OPINI脫N de Ra煤l Wiener, Per煤.- En un art铆culo reciente en su diario favorito, Alan Garc铆a, comenta el nivel del debate que se desarrolla en el Per煤, al que ha contribuido como pocos a hundirlo, por ejemplo con el asunto de la reelecci贸n conyugal, y la crisis de las instituciones que se han mantenido tan paup茅rrimas y alejadas de las mayor铆a como durante su gobierno.
Pero va m谩s all谩 y dice que una ciudadan铆a “cada vez m谩s informada y comunicada” no quiere escuchar sobre “crecimiento” y “justicia social”, los conceptos b谩sicos de su segundo y primer gobierno respectivamente. Se olvida, convenientemente, que alguna vez puso la cifra del 2008 (9.8%) en un cartel para presidir sus reuniones como si eso lo explicara todo, apenas un a帽o antes que el pa铆s cayera hasta casi cero como efecto de la crisis internacional. Ni qu茅 decir de sus discursos justicieros de los 80, que debe creer que fueron los culpables del desastre de la hiperinflaci贸n con recesi贸n.
En fin, lo que ahora est谩 diciendo es que cambiar las instituciones, mejorar la educaci贸n y la justicia, no son tareas inmediatas, y que lo que la gente quiere son obras que les traigan bienestar inmediato. Todo eso lo ha resumido en el concepto de “shock social”, que traduce en muchas obras (decenas de miles), muy r谩pido y sin muchos controles, como las que impuls贸 a partir de 2009, y que han sido materia de la investigaci贸n en la Megacomisi贸n del Congreso.
Culpa, Garc铆a, a los tr谩mites, permisos inexperiencia y politiquer铆a del gobierno de Humala, por haber paralizado al pa铆s. Y entre l铆neas deja claro que sin mejoras institucionales, educativas y justicia confiable, pero con menos tr谩mites y mayor “experiencia”, el pa铆s puede salir adelante si siente que el Estado nos empieza a llenar en茅rgicamente de obra p煤blica.
Es obvio que gran parte de este “nuevo discurso”, viene de una lectura del triunfo de Casta帽eda con la simplista f贸rmula “vuelven las obras”. Su compadre del ego colosal debe creer que todo a lo que los peruanos aspiran en Cajamarca, Puno, Ucayali, San Juan de Lurigancho o cualquier otra parte del pa铆s es a verse rellenados de cemento. Lo cual es una pobr铆sima valoraci贸n de sus niveles de conciencia, se diga lo que se diga sobre “ciudadan铆a informada”.
Como advierte Alberto Vergara, en una interesante nota sobre el “obrismo” de Garc铆a y la pretensi贸n de que este sea un soporte para la democracia, lo que se debe decir en primer lugar es que se trata de una historia vieja, que no conecta necesariamente con la democracia. Despu茅s de todo, en el Per煤, hay suficientes ejemplos de dictadores constructores, como Odr铆a, que coincidieron con 茅pocas de bonanza de los precios internacionales y articularon obras, con represi贸n y corrupci贸n. El Per煤 requiere soluciones mucho m谩s de fondo que las que ofrece el obrismo que quiere medrar en medio del pragmatismo y la desilusi贸n de mucha gente.