OPINI脫N de Ileana Alamilla
La encuesta publicada esta semana por Prensa Libre muestra que el Gobierno tiene su primera prueba superada; sin embargo, no debe confiarse de las percepciones recogidas en este lapso de tiempo, sobre todo porque a pesar de que sali贸 bien calificado hay muchas olas que pueden convertirse en grandes mareas que enturbien de manera peligrosa ese mar de problemas en el cual navega la administraci贸n. La imagen estereotipada del mandatario se empieza a revertir, especialmente por quienes tem铆an al “kaibil, represor y mano dura”.
Su confesa ideolog铆a conservadora de “centro derecha” no le ha impedido tener una visi贸n de pa铆s y un conocimiento del Estado de la que careci贸 el socialdem贸crata que lo antecedi贸. Contra toda previsi贸n prejuiciada, hasta ahora ha habido un respeto a los derechos humanos, seg煤n la percepci贸n ciudadana.
En este barco vamos todos y el capit谩n al mando deber铆a fijar el rumbo, pero, por lo visto, no siempre hay subordinaci贸n. En los ejes definidos como priorizados, hay equipos que efectivamente est谩n cohesionados en torno a los objetivos estrat茅gicos y otros no.
Y siendo un gobierno de derecha, no parece raro que salga mal calificado en la econom铆a, donde la cartera correspondiente se inhibe d贸cilmente ante el “libre mercado”, que fija los precios, siempre en desmedro de los consumidores populares.
A pesar de los proyectos, programas e inversi贸n prometida para combatir el drama de la desnutrici贸n, este aspecto no ha sido valorado por los entrevistados. La gente quiere resultados, no promesas. El descontento con la atenci贸n a la pobreza es natural, por cuanto mucho de este tema se identifica con las transferencias monetarias condicionadas que est谩n pendientes de iniciarse, cuando el Ministerio de Desarrollo Social logre realmente despegar.
Mientras tanto, la ministra de Educaci贸n, a pesar de estar frente a una de las carteras m谩s dif铆ciles, ha logrado avances y cumplir algunas metas. Hay que reconocer tambi茅n al gremio magisterial y a su dirigente, que le han dado una tregua a la licenciada Del 脕guila.
La turbulencia generada en torno al ministro de Salud y su abrupta salida es otro aspecto que debe estar en la mira del equipo de gobierno, pues esta cartera, que es de vital importancia, no ha tenido la atenci贸n privilegiada que requiere, como tampoco la auditor铆a y control sobre los recursos que maneja y la atenci贸n a los pacientes, aspectos centrales de cualquier acto de gobierno. En este aspecto todav铆a queda la duda de la sobrevaloraci贸n de los medicamentos. Un buen mensaje ser铆a la apreciaci贸n del trabajo, que raya en sacrificio, de los m茅dicos que en esas precarias condiciones deben prestar los servicios a los desfavorecidos. Ser铆a muy bueno que los altos funcionarios fueran a darse una vueltecita para evaluar si hospitalizar铆an a alg煤n familiar en esos nosocomios.
Lo m谩s preocupante es el vicio enquistado de la corrupci贸n, los abusos de poder, los negocios apetecidos que el Estado provoca y el pago de favores y facturas. Sobre esto deber铆a versar la pr贸xima evaluaci贸n del Gobierno, para incentivar a que concreten el cambio prometido.
La encuesta publicada esta semana por Prensa Libre muestra que el Gobierno tiene su primera prueba superada; sin embargo, no debe confiarse de las percepciones recogidas en este lapso de tiempo, sobre todo porque a pesar de que sali贸 bien calificado hay muchas olas que pueden convertirse en grandes mareas que enturbien de manera peligrosa ese mar de problemas en el cual navega la administraci贸n. La imagen estereotipada del mandatario se empieza a revertir, especialmente por quienes tem铆an al “kaibil, represor y mano dura”.
Su confesa ideolog铆a conservadora de “centro derecha” no le ha impedido tener una visi贸n de pa铆s y un conocimiento del Estado de la que careci贸 el socialdem贸crata que lo antecedi贸. Contra toda previsi贸n prejuiciada, hasta ahora ha habido un respeto a los derechos humanos, seg煤n la percepci贸n ciudadana.
En este barco vamos todos y el capit谩n al mando deber铆a fijar el rumbo, pero, por lo visto, no siempre hay subordinaci贸n. En los ejes definidos como priorizados, hay equipos que efectivamente est谩n cohesionados en torno a los objetivos estrat茅gicos y otros no.
Y siendo un gobierno de derecha, no parece raro que salga mal calificado en la econom铆a, donde la cartera correspondiente se inhibe d贸cilmente ante el “libre mercado”, que fija los precios, siempre en desmedro de los consumidores populares.
A pesar de los proyectos, programas e inversi贸n prometida para combatir el drama de la desnutrici贸n, este aspecto no ha sido valorado por los entrevistados. La gente quiere resultados, no promesas. El descontento con la atenci贸n a la pobreza es natural, por cuanto mucho de este tema se identifica con las transferencias monetarias condicionadas que est谩n pendientes de iniciarse, cuando el Ministerio de Desarrollo Social logre realmente despegar.
Mientras tanto, la ministra de Educaci贸n, a pesar de estar frente a una de las carteras m谩s dif铆ciles, ha logrado avances y cumplir algunas metas. Hay que reconocer tambi茅n al gremio magisterial y a su dirigente, que le han dado una tregua a la licenciada Del 脕guila.
La turbulencia generada en torno al ministro de Salud y su abrupta salida es otro aspecto que debe estar en la mira del equipo de gobierno, pues esta cartera, que es de vital importancia, no ha tenido la atenci贸n privilegiada que requiere, como tampoco la auditor铆a y control sobre los recursos que maneja y la atenci贸n a los pacientes, aspectos centrales de cualquier acto de gobierno. En este aspecto todav铆a queda la duda de la sobrevaloraci贸n de los medicamentos. Un buen mensaje ser铆a la apreciaci贸n del trabajo, que raya en sacrificio, de los m茅dicos que en esas precarias condiciones deben prestar los servicios a los desfavorecidos. Ser铆a muy bueno que los altos funcionarios fueran a darse una vueltecita para evaluar si hospitalizar铆an a alg煤n familiar en esos nosocomios.
Lo m谩s preocupante es el vicio enquistado de la corrupci贸n, los abusos de poder, los negocios apetecidos que el Estado provoca y el pago de favores y facturas. Sobre esto deber铆a versar la pr贸xima evaluaci贸n del Gobierno, para incentivar a que concreten el cambio prometido.