Por Jorge G贸mez Barata
Como resultado de la II Guerra Mundial se derrumb贸 el sistema colonial y se formaron alrededor de cuarenta nuevos estados de orientaci贸n nacionalistas con influencias de la socialdemocracia europea; aunque los m谩s radicales se inclinaron hac铆a la Uni贸n Sovi茅tica que entonces era un factor importante en las relaciones internacionales.
Debido a aquel proceso y al triunfo de la Revoluci贸n Cubana, en los a帽os sesenta, en el Tercer Mundo se cre贸 una situaci贸n internacional favorable a la izquierda. Factores diversos anularon aquella perspectiva.
Entre los elementos pol铆ticos catastr贸ficos en aquella etapa estuvieron el conflicto chino—sovi茅tico que introdujo la divisi贸n y empuj贸 a la izquierda tercermundista a optar por alguna de las potencias del socialismo real y la actitud de la Uni贸n Sovi茅tica que en lugar de aceptar a aquellas vanguardias como eran, trat贸 de atraerlas al marxismo—leninismo o como m铆nimo a definirse como “pa铆ses no capitalistas”,
Tales comportamientos confundieron a l铆deres y movimientos, dividieron vanguardias, crearon problemas internos y facilitaron la obra a las ex potencias coloniales y a los Estados Unidos que, usando sus influencias, asociadas a siglos de sometimiento y sus enormes recursos econ贸micos, trabajaron para atraer hac铆a su 贸rbita a aquellos pa铆ses practicando lo que entonces se llam贸 neocolonialismo.
El Tercer Mundo se convirti贸 en un campo de batalla donde se enfrentaron, m谩s o menos abiertamente los Estados Unidos, las ex metr贸polis europeas, la Uni贸n Sovi茅tica y China. Como resultado de aquellas maniobras la mayor铆a de los j贸venes estados se alejaron de las posiciones socialistas adoptando puntos de vista m谩s o menos liberales.
Actuando como una especie de fiel de la balanza, lideres como Nehru, Nasser, Tito, Che Guevara y Fidel Castro entre otros, impulsaron el no alineamiento. No obstante la presencia de la Revoluci贸n Cubana como factor unitario los da帽os se propagaron tambi茅n por Am茅rica Latina; no obstante, todav铆a en los a帽os setenta Cuba desempe帽贸 un papel relevante en la liberaci贸n de las 煤ltimas colonias africanas, en la lucha por preservar la independencia de Angola, alcanzar la de Namibia y en lucha contra el apartheid
Todav铆a a fines de la d茅cada de los setenta, triunf贸 la Revoluci贸n Sandinista y en los ochenta, los pueblos de Nicaragua, El Salvador y Guatemala lograron resistir la guerra sucia librada contra ellos por las administraciones norteamericanas y obtener dividendos pol铆ticos que se reflejan en la actual configuraci贸n de la vida pol铆tica nacional en algunos de ellos.
Si bien es cierto que mediante aquellos procesos se plantaron simientes, algunas de las cuales florecen actualmente, e importantes tareas hist贸ricas fueron cumplidas exitosamente; tambi茅n lo es que las t谩cticas de entonces son agua pasada y excepto algunos pa铆ses como Venezuela donde la confrontaci贸n con el imperialismo, por razones especificas como es el petr贸leo asumen caracter铆sticas singulares, el movimiento revolucionario en la era global, m谩s que a enfoques doctrinarios, est谩 ligado sobre todo a la lucha por la justicia social, el progreso y el bienestar de los pueblos.
El movimiento desatado en T煤nez, un pa铆s donde el gobierno nacionalista de matriz socialdem贸crata encabezado por Habid Burguiba (presidente vitalicio) apegado a occidente que, no obstante desarroll贸 un fuerte sector p煤blico de la econom铆a y favoreci贸 el progreso nacional y con limitaciones, despleg贸 un ambiente democr谩tico que asegur贸 la gobernabilidad durante 33 a帽os y al que Zine el-Abidine Ben Al铆, puso fin con un golpe de estado.
La rebeli贸n que acaba de expulsar a Ben Al铆 no es de car谩cter ideol贸gico ni expresa una preferencia pol铆tica, no es un revoluci贸n sino un ajuste de cuentas a una p茅sima administraci贸n que, mediante la aplicaci贸n de un neoliberalismo a ultranza y pr谩cticas represivas, conculc贸 los derechos y las conquistas haciendo peligrar el bienestar alcanzado en un pa铆s que asegur贸 a su pueblo indicadores econ贸micos y sociales que lo aproximaban a lo que ellos quer铆an, que es lo mismo que anhelan todos los pueblos: justicia social, progreso y libertad.
Tal vez no se trata ahora de la “libertad” que reclaman los pol铆ticos para promover intereses espurios, hacerse del poder y beneficiarse a costa de las mayor铆as. La libertad que reivindican los tunecinos es la del pueblo a juzgar al gobierno. El pueblo reclama su derecho a ser actor colectivo del proceso pol铆tico.
La de Tunes probablemente pase a la historia como la primera revuelta tercermundista de la era global. No se trata de una facci贸n pol铆tica que manipula al pueblo para alcanzar el poder, sino un pueblo que quiere un poder eficaz, honesto y democr谩tico. Tal vez no como el de Francia, sino mejor que el de Francia. All谩 nos vemos.
