Livia Diaz Hay una sensación de final de velorio como cuando ya pasó la reunión después del entierro y todos empiezan a irse a su casa y entras a tu casa y empieza tu reunión con la soledad. Suma a algo así como cuando te dan de alta del hospital y llevas montones de nuevos amigos, admiración y agradecimiento a la casa, por lo vivido y sufrido y por conocer a gente que sin ser nada tuyo te empiezan a preguntar cómo estás o cómo está tu paciente. Con quienes puedes hablar de igual a igual y que de repente aunque no tienen nada para darte te dan aviso, te ayudan a cuidar o echan un ojito. Un sentimiento como de otro mundo desconocido que se esfuma al cruzar la puerta del lugar. Aunque haya sido el hospital o la funeraria. Un instante a solas con esa compasión y con la luz ante tí para seguirle a un nuevo día o noche en que, por lo general, te duermes un ratito y cuando despiertas, sientes que habías estado en una nube o entre algodones. Y en que, por un instante, c...
