Las mujeres rurales alimentan al mundo, pero siguen enfrentando barreras para acceder a tierra y crédito
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| Las mujeres que trabajan como asalariadas en la agricultura ganan 82 centavos por cada dólar que reciben los hombres, de acuerdo a un informe reciente de la FAO |
Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales -una cuarta parte de la población mundial- no solo es lo correcto, sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la acción climática. Son ellas las que aseguran la mitad del sustento alimenticio planetario y las que custodian el medio ambiente y la biodiversidad.
Sin embargo, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.
Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.
Bajo el lema “Mujeres rurales en ascenso: construir futuros resilientes con Beijing+30”, este Día Internacional promovido por ONU Mujeres busca visibilizar las desigualdades que aún sufren; reivindicar su participación en la toma de decisiones; exigir sistemas de mayor protección social; y reducir la brecha digital. La conmemoración se alinea con el espíritu de Beijing+30, un plan mundial por la igualdad de género centrado en eliminar la pobreza, lograr justicia climática y garantizar la participación plena de todas las mujeres y niñas en el desarrollo sostenible. Vivan donde vivan.
Más de la mitad de los alimentos que consumimos en el mundo tienen el sello de las mujeres rurales. Según ONU Mujeres, ellas representan más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola. A pesar de ser esenciales para la economía global, a menudo enfrentan desigualdades en el acceso a tierras, a financiación y en la toma de decisiones.
Cada 15 de octubre, el Día Internacional de las Mujeres Rurales recuerda su papel clave en el futuro del campo. En España y en América Latina, emprender sigue siendo una vía para que las mujeres se empoderen en el medio rural: 1 de cada 5 mujeres rurales españolas está emprendiendo.
Inés Luengo es una de esas mujeres rurales emprendedora. Vive en Fariza de Sayago (Zamora) y es la única cabrera que queda en Arribes del Duero, una región muy extensa que abarca las provincias de Zamora y Salamanca situada junto a la frontera portuguesa. Cada mañana ordeña a sus más de 200 cabras, lleva a su hija al autobús escolar y sube al monte con su rebaño. Sus animales son el sustento familiar y también, hacen una labor crucial de limpieza y prevención de incendios en una zona considerada Reserva de la Biosfera.
Muchos la llaman “la última cabrera”; ella reconoce que tiene dudas sobre el futuro de su profesión en España: “No te dan facilidades, la burocracia hace que cada vez sea más difícil dedicarse a esto y si quieres empezar de cero, te tiene que gustar mucho porque es complicado”, lamenta.
Donde sí crece la participación de las mujeres en el sector primario es en América Latina; la única región del mundo donde ha aumentado en los últimos veinte años pese a que sólo reciben el 10% de los créditos, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO).
Miriam Pizarro vive en lo alto de la cordillera de Talahuén, en el norte de Chile y conoce bien una las dificultades que afrontan las mujeres rurales. Allí, donde el clima y el aislamiento hacen que emprender sea un auténtico desafío, consiguió poner en marcha su negocio de producción de quesos orgánicos con el apoyo de Fondo Esperanza, entidad chilena de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA).
Laura Fernández Lord, responsable de Sostenibilidad, Igualdad e Inclusión de la FMBBVA, ha recordado que las emprendedoras a las que atiende la Fundación en América Latina reinvierten el 90% de sus ingresos en educación y bienestar familiar: “Apostar por ellas es invertir en progreso económico y social. La FMBBVA apoya a más de 1,7 millones de mujeres en cinco países de Latinoamérica con créditos que no exigen tener la propiedad de las tierras, con seguros de maternidad y formación gratuita en marketing, liderazgo y habilidades digitales”, señala.
Mujeres rurales en ascenso: construir futuros resilientes con Beijing+30
En este Día Internacional de las Mujeres Rurales, hacemos un llamado a una acción concreta para avanzar en la igualdad, los derechos y el empoderamiento de las mujeres y niñas que viven en entornos rurales. Cada día, ellas alimentan a las comunidades, protegen el medio ambiente y promueven el desarrollo sostenible. Invertir en ellas es tanto un acto de justicia como una garantía para nuestro futuro compartido.
Durante generaciones, las mujeres en zonas rurales han impulsado movimientos colectivos por el cambio, movilizando comunidades, influyendo en políticas y abogando por causas de importancia vital como la justicia climática. Su liderazgo sigue tendiendo puentes entre la acción local y el progreso global, incluso cuando las áreas rurales son las más afectadas por la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria, impactando especialmente a mujeres, jóvenes y pueblos indígenas. Si las tendencias actuales continúan, 351 millones de mujeres y niñas seguirán viviendo en pobreza extrema para 2030.
Frente a estos desafíos, el testimonio de Verene Ntakirutimana, de Ruanda, evidencia cómo el empoderamiento de las mujeres en entornos rurales genera cambios tangibles y duraderos. Con el apoyo del Programa Conjunto sobre el Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales, pasó de la agricultura de subsistencia a dirigir un pequeño y próspero negocio. Su éxito transformó las actitudes comunitarias: desafiando estereotipos, promoviendo la toma de decisiones compartida e inspirando a otras personas a seguir su ejemplo.

Foto: FAO/Claudio Guzmán
El tema de este año, “Mujeres rurales en ascenso”, es tanto un homenaje como un llamado a la acción. Avanzar en sus medios de vida, liderazgo, derechos y resiliencia —como se establece en la Agenda de Acción Beijing+30— es fundamental. Iniciativas como el Año Internacional de las Mujeres Agricultoras en 2026, la Década Interamericana por los Derechos de Todas las Mujeres, Adolescentes y Niñas en Entornos Rurales (2024–2034), así como movimientos comunitarios como Mujeres hacia el Kilimanjaro, ofrecen oportunidades poderosas para visibilizar su trabajo, hacer oír sus voces y reconocer sus derechos.
Cuando las mujeres rurales se empoderan, los campos progresan, las familias prosperan y las sociedades se transforman, impulsando la visión de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
https://www.un.org/es/observances/rural-women-day


