La intranquilidad o el evidente malestar de algunos sectores -que adem谩s de recoger hac铆a propios- no puede depositarse en quien resulte como 煤nica opci贸n naturalizada en este caso presidencial, sino en la misma narrativa ideol贸gica naturalizadora, que t谩citamente el propio ex presidente V谩zquez consinti贸. No se trata de objetar sujetos (que en sentido lacaniano siempre se encuentran sujetados por las estructuras) sino la arquitectura pol铆tica e ideol贸gica que imprime la naturalizaci贸n y en consecuencia produce ese tipo particular de liderazgo caudillista e indiscutible, tan opuesto a la tradici贸n e ideales frentistas. Porque resulta solidario con la desmovilizaci贸n y consecuente separaci贸n entre dirigentes y dirigidos, entre decisores vitalicios y pasivos ejecutantes eternizados de las decisiones, que a la vez los afectan. Considero que para poder apoyar entusiasta y comprometidamente cualquier iniciativa, y mucho m谩s si se trata de una opci贸n pol铆tica, resulta indispensable poder participar en la toma de decisiones, cualquiera fuera el car谩cter concreto de –y el acuerdo o desacuerdo que se tenga con- lo decidido. De lo contrario, ¿c贸mo se explicar铆a por ejemplo el dinamismo que mantienen y en ocasiones incrementan los movimientos sociales (incluyendo aqu铆 a los sindicatos) nutridos por miles de frenteamplistas, por oposici贸n a la declinaci贸n de las instancias participativas pol铆ticas de base, como los comit茅s en el caso del FA? Si la pol铆tica dej贸 de enamorar y de conquistar parte del ocio como proyecto de realizaci贸n c铆vica y subjetiva, no es al amor al que hay que problematizar sino a los modos en los que 茅sta se presenta y seduce. La declinaci贸n de los comit茅s de base tambi茅n ha erosionado la independencia dentro del FA, que fue un motor de pluralismo y diversidad. Los grupos y partidos constitutivos, en ausencia o depresi贸n de los comit茅s, ofrecen al menos un cierto 谩mbito de participaci贸n, seg煤n los casos, aunque mucho m谩s ce帽ido a los objetivos partidarios.
La precandidatura de la actual senadora Constanza Moreira constituye, entre otras novedades oxigenantes, una posibilidad cierta de suturar el potencial desgarro al que conduc铆a la “naturalizaci贸n”, aunque no podamos cuantificar las proporciones. Toda intervenci贸n militante en una interna es a la vez un compromiso con el colectivo una vez superada esa instancia de confrontaci贸n. Invita a quienes se sientan interpelados por alguna de las opciones en disputa a involucrarse y participar asumiendo a la vez que las reglas de juego suponen el respeto y acompa帽amiento posterior a la decisi贸n mayoritaria cualquiera sea el resultado. Pero m谩s importante a煤n es el hecho de otorgar una oportunidad de reencuentro militante de ciertas bases heterog茅neas -a煤n indeterminables en magnitud- con la participaci贸n pol铆tica, dejando necesariamente un sedimento organizativo unitariamente plural. O en otros t茅rminos, es tambi茅n una oportunidad de reorganizaci贸n pol铆tica de una proporci贸n militante desencantada de la pol铆tica o eventualmente exilada en los movimientos sociales.
No comparto las perspectivas que acotan la emergencia de esta precandidatura a un nivel cuasi simb贸lico como por ejemplo se infiere del art铆culo de mi amigo Jorge Pasculli en este diario, para quien Constanza “no tiene ninguna posibilidad de ganarle a Tabar茅” o que “pierde por paliza” porque involuntariamente abona la ideolog铆a naturalizadora y unilineal. No tengo ninguna encuesta sobre la mesa y dificulto que la haya en estos momentos. S贸lo me baso en ciertas inferencias deductivas para suponer que esta interna no ser谩 como las anteriores. Ni como la del 2004 entre V谩zquez y Astori cuando las circunstancias obligaban a reforzar un perfil m谩s carism谩tico y sobre todo cuando el FA viv铆a su apogeo militante y participativo. Ni como la del 2009 entre Mujica y Astori (mucho m谩s proporcionada) cuando se dirim铆a la correlaci贸n de fuerzas entre las dos grandes referencialidades ideol贸gicas integrantes, la m谩s reformista y la opci贸n de izquierda, aunque esta 煤ltima no se haya distinguido mayormente en la gesti贸n concreta. La opci贸n de Constanza, si bien reproduce en parte la oposici贸n entre esas referencialidades ideol贸gicas al interior del FA, viene a trazar otra l铆nea divisoria transversal, no contemplada en las precedentes: la de la oposici贸n entre l铆deres y bases, entre dirigentes y dirigidos. Esta opci贸n atraer谩 una buena proporci贸n de j贸venes y de mujeres, de independientes, pero fundamentalmente de bases militantes que no se resignan a acompa帽ar la realidad desde una pantalla televisiva, aunque llegue ahora en alta definici贸n. Menos a煤n luego del obsequio que -por las pr贸ximas d茅cadas- le hiciera el Presidente Mujica a los eternos canales privados, hipotecando el futuro de la distribuci贸n del mensaje y la consecuente pluralidad. Constanza representar谩 la opci贸n de los constantes, o si se prefiere, de los que Bretch calificaba de imprescindibles. ¿Son muchos? No lo s茅, aunque aspiro a que s铆. Pero si fueran muy pocos no s贸lo lo padecer铆a esta alternativa sino toda la izquierda uruguaya y su futuro.
