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Causas de las masivas manifestaciones en Brasil

OPINI脫N de Santiago P茅rez, Rio de Janeiro.-

Brasil, la potencia emergente, el pa铆s en el que deposita su mirada el mundo entero, sorprendi贸 a ese mismo mundo con masivas manifestaciones populares que alcanzaron, al menos a 20 ciudades y movilizaron a miles personas.

¿Cu谩les fueron los motivos que impulsaron tan espectaculares protestas? El disparador fue, sin dudas, el aumento en el precio del transporte p煤blico. El costo de un viaje en 脫mnibus o Metro puede alcanzar, dependiendo de la ciudad, hasta 1,60 d贸lares. El inminente incremento en esta ya elevada tarifa fue la gota que rebas贸 el vaso. Estudiantes universitarios, organizados por medio de las redes sociales, fueron los principales organizadores de las concentraciones. La masividad fue sorprendente tanto para los observadores comunes como para las autoridades y referentes pol铆ticos. Nadie esperaba un despliegue de semejante envergadura en un pa铆s que no presenciaba protestas de este tipo desde 1992. Aquel a帽o el movimiento estudiantil llamado “Caras pintadas” tom贸 las calles y luego de d铆as de protestas el entonces Presidente Fernando Collor de Melo abandon贸 el poder mediante un procedimiento de “impeachment”.

Las motivaciones de fondo que llevaron a la gente a las calles son muy amplias. Desde aqu铆 y hasta 2016 Brasil ser谩 sede de los m谩s importantes eventos del deporte mundial. La Copa de las Confederaciones, el Mundial de F煤tbol y los Juegos Ol铆mpicos. El gobierno ha desembolsado inmensas sumas en el acondicionamiento de Estadios, los cuales, en muchos casos, costaron a las arcas p煤blicas mucho m谩s de lo que deber铆an. Los sobreprecios y la corrupci贸n terminaron por elevar los presupuestos. Los gastos efectuados para la organizaci贸n de la Copa del Mundo ya han superado la barrera de los 13.000 millones de d贸lares y a煤n falta mucho por hacer. Por citar un ejemplo particular, el Estadio Maracan茫 hab铆a sido integralmente reformado para los Juegos Panamericanos de 2008, el jugoso presupuesto hab铆a sido aprobado bajo la justificaci贸n de que el escenario quedar铆a listo para el Mundial de 2014. Pero nada de eso sucedi贸. Con el mundial en la mira, el Gobierno Federal desembols贸 500 millones de d贸lares adicionales para demoler las reformas realizadas en 2008 y reconstruir el Maracan茫 una vez m谩s, esta vez s铆, respetando los padrones de la FIFA. Es cierto que el estadio es simplemente espectacular, de lo mejor de lo mejor a nivel mundial. Pero vale la pregunta ¿era necesaria la re-reforma? En las manifestaciones se vieron muchos carteles que sosten铆an que lo 煤nico que respeta los “Padrones Internacionales de la FIFA” en el Brasil de hoy son los Estadios, porque los hospitales, escuelas y otros servicios p煤blicos siguen sin satisfacer adecuadamente las necesidades de la poblaci贸n.

El aumento general del costo de vida es tambi茅n un componente clave en las protestas. Si bien la inflaci贸n en Brasil se mantuvo relativamente baja en los 煤ltimos a帽os (entre el 5 y el 7%), el aumento de los productos de la canasta b谩sica fue marcadamente superior. En los 煤ltimos 12 meses el incremento fue del 22%, el mayor en la 煤ltima d茅cada. Si tenemos en cuenta que durante el mismo per铆odo el salario m铆nimo creci贸 solo un 9%, podremos entender un poco mejor las motivaciones de los manifestantes.

Las protestas fueron a partidarias, no apuntaban ni hacia Dilma Rousseff ni hacia ning煤n pol铆tico en particular. Los reclamos fueron de car谩cter general. El titular de la primera plana del diario paulista “Folha de Sao Paulo” bien lo resumi贸 con un: “Miles salen a las calles contra todo”. Se trata de un fen贸meno m谩s social que pol铆tico, el cual predomina en las grandes ciudades. Una sensaci贸n de malestar general para con la administraci贸n p煤blica, la cual, ya sea por ineficaz o corrupta, no ha sabido atender las necesidades ciudadanas. A pesar de los elevados impuestos, la incapacidad estatal ha terminado por afectar en forma negativa los est谩ndares de vida urbanos.

En medio de la sorpresa, los principales referentes pol铆ticos han limitado sus declaraciones, quiz谩s simplemente porque no tienen respuestas a tan amplias demandas. La Presidenta ha sostenido que est谩 “orgullosa” de los manifestantes y que todo reclamo debe ser escuchado. Su pasado como activista pol铆tica juvenil y luchadora social explican su “tolerancia” para con los movimientos estudiantiles.

Algunos se han arriesgado a comparar estos movimientos con lo sucedido con la “Primavera 脕rabe”. Estas analog铆as no son del todo acertadas. Mientras en Oriente Medio y el Norte de 脕frica los manifestantes persegu铆an el claro objetivo de derrocar a las autoridades, en este caso pareciera que la estabilidad pol铆tica no est谩 comprometida. Los activistas no buscan la ca铆da del gobierno.

Por ahora m谩s interrogantes que certezas en relaci贸n esta nueva y compleja realidad social brasile帽a.



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