagen de la industria de la leche artificial y sus agresivas campa帽as para imponerse en los pa铆ses del Sur podr铆an haber sido el motivo de dicha contra tendencia, aunque las mismas fuentes aseguran la dificultad por identificar estas causas. Otras investigaciones apuntan a la publicaci贸n de informes sobre los beneficios de la lactancia materna, su promoci贸n p煤blica, la divulgaci贸n por parte del personal sanitario y la ampliaci贸n del permiso de maternidad como otros factores.
Aun as铆, y seg煤n indica la OMS, en la actualidad y a nivel mundial solo un 36% de los lactantes menores de seis meses toman leche materna como alimentaci贸n exclusiva. En el Estado espa帽ol, la cifra es incluso inferior: tan solo un 28% de los beb茅s toma 煤nicamente el pecho hasta los seis meses, como aconseja la OMS. A pesar de estar en “remontada”, el da帽o ya est谩 hecho.
La ‘receta’ del biber贸n
La generalizaci贸n del biber贸n, incluyendo tomas pautadas y horarios fijos, fue acompa帽ada a lo largo de los a帽os 70 y 80, por una “receta” m谩s amplia que comprend铆a que los beb茅s ten铆an que dormir solos, dejarlos llorar hasta que se cansaran, darles el chupete y cogerlos poco en brazos para que no se malacostumbraran. Obviamente, no todos aquellos que dieron el biber贸n optaron por este “programa”, pero s铆 que se trataba del “manual de instrucciones” de la 茅poca, aplicado a menudo tambi茅n a aquellos beb茅s que tomaban la teta.
Una “receta” ali帽ada con una buena dosis de mitos acerca de la lactancia materna. Algunos de los cuales a煤n perduran hoy: que si “los pechos peque帽os no tienen leche”, que si “tengo los pezones invertidos no ser谩 posible la lactancia”, que si “mi leche es acuosa y no alimenta”, que si “el beb茅 mama o llora mucho es porque se queda con hambre”, que si “el beb茅 no se acostumbra a una pauta horaria le da帽ar茅 el est贸mago” (esto se lo dijeron a mi madre!), que si “con el sacaleches me saco poca cantidad es que no tengo leche suficiente”, etc茅tera etc茅tera y etc茅tera. Un “mezcla” que ha resultado fat铆dica para menoscabar la confianza de las mujeres en su lactancia.
Ante tanto prejuicio, que no te enga帽en: mam谩, no lo dudes (por tu salud, por su salud, por el cari帽o y el v铆nculo), la teta es la leche.
Si bien hasta hace no tantos a帽os, all谩 en la d茅cada de los 70 y 80, se impuso la “doctrina del biber贸n” y los pediatras lo recomendaban activamente diciendo que era “lo mejor”; en la actualidad, y por fortuna, las cosas han cambiado bastante. En las maternidades y hospitales se promueve la lactancia materna pero a veces, y como se帽alan varias mujeres, se hecha en falta una mayor preparaci贸n y sensibilidad del equipo sanitario, a la vez que el acompa帽amiento deja mucho que desear. Todo esto explicar铆a porque en el Estado espa帽ol a los seis meses de edad solo el 28% de los beb茅s contin煤a tomando la teta en exclusiva, seg煤n datos del Instituto Nacional de Estad铆stica, tal y como recomienda la Organizaci贸n Mundial de la Salud (OMS).
Algunas mam谩s que no quieren o tienen dificultades para dar de mamar, se帽alan que “hoy la teta es una imposici贸n”. Personalmente, considero que nada m谩s lejos de la realidad. Muchas mujeres que quieren dar el pecho encuentran serias dificultades para acceder a asesoramiento y apoyo cuando enfrentan las primeras dificultades, a la vez que existen muchos prejuicios que conducen a su abandono. Otras dir谩n que se las mira mal si sacan de sus bolsos un “bibe”. Si es as铆, he aqu铆 un problema. Cada mujer ha de tener la opci贸n de escoger. Y su opci贸n, guste o no, debe ser respetada. Las decisiones personales tienen motivos diversos, nuestra mochila vital es 煤nica, y no somos nadie para juzgar la vida de los otros. La defensa de la lactancia materna no debe implicar un cuestionamiento de las mujeres que optaron por la lactancia artificial o que no tuvieron m谩s opci贸n que recurrir a ella. El respeto para todas las opciones es primordial.
