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Mientras se 'finlandiza' Ucrania

OPINI脫N de Antonio Hermosa.- El d铆a 21 del pasado mes de noviembre Ucrania y la Uni贸n Europea [UE] deb铆an firmar un acuerdo de asociaci贸n que ven铆a prepar谩ndose desde 2012. Para el pr贸ximo 16 de este mes est谩 prevista la celebraci贸n en Crimea de un refer茅ndum, convocado por el gobierno local, al objeto de independizarse de Ucrania o, en su defecto, de ganar mayor cuota de autonom铆a de la que ya posee. Nadie ajeno a lo sucedido en estos tres largos meses acertar铆a a situar ambos hechos como el principio y el fin (moment谩neo) de un mismo curso de acontecimientos, ni, por ende, a vislumbrar el v铆nculo causal que los une.

El nexo m谩s visible, mas en absoluto el 煤nico, se llama Rusia, raz贸n bastante para explicar por qu茅 a ciertos pa铆ses les sienta tan mal su historia reciente. El acuerdo no se sell贸 porque Putin se opuso, pese a no constituir el primer paso para una integraci贸n futura de Ucrania en la UE ni conllevar un programa de financiaci贸n de la deuda ucraniana que habr铆a situado al prestamista en posici贸n de comprar desde la econom铆a soberan铆a pol铆tica al prestatario. Putin abort贸 la operaci贸n a su modo, esto es, mediante el chantaje forzoso de la rebaja del precio del gas y la concesi贸n de un pr茅stamo de 15.000 millones de d贸lares, medidas ambas que se aprobar铆an con car谩cter inmediato: y que, en efecto, demuestran lo f谩cil que es apoderarse de un d茅bil, o, si lo prefieren, comprar desde la econom铆a soberan铆a pol铆tica –cosa adem谩s innecesaria para Putin, por cuanto la ejerce de continuo.

Por otro lado, el refer茅ndum en pro de la separaci贸n de Crimea es el mismo que la reconduce a la tutela rusa, cosa nada dif铆cil en una regi贸n poblada mayoritariamente por rusos y en la que se habla ruso. El Santa Rita, Rita, Rita… no funciona con Rusia, y ahora ha llegado la hora de recuperar el falso regalo de Nikita Kruschev, que lo hizo, adem谩s, cuando Ucrania era sovi茅tica. Y no funciona porque la Santa Madre Rusia ha ense帽ado a sus peque帽ines, seg煤n afirmara un d铆a uno de sus m谩s voraces hijos, Stalin, que es ruso cuanto antes fuera ruso, aun si se perdi贸 despu茅s: he ah铆 el momento en el que Stalin devino un musulm谩n adelantado.

Se elevaron entonces las protestas contra el ex primer ministro Yanuk贸vich, el esclavo de Putin, a quien 茅ste orden贸 acallarlas con el mismo procedimiento aconsejado a su valido sirio Asad: disparando contra la multitud. La acci贸n produjo el efecto buscado, el pa铆s volvi贸 a la paz de los cementerios contra la que nos advirtiera Montesquieu y el orden ruso imper贸. Pero al amo la sonrisa le dur贸 poco. Las protestas arreciaron, el recuerdo de los muertos infundi贸 vigor a los vivos, la dignidad nacional redact贸 el programa de emanciparse de Putin destronando a su lacayo, la violencia prest贸 su fuerza al ideal y los enfrentamientos, llenos de odio y muerte, se saldaron con la revoluci贸n del Maid谩n, que ha supuesto un completo trastrocamiento del poder pol铆tico… en el que no es oro democr谩tico, ni mucho menos, todo lo que reluce.