Si apelamos ahora a datos emp铆ricos, la historia electoral uruguaya de este siglo est谩 plagada de s铆ntomas que a煤n no se han decodificado con precisi贸n y por tanto generan desconcierto. El com煤n denominador est谩 marcado por la sorpresa y la incertidumbre. Por haber perdido casi 3 puntos en la 煤ltima presidencial obligando a ir a ballotage y logrado mayor铆as parlamentarias raspando, por haber perdido los dos plebiscitos, intendencias (ganando otra) y por haber motivado una verdadera rebeli贸n electoral de las propias bases en las municipales capitalinas. No es precisamente la disciplina absoluta aquello que caracteriza las conductas electorales uruguayas en general, ni frenteamplistas en particular.
A la vez, ejercitando la autoconciencia cr铆tica, no tengo dudas que mis opiniones –y expl铆citos deseos- est谩n atravesados por afectos e historias en lo que a esta opci贸n refiere. Tengo un gran respeto intelectual y aprecio personal por Constanza. Tambi茅n, sin resignar mi plena independencia, guardo simpat铆a por el PVP tanto como por el viejo PST de aquellos or铆genes del MPP a fines de los a帽os ´80. He dado algunas charlas en locales de esos partidos hace ya muchos a帽os. Debo a帽adir que trab茅 adem谩s una entra帽able amistad con Hugo Cores conoci茅ndolo muy tard铆amente, inclusive despu茅s de que prologara la edici贸n uruguaya de uno de mis libros. Desde entonces y hasta su muerte, me era inconcebible pasar por Montevideo sin tener con 茅l esas largas discusiones sobre la situaci贸n de la izquierda uruguaya generalmente en el bar de 18 de Julio y Trist谩n Narvaja, frente a la universidad y en menor proporci贸n cuando Hugo ven铆a a Bs. As.
Hasta d贸nde esta carga emotiva influye en mis conclusiones es algo que ver茅 con mi analista. Sin embargo, encuentro s贸lidas razones para apoyar con entusiasmo la opci贸n que se abre. Constanza encarna en mucha mayor medida, buena parte del perfil de 11 puntos que gen茅ricamente intent茅 esbozar en el art铆culo que menciono al comienzo. Garantiza laicidad, fidelidad al programa y disciplina sin necesaria obsecuencia o autocensura de su independencia cr铆tica, es mujer y tiene una larga trayectoria en el FA, ha vivido siempre de su salario, integra la clase media uruguaya y prescinde del boato y los gestos suntuosos, posee un s贸lido nivel intelectual, tiene experiencia legislativa y ejecutiva a nivel universitario, ha participado en luchas reivindicativas diversas y pertenece a la fracci贸n etaria que llamo posfundadora, permitiendo de este modo iniciar el deseado recambio generacional. ¿Con ella no se ganar铆a? Lo desconozco, pero esa aserci贸n electoralista se arguy贸 hace 4 a帽os para con Mujica y hoy es el presidente.
El FA tiene la buena costumbre de nombrar sus congresos en homenaje a sus grandes figuras, por oposici贸n a otras tradiciones numerales como la comunista. El pr贸ximo congreso llevar谩 el nombre de Hugo Cores en justo reconocimiento de todo el FA a su enorme trayectoria militante e intelectual.
Ejercitando el realismo m谩gico, si Hugo viviera y asistiera al congreso ¿qu茅 opci贸n cree el lector que el homenajeado apoyar铆a?