No es lo mismo
Yo opt茅 por dar la teta. La leche artificial es “un gran invento”, permite alimentar a los beb茅s cuando no hay lactancia materna posible o deseada. El problema, a mi entender, reside en la medida en que se equipara una leche con la otra, como ha sucedido a lo largo del siglo XX. Y eso cuando no nos han dicho que la de f贸rmula era incluso mejor que la de las madres. Tras el biber贸n, se esconde un gran negocio, el de las multinacionales del sector que no han dudado en utilizar al personal m茅dico, el marketing y la publicidad para aumentar su tasa de beneficio, vendi茅ndonos como incuestionables las bondades de la lactancia artificial. Un negocio con impactos dram谩ticos en los pa铆ses del Sur, donde su extensi贸n de la mano de compa帽铆as farmac茅uticas y distribuidoras, seg煤n la propia Organizaci贸n Mundial de la Salud, ha contribuido al aumento de la mortalidad infantil, pero tambi茅n con consecuencias aqu铆. Sin embargo, a pesar de lo que digan, la leche de formula y la materna ni de lejos son lo mismo.
La leche artificial a煤n y ser qu铆micamente similar a la materna no contiene las propiedades inmunitarias de esta 煤ltima. Se trata s贸lo de un alimento, como indica UNICEF, mientras que la leche materna “es un complejo fluido nutricional vivo que contiene anticuerpos, enzimas, 谩cidos grasos de cadena larga y hormonas, muchos de los cuales simplemente no pueden incorporarse en la f贸rmula”, por m谩s que las compa帽铆as lo intenten, en aras del negocio. LaOrganizaci贸n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci贸n, FAO por sus siglas en ingl茅s, apunta en la misma direcci贸n: “Aunque las f贸rmulas infantiles pueden ser la mejor alternativa para la leche humana, no son lo mismo. Incluyen los nutrientes conocidos que el ni帽o necesita, pero quiz谩 no tiene los nutrientes que a煤n no han sido identificados; en este caso, no es posible saber qu茅 le falta al ni帽o que recibe biber贸n. En efecto, en algunos aspectos las f贸rmulas infantiles son tan distintas de la leche humana, que pueden ser no aptas y peor a煤n, peligrosas. Las leches manufacturadas no tienen las propiedades anti-infecciosas ni las c茅lulas vivas que se encuentran en la leche humana”. Y concluye con un elemento que no es menor y es que “los productos manufacturados -adem谩s- son muy costosos”.
La leche materna, como indica Paola Negri, autora de ‘Todas las madres tienen leche’, es el 煤nico alimento completamente adecuado para el beb茅: “Cuando hablamos de leche materna nos referimos a un tejido biol贸gico no estructurado, similar a la sangre del cord贸n umbilical, algo muy diferente de un simple alimento. En este sentido, el seno materno juega un papel similar al de la placenta, porque es el 贸rgano a trav茅s del cual el ni帽o comunica al cuerpo materno aquello que necesita y lo recibe, ya sea comida, bebida, anticuerpos, hormonas, factores de crecimiento o inmunomoduladores”. Algo imposible de imitar por la industria. Adem谩s, hay que tener en cuenta que en los primeros meses de vida el intestino de la criatura solo est谩 preparado para absorber correctamente leche materna, no otros productos ni siquiera la f贸rmula. De aqu铆, que 茅sta solo deber铆a suministrarse cuando no queda otra opci贸n, ya sea por necesidad o voluntad materna.