Desde entonces, todo se ha sucedido a velocidad de v茅rtigo, abocando a la actual situaci贸n de incertidumbre y descontrol en la que si la anarqu铆a no llega a asomar ser谩 porque antes habr谩 aparecido la guerra. En efecto, hay una divisi贸n estructural de Ucrania en dos mitades similares, una 茅tnica, hist贸rica, econ贸mica y ling眉铆sticamente m谩s pr贸xima a Rusia y otra m谩s diferenciada, nacionalista o pro occidental, a la que se superpone una gen茅rica subdivisi贸n religiosa entre ortodoxos y cat贸licos. Divisi贸n esa que la coyuntura ha enconado al uncirle otras m谩s, que convierten al desgarrado pa铆s en un potencial polvor铆n: entre el nuevo poder y sus partidarios, que no raramente parecen sus enemigos; entre los propios partidarios, en cuyo seno hay europe铆stas vocacionales junto a una poderos铆sima extrema derecha fascista y nacionalista, armada y violenta, que valora el favor occidental s贸lo de manera instrumental, y cuyas relaciones distan de ser amistosas (de ah铆 que no sea oro democr谩tico todo lo que reluce); entre Occidente y Rusia, que han dado respectivamente su apoyo y su condena incondicional al nuevo r茅gimen, entre los cuales proliferan las acusaciones mutuas y cuyo tono crece con los d铆as a un ritmo que ya no permite descartar el enfrentamiento militar.

Si el poder absoluto tiene, seg煤n Mendelssohn, la ventaja de ser coherente, el orgullo de quien lo detenta cuenta adem谩s con la innegable ventaja directa de identificarse con el inter茅s nacional. Si ese tirano es Putin a帽ade otros dos atributos: la cuesti贸n nacional en Rusia es una cuesti贸n militar, en la que el Ej茅rcito, por tanto, siempre tiene ocasi贸n de esgrimir su m煤sculo; y, de otro lado, en relaci贸n con Ucrania, puede gozar del beneficio –al menos temporal– de los efectos sin desplegar la causa; esto es: puede apoderarse de partes del pa铆s sin necesidad de invadir: Crimea nos sirve aqu铆 de ejemplo.

Putin es ya due帽o de Crimea en respuesta a la decisi贸n atolondrada y apresurada de Occidente de reconocer y apoyar al nuevo poder ucraniano, olvidando que se ha constituido mediante un golpe de Estado; o, lo que es igual, ignorando el hecho de que por muy corrupto, ineficaz y pro ruso que fuera el anterior presidente Yanuk贸vich, era sin embargo el presidente leg铆timo; que el procedimiento de impeachment, descrito puntillosamente en la constituci贸n ucraniana, no ha sido seguido; o que el parlamento, si bien tiene el derecho de destituir al gobierno, no tiene en cambio el de formar otro antes de celebradas nuevas elecciones. Desde su altura, Putin puede volver nuevamente a sonre铆r contemplando c贸mo las democracias son putinescas en el exterior, o para ser m谩s exacto, contemplando c贸mo 茅l es dem贸crata en el exterior -su arbitrariedad le impide serlo en el interior-, ya que la suya es una reacci贸n a la occidental. Incluso si presiona Crimea y se la anexa a煤n le quedar铆a legitimidad suficiente como para responder que hace con ella lo que Occidente hizo con Kosovo respecto a Serbia, con el a帽adido favorable de que la poblaci贸n ans铆a mayoritariamente su incorporaci贸n a Rusia.

En el juego de desprop贸sitos al que ha abocado la situaci贸n, y que deslegitima a ambos grandes contendientes por igual –o quiz谩 a煤n m谩s a Occidente que a Rusia, en una de las m谩s imp铆as iron铆as obsequiadas recientemente por la historia, quiz谩 la medida m谩s prudente consista en olvidar el mantra de las sanciones propuesto por Washington, con el que tan bien encubre su potencia, y olvidarse asimismo de las amenazas a fin de negociar. Entre otras razones, porque el denso flujo comercial entre Rusia y la UE se resentir铆a asimismo con la intensificaci贸n de la conflictividad. Es verdad que en este caso la justicia ser铆a sustituida por la utilidad, pero quiz谩 la prudencia invita a ello, dado que una guerra entre las partes terminar铆a siendo nuclear, lo que har铆a innecesario un nuevo Homero que cantara la victoria de una de ellas. Adem谩s, una negociaci贸n de buena fe podr铆a llevar la utilidad cerca de la justicia.

