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Chile: Pobreza y demagogia

OPINI脫N de 脕lvaro Cuadra   

Hemos asistido a una grotesca escena surrealista: el presidente Pi帽era, uno de los hombres m谩s ricos de la regi贸n, ha anunciado a todos los chilenos que la pobreza entre nosotros ha disminuido, mientras uno de sus ministros nos aclara que esto “no es casualidad” sino que se lo debemos a las pol铆ticas p煤blicas implementadas por su gobierno. Como todas las buenas noticias, se trata una verdad a medias, pues si bien los indigentes han disminuido, la pobreza considerada en su totalidad tiende a aumentar. El pa铆s sigue estancado en una desigualdad que vivimos cotidianamente.

La triste realidad que no alcanza a ser opacada por la demagogia del actual gobierno de derechas es que mientras las Isapres y otras grandes empresas sacan sus cuentas en millones de d贸lares, en el parlamento se discute si aumentar o no el sueldo m铆nimo en algunos centavos y se rechaza cualquier medida que fiscalice el lucro en la educaci贸n chilena. La triste realidad es que los trabajadores, hombres y mujeres, pagan con sus bajos salarios el enriquecimiento de una minor铆a que los despoja de toda dignidad.

Habr铆a que replicarle al se帽or ministro que, en efecto, el lamentable estado de cosas actual, no es, en absoluto, una casualidad. Se trata de una pol铆tica discriminatoria y clasista, anclada en una institucionalidad heredada de una dictadura militar y plasmada en la actual constituci贸n. La desigualdad estructural en el Chile de hoy, es parte del dise帽o fraguado en los ochenta y, por tanto, constituye el meollo de cualquier consideraci贸n pol铆tica democr谩tica. 

La actual constituci贸n sancionada por mano militar y que fue redactada entre cuatro paredes usurpa la soberan铆a popular, prolongando el dise帽o dictatorial en una democracia a medias. Cualquiera sea su modalidad, los chilenos debemos darnos un marco jur铆dico e institucional verdaderamente democr谩tico en que se revise todo lo relativo a cuestiones tan sensibles como el sistema binominal, la legislaci贸n tributaria, la gratuidad de la educaci贸n, la salud y la previsi贸n social.

No es aceptable que la mayor铆a de la clase pol铆tica siga administrando un modelo tan injusto para la mayor铆a. No es aceptable que los partidos pol铆ticos sigan desoyendo las protestas protagonizadas por los movimientos sociales. Las demandas ciudadanas reclaman cambios de fondo y no meras medidas cosm茅ticas. Las nuevas generaciones de trabajadores, hombres y mujeres, as铆 como los estudiantes, est谩n planteando el justo anhelo de otro Chile en el que s铆 sea posible desterrar la pobreza.

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