Otros inconvenientes de la leche artificial es que siempre tiene el mismo sabor y composici贸n, mientras que la de la mujer incorpora los sabores de aquello que ella come, habituando al beb茅 a la dieta familiar. La leche materna cambia a lo largo del per铆odo de lactancia (del calostro inicial pasando por la leche de transici贸n hasta la leche madura), en el transcurso de la jornada (con diferencias entre el d铆a y la noche) y en una misma toma (con m谩s o menos lactosa, az煤car, prote铆nas, vitaminas, minerales, agua y grasa), adecu谩ndose a las necesidades del beb茅 (hambre, sue帽o, enfermedad, sed). Imposible encontrar un sustituto igual.
La leche artificial es adem谩s cara e inc贸moda, se tiene que comprar, preparar y administrar en un determinado tiempo, a la vez que para suministrarla hay que contar con varios accesorios, como biberones y tetinas, instrumentos que se tienen que adquirir, de f谩cil contaminaci贸n bacteriana y, hasta hace poco y a煤n algunos actualmente, elaborados con sustancias qu铆micas como el Bisfenol A (BPA) y los ftalatos, con el consiguiente da帽o en la salud infantil. Adem谩s, se pueden dar errores en la preparaci贸n, produciendo una leche o bien demasiado diluida o excesivamente concentrada.
Y, ¿qu茅 opinan los expertos?
Pero, ¿cu谩l es la opini贸n de los m谩ximos expertos en la materia? Y no me refiero a catedr谩ticos, doctores ni personal sanitario, sino aquellos que la consumen diariamente: los beb茅s. La realidad es que casi nadie pregunta a los m谩s peque帽os. A pesar de la gran cantidad de investigaciones cient铆ficas acerca de la lactancia materna, no hay pr谩cticamente ninguna, como se帽ala la m茅dica Ibone Olza en su libro ‘Lactivista’, que recoja la opini贸n de los lactantes.
Uno de los pocos que aborda dicha cuesti贸n es el estudio sobre lactancia prolongada, a cargo de la investigadora Karleen Gribble que realiz贸 en 2007 con 114 ni帽os de Australia. ¿Cu谩les eran sus conclusiones? Las criaturas afirmaban que les gustaba o les encantaba la leche materna y se sent铆an contentas, satisfechas, acogidas, amadas o felices cuando mamaban. Asimismo, consideraban que su sabor era “tan bueno como el chocolate”, “mejor que el helado” o bien como las fresas, el az煤car, los polos, las naranjas o los pl谩tanos. A todos, les encantaba la teta.
Sin embargo, ¿por qu茅 no se pregunta m谩s a las criaturas? Las causas las tenemos que buscar en la sociedad adultoc茅ntrica en la que vivimos, que desde帽a con frecuencia los intereses y las preferencias de las m谩s peque帽os, que a pesar de no poder expresar siempre verbalmente sus predilecciones, esto no quiere decir que no las tengan. As铆 el patriarcado se conjuga con otros sistemas de dominaci贸n hegem贸nicos, imponiendo una determinada visi贸n 煤nica del mundo.
Salvar vidas
Sin querer ser alarmista, creo importante se帽alar los impactos de sustituir sin m谩s la teta por el biber贸n. Hay veces que no hay otra elecci贸n, o que “el bibe” es la opci贸n deseada. Pero, cuando la industria de la leche de f贸rmula apuesta por equiparar un modelo de lactancia con el otro, en busca del m谩ximo beneficio empresarial, los efectos negativos para los beb茅s no se pueden obviar.
¿Qu茅 riesgos afectan a un lactante que no es amamantado o que abandona la lactancia materna antes de tiempo? La Asociaci贸n Espa帽ola de Pediatr铆a enumera las siguientes contingencias: a corto plazo, el primer a帽o de vida, hay m谩s posibilidades de sufrir procesos infecciosos gastrointestinales, respiratorios y urinarios, aumentando, si estas infecciones son graves, hasta diez veces la probabilidad de hospitalizaci贸n. Tambi茅n se帽ala un mayor riesgo de mortalidad postneonatal y muerte s煤bita. A largo plazo, la alimentaci贸n con leche de f贸rmula aumenta el riesgo de padecer dermatitis at贸pica, alergia y asma en criaturas con antecedentes familiares, aumenta las posibilidades de padecer celiaqu铆smo, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus, esclerosis m煤ltiple y c谩ncer en la edad adulta, en el caso de las ni帽as c谩ncer de mama.
