OPINI脫N de Pascual Serrano.- Entre todos los cambios y luchas sociales que se est谩n desarrollando en Am茅rica Latina hay uno que en Europa, en el mejor de los casos, se est谩 ignorando y en otros casos se sataniza directamente. Nos referimos a la lucha por la democratizaci贸n de la comunicaci贸n.
Esa democratizaci贸n pasa por la creaci贸n de un marco legal que permita que la libertad de expresi贸n no sea patrimonio de unos pocos, que ponga coto a la manipulaci贸n y la mentira como mecanismo de acci贸n pol铆tica desde los medios de comunicaci贸n y que desarrolle medios y pol铆ticas p煤blicas que garanticen el pluralismo y la diversidad. Todo ello es lo que, desde grandes medios y sectores empresariales y neoliberales, es presentado en Europa como ataques a la libertad de expresi贸n, leyes mordaza, persecuci贸n de la prensa y pol铆ticas de propaganda gubernamental. Llevamos mucho tiempo delegando la informaci贸n en los grandes medios y sus correspondientes empresas y hemos olvidado que democratizar la comunicaci贸n, es decir, devolverla a la ciudadan铆a, es una cuesti贸n de justicia social enmarcada en el derecho humano a la informaci贸n y a la comunicaci贸n. No puede existir democracia si no se garantiza una ciudadan铆a debidamente informada y con la posibilidad de expresarse en los medios. El sistema imperante en el modelo econ贸mico neoliberal, es decir, el mercado, no garantiza ninguno de los dos casos: el derecho ciudadano a informar y el de estar informado. No lo puede garantizar porque en el mercado no hay derechos, solo consumidores con mayor o menor poder seg煤n su capacidad adquisitiva y empresas que ofrecen productos y servicios destinados a generar beneficios econ贸micos.
La confrontaci贸n que se est谩 produciendo en Am茅rica Latina es entre un poder medi谩tico que se escuda en el discurso de la libertad de expresi贸n para defender su libertad de prensa, que a su vez es su oligopolio de prensa, y una ciudadan铆a que presiona a sus gobiernos para reivindique, defienda y garantice el derecho de todos a la comunicaci贸n. Los grupos econ贸micos que manejan en situaci贸n de oligopolio los medios de comunicaci贸n han llegado a calificar de ataque a la libertad de expresi贸n medidas gubernamentales como las de aprobar leyes para que paguen impuestos como cualquier otra empresa o mejorar las condiciones laborales de los periodistas.
En Espa帽a los bancos, las grandes editoriales, las empresas de telefon铆a, Silvio Berlusconi, las familias franquistas y las multinacionales italianas se reparten la propiedad de los medios (“Traficantes de informaci贸n. La historia oculta de los grupos de comunicaci贸n espa帽oles”. Pascual Serrano. Akal, 2012). Las licencias de televisi贸n digital se distribuyeron a los pocos grupos que ya contaban con una licencia anal贸gica, se hizo de una forma tan burda y descarada que los tribunales anularon las adjudicaciones y se suspendieron varios canales que utilizaban una frecuencia otorgada de forma ilegal. El resultado fue una ciudadan铆a sometida a un reducido n煤mero de canales cuando t茅cnicamente podr铆a disfrutar de varios m谩s. Mientras tanto los medios lideraban una campa帽a porque en Venezuela no se renovaba una concesi贸n privada y se utilizada esa licencia para crear una televisi贸n p煤blica cultural.
Un hecho tambi茅n preocupante de la situaci贸n espa帽ola es que las radios y televisiones sin 谩nimo de lucro tienen prohibido facturar m谩s de cincuenta y cien mil euros por a帽o respectivamente, es decir, deben ser marginales por ley.
En Espa帽a hemos tenido que soportar durante m谩s de una d茅cada las mentiras y manipulaciones de de algunos medios sobre los atentados del 11M, incluido el pago a testigos para que falsearan la realidad, sin que ello tuviera ninguna consecuencia legal contra esos medios y periodistas.
Otra an茅cdota que muestra el poder de los medios de comunicaci贸n sobre los gobiernos es que ning煤n gobierno se ha atrevido a impedir los anuncios de prostituci贸n en la prensa escrita a pesar que fue una recomendaci贸n aprobada por todos los grupos parlamentarios del Congreso.
Se hace por tanto necesario abrir el debate sobre la necesaria democratizaci贸n de la comunicaci贸n en nuestro pa铆s. No olvido aquello que me dijo hace una d茅cada un acad茅mico venezolano cuando le preguntaron sobre la ausencia de libertad de expresi贸n en Venezuela: “Efectivamente, no la tenemos, nos la han robado los medios de comunicaci贸n privados”.
