Arlt y el Lunfardo. Por lo dicho y para bien valorar su calidad narrativa, -con frecuencia descalificada por escasa lectura- bastar铆a releer el copete de cualquier cap铆tulo de ‘Los siete Locos’, donde en dos o tres l铆neas Arlt ubica situaci贸n, clima y personajes sin repetir una palabra. Y a esa aplicaci贸n natural de su condici贸n period铆stica, a eso mismo 茅l le sumar铆a certeza en cada descripci贸n de sus tipos de Buenos Aires, con su manejo coloquial de las voces lunfardas que por bien asumirlas, sab铆a ubicabarlas con propiedad y sin el rebuscamiento de un reci茅nvenido. En cuanto para 茅l como aconteciera con los en verdad serios conocedores, -con Jos茅 Gobello al frente y toda la Academia Porte帽a del Lunfardo y ya lejos de ser el idioma del delito- el lunfardo dejar铆a de ser una caprichosa recolecci贸n de ‘t茅rminos-acertijos’, y ser en s铆 mismo adem谩s de un recurso, con la inflexi贸n y clima propios al habla coloquial de los argentinos. Que usado con el sobre abundamiento habitual entre los ‘reci茅nvenidos’ al juego suele empobrecer todo con una frase…
Y este rumbo vale recordar el breve libro ‘El Informe de Brodie’ de Jorge Luis Borges, sorpresivamente publicado en 1970 y Arlt hab铆a muerto en 1943, y tard矛amente ‘el gran contradictor’ sentenciar铆a que Roberto Arlt desconoc铆a el ‘lunfardo’, - ‘ese c贸digo entre dos para que no se entere un tercero’- decimos nosotros. Y sin previo aviso y mucho tiempo antes, Arlt le hab铆a respondido a Borges sin nombrarlo con un texto muy extenso que abreviaremos: ‘Last Reason, F茅lix Lima, Fray Mocho y otros influyeron mucho m谩s en nuestro idioma que todos los macaneos filol贸gicos y gramaticales de esa pandilla polvorienta y malhumorada de los Acad茅micos y ratones de biblioteca, que lo 煤nico que hacen es revolver archivos escribir memorias, que nadie se ocupa en leer porque tan aburridas son. Porque este fen贸meno de la ‘lunfard铆a’ nos demuestra hasta la saciedad lo absurdo que es pretender enchalecar en una gram谩tca can贸nica las ideas siempre cambiantes y nuevas de los pueblos’. Eso ya justifica reproducir algunos de su textos: en ‘El juguete rabioso’ su primer libro, dice algunas frases: ‘rajemos, la cana. Es demasiado cerca y la yuta tiene olfato’. ‘Y me hice el que esperaba el bondi’. ‘Sab茅s, lo amur猫 al turco Salom贸n’. ‘Minga de alegr铆as, minga de fuestas; esto ya esgunfia’. Y por ah铆 alguien canta en un patio ‘tengo un bul铆n m谩s shofica que da las once antes de hora, y que yo se lo alquil茅 para que afile ella sola’. Esto bien valdr铆a para acallar no solamente a Borges, m谩s en ‘Los siete locos’ Haffner, el rufi谩n melanc贸lico le dice a Erdosa铆n: ‘el mundo est谩 lleno de turros y de infelices. Entonces me h谩re cafishio. Es una merza de ladrones, que le dicen su sus mujeres 脿 tal fioca no deb茅s saludarlo’ o ‘la yiranta desprecia a la jermu del prost铆bulo’. Y el boticario Ergueta cuando Erdosain le pide dinero le contesta ‘¿Vos te cr茅es que porque yo leo la Biblia soy un otario?’. Y este mismo personaje, Ergueta, en ‘Los lanzallamas’ despacha su serm贸n c茅lebre y resonante: ‘¿Saben a qu茅 vino Jes煤s a la tierra? A salvar a los turros, a los chorros, a los fiocas. El vino porque tuvo l谩stima de toda esa merza que perd铆a su alma entre copet铆n y copet铆n. ¿Saben ustedes quien era el profeta Pablo? Un tira, un perro, como los de Orden Social. Y yo les hablo en este idioma canero porque me gusta como chamuyan los pobres, los humildes, los que yugan. A Jes煤s tambi茅n le daban l谩stima las reas. ¿Qui茅n era Magdalena? Una yiranta, nada m谩s. ¿Pero que importan las palabras, lo que interesa es el contenido, el alma triste de las palabras, reos’. Una categ贸rica impresi贸n que conlleva adem脿s de la expresi贸n de un personaje literario, una clara definici贸n que el escriba impusiera en el texto sobre su propio lenguajes, y al fin lo resumiera sin alargamientos innecesarios, como frecuentes y tentadores.
Roberto Arlt por ser uno de los grandes sigue vigente seg煤n un infaltable referente de nuestra literatura. En verdad y acaso gracias a su `desprolijidad` 茅l se convertir铆a en el gran modernizador de los h谩bitos narrativos y acaso el escritor de ficci贸n m谩s le铆do entre nosotros. Que por ahora, es apenas eso. (Dic, 1013).