Adem谩s, nos han insistido tanto en que el peque帽o cuando m谩s “rellenito” mejor, que esto ha conducido en algunas ocasiones a una sobrealimentaci贸n a trav茅s del “bibe”. Se deja de confiar en la capacidad del beb茅 para autoregularse, para confiar en cantidades anunciadas en etiquetas, en medidores que acaban teniendo a veces una capacidad mayor de la que indican o se llena el vaso presionando para que quepa la m谩xima cantidad, pensando que es lo mejor para la criatura. Hay varios estudios que as铆 lo indican. Un informe del Instituto Nacional de Investigaci贸n para los Alimentos en Italia se帽alaba que los beb茅s, de 0 a 4 meses, alimentados exclusivamente con leche de f贸rmula pod铆an estar ingiriendo una cantidad superior, de hasta el 24% m谩s, de las calor铆as necesarias y recomendadas. Lo que puede fomentar la obesidad en ni帽os y adultos. Otras investigaciones, como la realizada por un equipo estadounidense y publicada enThe Journal of Pediatrics, apuntaban a que los beb茅s alimentados con biber贸n m谩s all谩 de los 12 meses ten铆an hasta un 30% m谩s de posibilidades de padecer obesidad infantil.
Otro tema pol茅mico es la presencia de transg茅nicos en la leche de f贸rmula. En 2011, el grupo de presi贸n de los principales fabricantes y comercializadores de leche de f贸rmula en Australia y Nueva Zelanda, el Infant Nutrition Council, que incluye compa帽铆as como Nestl茅, Nutricia (que pertenece al grupo Danone, con marcas como Almir贸n, Nidina, Nan y Milupa), Heinz y Fonterra, reconocieron que era imposible producir una leche artificial sin transg茅nicos y que la demanda de una leche de f贸rmula libre de Organismos Gen茅ticamente Modificados (OGM) era “inviable y poco realista”. Unas declaraciones que se produjeron despu茅s de queGreenpeace denunciar谩 la presencia de OGM en varios de sus productos. La pregunta est谩 servida: con el biber贸n, ¿sabemos realmente qu茅 les damos a nuestros hijos?
Dar la teta asimismo salva vidas. Lo dice la Organizaci贸n Mundial de la Salud: “Si se empezase a amamantar a cada ni帽o en la primera hora tras su nacimiento, d谩ndole solo leche materna durante los primeros seis meses de vida y siguiendo d谩ndole el pecho hasta los dos a帽os, cada a帽o se salvar铆an unas 800.000 vidas infantiles”. Otras organizaciones como UNICEF apuntan a que dicha pr谩ctica permitir铆a la supervivencia de hasta 1,5 millones de criaturas, y un mejor desarrollo para muchas otras. De aqu铆, que la OMS solo recomiende la toma de leche artificial como cuarta opci贸n, por detr谩s en primer lugar de la leche materna succionada directamente del seno de la madre, en segundo lugar la leche de la mam谩 extra铆da y suministrada al beb茅 y en tercer puesto la leche de otra mujer. Si todas estas opciones no prosperan, 煤nicamente entonces la OMS apuesta por la lactancia artificial. Un dato que a menudo se obvia.
Lactancia feminista y anticapitalista
Sin embargo la lactancia materna no solo es buena para los beb茅s, aunque a menudo no se explicite tanto, las mujeres tambi茅n salen ganando. Lo cuenta laAsociaci贸n Espa帽ola de Pediatr铆a al se帽alar que dar de mamar reduce el riesgo de sufrir hemorragia postparto, fractura espinal y de cadera postmenop谩usica, padecer c谩ncer de ovario o de 煤tero, artritis reumatoide, enfermedadcardiovascular e hipertensi贸n. Adem谩s, gracias a la liberaci贸n de oxitocina, conocida tambi茅n como “la hormona del amor”, dar la teta produce agradables sensaciones que protegen de la depresi贸n postparto, el estr茅s y la ansiedad, favoreciendo el v铆nculo materno-filial.