Esta tesis es la desarrollada por el autor en su 煤ltimo libro “Medios democr谩ticos. Una revoluci贸n pendiente en la comunicaci贸n” (Akal, 2016).
Esa democratizaci贸n pasa por la creaci贸n de un marco legal que permita que la libertad de expresi贸n no sea patrimonio de unos pocos, que ponga coto a la manipulaci贸n y la mentira como mecanismo de acci贸n pol铆tica desde los medios de comunicaci贸n y que desarrolle medios y pol铆ticas p煤blicas que garanticen el pluralismo y la diversidad. Todo ello es lo que, desde grandes medios y sectores empresariales y neoliberales, es presentado en Europa como ataques a la libertad de expresi贸n, leyes mordaza, persecuci贸n de la prensa y pol铆ticas de propaganda gubernamental. Llevamos mucho tiempo delegando la informaci贸n en los grandes medios y sus correspondientes empresas y hemos olvidado que democratizar la comunicaci贸n, es decir, devolverla a la ciudadan铆a, es una cuesti贸n de justicia social enmarcada en el derecho humano a la informaci贸n y a la comunicaci贸n. No puede existir democracia si no se garantiza una ciudadan铆a debidamente informada y con la posibilidad de expresarse en los medios. El sistema imperante en el modelo econ贸mico neoliberal, es decir, el mercado, no garantiza ninguno de los dos casos: el derecho ciudadano a informar y el de estar informado. No lo puede garantizar porque en el mercado no hay derechos, solo consumidores con mayor o menor poder seg煤n su capacidad adquisitiva y empresas que ofrecen productos y servicios destinados a generar beneficios econ贸micos.
La confrontaci贸n que se est谩 produciendo en Am茅rica Latina es entre un poder medi谩tico que se escuda en el discurso de la libertad de expresi贸n para defender su libertad de prensa, que a su vez es su oligopolio de prensa, y una ciudadan铆a que presiona a sus gobiernos para reivindique, defienda y garantice el derecho de todos a la comunicaci贸n. Los grupos econ贸micos que manejan en situaci贸n de oligopolio los medios de comunicaci贸n han llegado a calificar de ataque a la libertad de expresi贸n medidas gubernamentales como las de aprobar leyes para que paguen impuestos como cualquier otra empresa o mejorar las condiciones laborales de los periodistas.
En Espa帽a los bancos, las grandes editoriales, las empresas de telefon铆a, Silvio Berlusconi, las familias franquistas y las multinacionales italianas se reparten la propiedad de los medios (“Traficantes de informaci贸n. La historia oculta de los grupos de comunicaci贸n espa帽oles”. Pascual Serrano. Akal, 2012). Las licencias de televisi贸n digital se distribuyeron a los pocos grupos que ya contaban con una licencia anal贸gica, se hizo de una forma tan burda y descarada que los tribunales anularon las adjudicaciones y se suspendieron varios canales que utilizaban una frecuencia otorgada de forma ilegal. El resultado fue una ciudadan铆a sometida a un reducido n煤mero de canales cuando t茅cnicamente podr铆a disfrutar de varios m谩s. Mientras tanto los medios lideraban una campa帽a porque en Venezuela no se renovaba una concesi贸n privada y se utilizada esa licencia para crear una televisi贸n p煤blica cultural.
Un hecho tambi茅n preocupante de la situaci贸n espa帽ola es que las radios y televisiones sin 谩nimo de lucro tienen prohibido facturar m谩s de cincuenta y cien mil euros por a帽o respectivamente, es decir, deben ser marginales por ley.
En Espa帽a hemos tenido que soportar durante m谩s de una d茅cada las mentiras y manipulaciones de de algunos medios sobre los atentados del 11M, incluido el pago a testigos para que falsearan la realidad, sin que ello tuviera ninguna consecuencia legal contra esos medios y periodistas.
Otra an茅cdota que muestra el poder de los medios de comunicaci贸n sobre los gobiernos es que ning煤n gobierno se ha atrevido a impedir los anuncios de prostituci贸n en la prensa escrita a pesar que fue una recomendaci贸n aprobada por todos los grupos parlamentarios del Congreso.
Se hace por tanto necesario abrir el debate sobre la necesaria democratizaci贸n de la comunicaci贸n en nuestro pa铆s. No olvido aquello que me dijo hace una d茅cada un acad茅mico venezolano cuando le preguntaron sobre la ausencia de libertad de expresi贸n en Venezuela: “Efectivamente, no la tenemos, nos la han robado los medios de comunicaci贸n privados”.
Esta tesis es la desarrollada por el autor en su 煤ltimo libro “Medios democr谩ticos. Una revoluci贸n pendiente en la comunicaci贸n” (Akal, 2016).
*http://pascualserrano.net/es/noticias/democratizar-los-medios/