Como resultado de la II Guerra Mundial se derrumb贸 el sistema colonial y se formaron alrededor de cuarenta nuevos estados de orientaci贸n nacionalistas con influencias de la socialdemocracia europea; aunque los m谩s radicales se inclinaron hac铆a la Uni贸n Sovi茅tica que entonces era un factor importante en las relaciones internacionales.
Debido a aquel proceso y al triunfo de la Revoluci贸n Cubana, en los a帽os sesenta, en el Tercer Mundo se cre贸 una situaci贸n internacional favorable a la izquierda. Factores diversos anularon aquella perspectiva.
Entre los elementos pol铆ticos catastr贸ficos en aquella etapa estuvieron el conflicto chino—sovi茅tico que introdujo la divisi贸n y empuj贸 a la izquierda tercermundista a optar por alguna de las potencias del socialismo real y la actitud de la Uni贸n Sovi茅tica que en lugar de aceptar a aquellas vanguardias como eran, trat贸 de atraerlas al marxismo—leninismo o como m铆nimo a definirse como “pa铆ses no capitalistas”,
Tales comportamientos confundieron a l铆deres y movimientos, dividieron vanguardias, crearon problemas internos y facilitaron la obra a las ex potencias coloniales y a los Estados Unidos que, usando sus influencias, asociadas a siglos de sometimiento y sus enormes recursos econ贸micos, trabajaron para atraer hac铆a su 贸rbita a aquellos pa铆ses practicando lo que entonces se llam贸 neocolonialismo.
El Tercer Mundo se convirti贸 en un campo de batalla donde se enfrentaron, m谩s o menos abiertamente los Estados Unidos, las ex metr贸polis europeas, la Uni贸n Sovi茅tica y China. Como resultado de aquellas maniobras la mayor铆a de los j贸venes estados se alejaron de las posiciones socialistas adoptando puntos de vista m谩s o menos liberales.
Actuando como una especie de fiel de la balanza, lideres como Nehru, Nasser, Tito, Che Guevara y Fidel Castro entre otros, impulsaron el no alineamiento. No obstante la presencia de la Revoluci贸n Cubana como factor unitario los da帽os se propagaron tambi茅n por Am茅rica Latina; no obstante, todav铆a en los a帽os setenta Cuba desempe帽贸 un papel relevante en la liberaci贸n de las 煤ltimas colonias africanas, en la lucha por preservar la independencia de Angola, alcanzar la de Namibia y en lucha contra el apartheid
Todav铆a a fines de la d茅cada de los setenta, triunf贸 la Revoluci贸n Sandinista y en los ochenta, los pueblos de Nicaragua, El Salvador y Guatemala lograron resistir la guerra sucia librada contra ellos por las administraciones norteamericanas y obtener dividendos pol铆ticos que se reflejan en la actual configuraci贸n de la vida pol铆tica nacional en algunos de ellos.
Si bien es cierto que mediante aquellos procesos se plantaron simientes, algunas de las cuales florecen actualmente, e importantes tareas hist贸ricas fueron cumplidas exitosamente; tambi茅n lo es que las t谩cticas de entonces son agua pasada y excepto algunos pa铆ses como Venezuela donde la confrontaci贸n con el imperialismo, por razones especificas como es el petr贸leo asumen caracter铆sticas singulares, el movimiento revolucionario en la era global, m谩s que a enfoques doctrinarios, est谩 ligado sobre todo a la lucha por la justicia social, el progreso y el bienestar de los pueblos.
El movimiento desatado en T煤nez, un pa铆s donde el gobierno nacionalista de matriz socialdem贸crata encabezado por Habid Burguiba (presidente vitalicio) apegado a occidente que, no obstante desarroll贸 un fuerte sector p煤blico de la econom铆a y favoreci贸 el progreso nacional y con limitaciones, despleg贸 un ambiente democr谩tico que asegur贸 la gobernabilidad durante 33 a帽os y al que Zine el-Abidine Ben Al铆, puso fin con un golpe de estado.
La rebeli贸n que acaba de expulsar a Ben Al铆 no es de car谩cter ideol贸gico ni expresa una preferencia pol铆tica, no es un revoluci贸n sino un ajuste de cuentas a una p茅sima administraci贸n que, mediante la aplicaci贸n de un neoliberalismo a ultranza y pr谩cticas represivas, conculc贸 los derechos y las conquistas haciendo peligrar el bienestar alcanzado en un pa铆s que asegur贸 a su pueblo indicadores econ贸micos y sociales que lo aproximaban a lo que ellos quer铆an, que es lo mismo que anhelan todos los pueblos: justicia social, progreso y libertad.
Tal vez no se trata ahora de la “libertad” que reclaman los pol铆ticos para promover intereses espurios, hacerse del poder y beneficiarse a costa de las mayor铆as. La libertad que reivindican los tunecinos es la del pueblo a juzgar al gobierno. El pueblo reclama su derecho a ser actor colectivo del proceso pol铆tico.
La de Tunes probablemente pase a la historia como la primera revuelta tercermundista de la era global. No se trata de una facci贸n pol铆tica que manipula al pueblo para alcanzar el poder, sino un pueblo que quiere un poder eficaz, honesto y democr谩tico. Tal vez no como el de Francia, sino mejor que el de Francia. All谩 nos vemos.