Un sinf铆n de beneficios que han llevado a la fil贸sofa Ester Mass贸 a reivindicar la lactancia materna como “reclamo y objetivo feminista”, al beneficiar a las mujeres en particular y a las culturas en general. Para Mass贸, la perspectiva feminista va m谩s all谩 de lo que gana la mujer desde un punto de vista estrictamente org谩nico, como apunta en su di谩logo con la activista Maria Llopis, y que es reproducido en el libro de esta 煤ltima ‘Maternidades subversivas’: “A parte de los argumentos fisiol贸gicos, veo feminismo tambi茅n en la reapropiaci贸n del propio cuerpo y sus funcionalidades, sus virtualidades”. Por contra, apunta al patriarcado como responsable de vincular, desde mediados del siglo XX, la teta con “las ataduras femeninas”, la esfera dom茅stica y “una concepci贸n naturalizante y meramente reproductiva de la mujer”.
A parte de feminista, Mass贸 define la teta como “anticapitalista”, en la medida en que se encuentra al margen del mercado: “Dar la teta es gratis, y por tanto un pecado capitalista que sit煤a esta din谩mica fuera de la esfera mercantil (y) monetarizada. Adem谩s, por ende, amamantar requiere tiempo de cuidado exclusivo (durante el cual la mujer no es productiva monetariamente de forma directa, visible) y ausencia de estr茅s, elementos todos ellos cuasi imposibles en la sociedad posindustrial y capitalista”. Mass贸 defiende asimismo el car谩cter subversivo de amamantar: “La lactancia materna se plantea as铆 como ejemplo de pr谩ctica revolucionaria de las relaciones sociales que se enfrentan a la l贸gica del capital, de la institucionalizaci贸n de la educaci贸n y los afectos, de la divisi贸n r铆gida entre lo p煤blico y lo privado-dom茅stico”.
La m茅dico Ibone Olza, en su libro ‘Lactivista’, coincide en el an谩lisis al afirmar que es el capitalismo quien sale ganando con las lactancias que terminan abruptamente. As铆, considera que con el abandono prematuro de la lactancia materna son las empresas privadas las que sacan jugosos beneficios ya que se multiplica la demanda de leche artificial, de antibi贸ticos y medicamentos “para muchas enfermedades cuyo riesgo aumenta con la lactancia artificial”.
Venimos de muy atr谩s
Alguien dir谩 que exageramos, que actualmente dar la teta es lo que se promueve en hospitales, centros m茅dicos, etc. En realidad, y a pesar de los importantes avances en la difusi贸n de la lactancia materna, son muchas las mujeres que se quejan de las dificultades con las que se encuentran al necesitar ayuda, apoyo o asesoramiento, desde reci茅n paridas hasta ya pasados los primeros meses. Al escribir sobre lactancia, he recibido varios comentarios y mensajes en esta direcci贸n: desde mujeres que expresan lo dif铆cil que es iniciar la lactancia tras un parto altamente medicalizado, otras que se han encontrado con enfermeras que instan a dar el biber贸n “o sino la criatura perder谩 peso”, algunas que hablan de pediatras que enseguida recetan leche de f贸rmula como suplemento o aquellas que un d铆a visitaron el m茅dico porque estaban resfriadas y 茅ste les dijo que aprovecharan para dejar de dar la teta. Lo que no quita que haya profesionales que apoyen activamente la lactancia materna.
Venimos de muy atr谩s. El discurso 煤nico sobre las bondades del biber贸n que se empez贸 a generalizar a partir de los a帽os 30 y lleg贸 a su m谩ximo apogeo, en funci贸n del pa铆s, entre la d茅cada de los 60 y 80, con la introducci贸n de la leche artificial cada vez a edades m谩s tempranas, convirti贸 en casi residual la lactancia materna. En Estados Unidos, por ejemplo, en la d茅cada de los 70 solo el 25% de los beb茅s de una semana tomaban el pecho y 煤nicamente el 14% de los que ten铆an entre dos y tres meses. En el Estado espa帽ol, en el mismo per铆odo, en los 70, las madres que amamantaban m谩s all谩 de los seis meses representaban un pobre 14% del total, y diez a帽os m谩s tarde, en los 80, la cifra solamente hab铆a remontado hasta el 19%.