El primer objetivo a conseguir es, creo, la finlandizaci贸n de Ucrania, una neutralidad que le permitir铆a incluso preservar su integridad territorial, lo cual, a su vez, eliminar铆a otra iron铆a de la situaci贸n: que Rusia se quede con una parte sustancial del pa铆s y Europa con una parte sustancial de su deuda. El apoyo de ambos actores a la recuperaci贸n econ贸mica de Ucrania podr铆a ser decisivo, m谩xime si se consigue de esta manera cerrar el paso al FMI, ese monstruo neocon especializado como se sabe en devolver a los pa铆ses en crisis a las cavernas al proyectar su soluci贸n. Asimismo, la colaboraci贸n de ambos actores facilitar铆a, por un lado, lograr el desarme de las poderosas organizaciones armadas de extrema derecha, con sus mini-p煤tines al frente, uno de los mayores peligros para el futuro del pa铆s en todos sus frentes, dado que en circunstancias m谩s pac铆ficas el 煤nico modo que tiene la idea nacional de alimentar los est贸magos y la libertad es eliminando a quienes reclaman el alimento; y, por otro, extinguir a la vez el posible d煤plice foco de guerra civil en Ucrania. Por lo dem谩s, dicha colaboraci贸n ser铆a imposible si Rusia no renunciara, al menos temporalmente, a su idea de incorporar a Ucrania a la uni贸n econ贸mica euroasi谩tica y Occidente a la suya de alargar hasta ella el brazo armado de la OTAN.

Mientras eso llega, lo que vemos ya es desgarrador, y no s贸lo por la real amenaza militar. Aunque habr谩 ocasi贸n de volver a ello m谩s despacio, ya hemos tenido ocasi贸n de asistir a varios espect谩culos aleccionadores, aunque no todos precisamente nuevos. Europa, una vez m谩s, es una ruina internacional sin uni贸n pol铆tica. Pero su espec铆fico flujo comercial con Rusia, de billones de euros, demuestra que la econom铆a sujeta a la pol铆tica tanto cuando se compra como cuando se vende, por lo que el riesgo de separaci贸n entre el inter茅s (nacional) y la justicia (universal) es literalmente infinito. Con esa relaci贸n que ata la acci贸n de uno y otro partners comerciales advertimos algo espiritualmente m谩s cruento todav铆a: hasta ahora hemos visto por qu茅 no hay Europa: ahora vemos por qu茅 no puede haberla. El inter茅s de Alemania, m谩ximo beneficiario comercial, es directamente un inter茅s antieuropeo.

La escisi贸n intraeuropea se completa con la escisi贸n intraoccidental, es decir, entre Europa y Estados Unidos: el ya famoso Fuck the European Union espetado por Victoria Nuland, una especie de ministra de asuntos exteriores para los asuntos europeos y euroasi谩ticos, registrado en una conversaci贸n telef贸nica estrat茅gica con el embajador de EEUU en Ucrania, delata dicha escisi贸n. Pero no es el 煤nico dato: tambi茅n el cambio de t谩ctica promovido por el propio Obama con su llamada a Putin una vez al tanto de las llamadas entre 茅ste y Merkel, apuntan tambi茅n en la misma direcci贸n.

Y llegamos al tercer y 煤ltimo punto, quiz谩 el de mayor gravedad para la comunidad internacional, que afecta al coraz贸n de la pol铆tica imperial estadounidense. La escalada en la tensi贸n con Rusia quiz谩 termine por decantar la prioridad en su estrategia a escala internacional, que ahora no parece muy clara, pero en la que s铆 parece claro que no es posible tener varios frentes abiertos a la vez. ¿China (y con ella la cuesti贸n iran铆) o Rusia? ¿Cu谩l va primero? Desde luego, el empe帽o de ambos pa铆ses en aumentar sus respectivos presupuestos militares no le pone las cosas f谩ciles a Washington, pero ambos est谩n en su derecho, como lo estar铆a Europa si existiera, de defenderse del enemigo com煤n de la Humanidad, es decir, de aquel que ante un conflicto r谩pidamente esgrime su derecho a intervenir porque afecta decisivamente a su seguridad, como acaba de declarar tras la execrable e injusta intervenci贸n rusa en Crimea. Lo malo del Imperio es que sin una fuerza similar contraria a la suya es sordo y ciego; y lo malo del sordo y ciego es que, por mucho que se empe帽e, no llega a tastar que su seguridad es el mayor problema para la seguridad del resto del planeta.

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