OPINIÓN Carlos Luna Arvelo A pocos días de cumplirse un año de que Héctor Rodríguez Castro fuera designado, por segunda ocasión, Ministro de Educación, ha transcurrido tiempo más que suficiente para convencernos de que no ha estado a la altura del cargo para el que fue designado. Nadie debería negar la capacidad discursiva del Ministro, pero la verdad es que los tiempos de hoy demandan más que eso para retomar el rumbo perdido de la educación en nuestros días. La evidencia más reciente del fracaso de la gestión de Rodríguez Castro en Salas la tenemos en la reciente jubilación de más de 11.000 trabajadores del Ministerio que después de 25 años al servicio de la educación pública fueron víctimas del fraude por parte del patrono al recibir exiguos montos por concepto de prestaciones sociales. Bien podría alegar el Ministro Rodríguez, con algo de razón, que no fue él quien diseñó la política laboral que desde 2018 se implementa, la cual apunta a la desaparición del salario y por ende ...