Los cambios sociales en este per铆odo contribuyeron tambi茅n, seg煤n los expertos, al abandono de la lactancia materna: el paso de una estructura familiar amplia, con presencia de mujeres de otras generaciones que pod铆an apoyar en la pr谩ctica lactante, a una familia nuclear; la extensi贸n del parto medicalizado, la falta de intimidad en habitaciones compartidas y la separaci贸n temprana de madre y beb茅; y la incorporaci贸n progresiva de las mujeres al mundo laboral y la dif铆cil conciliaci贸n con la crianza. El pediatra Carlos Gonz谩lez lo deja as铆 de claro en su libro ‘Comer, amar, mamar’: “Hace unos a帽os, en Espa帽a, dar el pecho todav铆a a los tres meses era raro, y darlo sin ayudas de biber贸n casi heroico”.
La din谩mica empez贸 poco a poco a revertirse en algunos pa铆ses industrializados, como Estados Unidos, a partir de la d茅cada de los 70 y en otros, como en el Estado espa帽ol, en los 80. Pero, este incremento se limitaba a las mujeres que daban de mamar a beb茅s de menos de seis meses y a menudo con leche de f贸rmula como alimento complementario. Seg煤n algunos estudios, la mala imagen de la industria de la leche artificial y sus agresivas campa帽as para imponerse en los pa铆ses del Sur podr铆an haber sido el motivo de dicha contra tendencia, aunque las mismas fuentes aseguran la dificultad por identificar estas causas. Otras investigaciones apuntan a la publicaci贸n de informes sobre los beneficios de la lactancia materna, su promoci贸n p煤blica, la divulgaci贸n por parte del personal sanitario y la ampliaci贸n del permiso de maternidad como otros factores.
Aun as铆, y seg煤n indica la OMS, en la actualidad y a nivel mundial solo un 36% de los lactantes menores de seis meses toman leche materna como alimentaci贸n exclusiva. En el Estado espa帽ol, la cifra es incluso inferior: tan solo un 28% de los beb茅s toma 煤nicamente el pecho hasta los seis meses, como aconseja la OMS. A pesar de estar en “remontada”, el da帽o ya est谩 hecho.
La ‘receta’ del biber贸n
La generalizaci贸n del biber贸n, incluyendo tomas pautadas y horarios fijos, fue acompa帽ada a lo largo de los a帽os 70 y 80, por una “receta” m谩s amplia que comprend铆a que los beb茅s ten铆an que dormir solos, dejarlos llorar hasta que se cansaran, darles el chupete y cogerlos poco en brazos para que no se malacostumbraran. Obviamente, no todos aquellos que dieron el biber贸n optaron por este “programa”, pero s铆 que se trataba del “manual de instrucciones” de la 茅poca, aplicado a menudo tambi茅n a aquellos beb茅s que tomaban la teta.
Una “receta” ali帽ada con una buena dosis de mitos acerca de la lactancia materna. Algunos de los cuales a煤n perduran hoy: que si “los pechos peque帽os no tienen leche”, que si “tengo los pezones invertidos no ser谩 posible la lactancia”, que si “mi leche es acuosa y no alimenta”, que si “el beb茅 mama o llora mucho es porque se queda con hambre”, que si “el beb茅 no se acostumbra a una pauta horaria le da帽ar茅 el est贸mago” (esto se lo dijeron a mi madre!), que si “con el sacaleches me saco poca cantidad es que no tengo leche suficiente”, etc茅tera etc茅tera y etc茅tera. Un “mezcla” que ha resultado fat铆dica para menoscabar la confianza de las mujeres en su lactancia.
Ante tanto prejuicio, que no te enga帽en: mam谩, no lo dudes (por tu salud, por su salud, por el cari帽o y el v铆nculo), la teta es la leche.