OPINI脫N de Carlos Migu茅lez Monroy.- El coaching legitima pr谩cticas empresariales que se aprovechan de la indefensi贸n de los trabajadores en 茅pocas de crisis. As铆 lo sostiene el escritor y periodista Daniel Ruiz Garc铆a, ganador del premio Tusquets de novela por La Gran Ola, con un estilo narrativo que mantiene al lector con un pie en el terreno del llanto y con el otro en el de la risa.
Una de las secuencias m谩s esperp茅nticas muestra a uno de los comerciales de la empresa que acude con su hijo a uno de esos family days utilizados para mejorar el ambiente empresarial, para “confraternizar” y para desarrollar el “sentido de equipo”. La experiencia se convierte en una pesadilla porque todo el mundo va con su esposa y la suya est谩 en casa con una quimioterapia, y su hijo lo deja en rid铆culo por sus pataletas y sus conductas antisociales.
“Uno de sus mantras es la consabida huida de la zona de confort, algo absolutamente neoliberal e individualista”, dice el escritor sevillano cuando se refiere a los gur煤s del coaching, lo que le ha granjeado enemistades y cr铆ticas a diferencia de los aplausos por la novela anterior, donde se met铆a con los pol铆ticos.
Puede resultar contradictorio hablarles de zona de confort a trabajadores que apenas llegan a fin de mes con lo que ganan y con jornadas laborales extenuantes que no dejan ni tiempo ni energ铆a para nada m谩s. S贸lo faltar铆a decirles que tienen que convertirse en emprendedores o en sus propios jefes y decirles que se paguen un m谩ster en una escuela de negocios.
El escritor sevillano se remonta a los a帽os 70 para identificar los comienzos del coaching en Estados Unidos y a los que les atribuye un potente trasfondo religioso. Dice que sus din谩micas se asemejan a “ejercicios de comuni贸n” que provienen de las practicadas por los predicadores anglicanos, con sus m茅todos para librar al pecador de sus pecados, aunque aqu铆 no haya pecado.
Se refiere a sus gur煤s como “chamanes de corbata” que han convertido en best sellers su “pseudo ciencia de pensamiento m谩gico”. Las empresas dedican presupuestos y cursos para empaparse de conceptos como “emprender”, “innovar” y “motivar”.
El mundo empresarial empieza a adue帽arse tambi茅n del mindfulness, otra pr谩ctica convertida en moda. Incluso se ha acu帽ado incluso el t茅rmino mindfulleadership. Los gur煤s del marketing encontraron en el mundo empresarial un terreno f茅rtil para vender una pr谩ctica que consist铆a en aprender a respirar y a meditar para estar m谩s en el aqu铆 y en el ahora.
Nadie puede criticar pr谩cticas que sirvan de base para buscar la felicidad en cada cosa que hacemos, pero produce cierta desconfianza cuando se convierte en instrumento para perpetuar las desigualdades en el mundo laboral. Porque cabe preguntar lo que hay detr谩s del palabro liderazgo, tan com煤n en los pa铆ses de Am茅rica por su cercan铆a al mundo empresarial anglosaj贸n al que pertenece pero ya importado en Europa.
Se repite hasta la saciedad la frase de que “hacen falta l铆deres” y a las escuelas de negocios donde proliferan todo tipo de cursos de coaching y ahora de mindfulleadership les da lo mismo utilizar como ejemplo a Nelson Mandela que a Sun Tz煤 o que a Napole贸n.
Gastan frases del tipo de “el jefe manda y el l铆der convence”, como si s贸lo existiera un problema de formas en el mundo de la empresa y no en el fondo: precariedad e incertidumbre que llenan de miedo los ambientes de trabajo, donde se dicen por lo bajo frases como “en estos tiempos hay que dar gracias por tener trabajo” o “cuida bien tu trabajo porque hace mucho fr铆o all谩 afuera”.
Coincide con el postcapitalismo del que habla Ruiz Garc铆a, y que ejerce una coerci贸n “invisible” sobre trabajadores que asimilan ciertos m茅todos de forma pasiva cuando se han autoconvencido de que “es algo bueno para ellos”.
Estos gur煤s animan a sus feligreses a huir de las personas t贸xicas, pero 茅stas no siempre est谩n en la oficina o en casa. A veces llevan corbata y una sonrisa que disfraza el humo que venden con obviedades y con frases huecas para perpetuar el sistema neoliberal.
Carlos Migu茅lez Monroy
Periodista
Twitter: @cmiguelez
Una de las secuencias m谩s esperp茅nticas muestra a uno de los comerciales de la empresa que acude con su hijo a uno de esos family days utilizados para mejorar el ambiente empresarial, para “confraternizar” y para desarrollar el “sentido de equipo”. La experiencia se convierte en una pesadilla porque todo el mundo va con su esposa y la suya est谩 en casa con una quimioterapia, y su hijo lo deja en rid铆culo por sus pataletas y sus conductas antisociales.
“Uno de sus mantras es la consabida huida de la zona de confort, algo absolutamente neoliberal e individualista”, dice el escritor sevillano cuando se refiere a los gur煤s del coaching, lo que le ha granjeado enemistades y cr铆ticas a diferencia de los aplausos por la novela anterior, donde se met铆a con los pol铆ticos.
Puede resultar contradictorio hablarles de zona de confort a trabajadores que apenas llegan a fin de mes con lo que ganan y con jornadas laborales extenuantes que no dejan ni tiempo ni energ铆a para nada m谩s. S贸lo faltar铆a decirles que tienen que convertirse en emprendedores o en sus propios jefes y decirles que se paguen un m谩ster en una escuela de negocios.
El escritor sevillano se remonta a los a帽os 70 para identificar los comienzos del coaching en Estados Unidos y a los que les atribuye un potente trasfondo religioso. Dice que sus din谩micas se asemejan a “ejercicios de comuni贸n” que provienen de las practicadas por los predicadores anglicanos, con sus m茅todos para librar al pecador de sus pecados, aunque aqu铆 no haya pecado.
Se refiere a sus gur煤s como “chamanes de corbata” que han convertido en best sellers su “pseudo ciencia de pensamiento m谩gico”. Las empresas dedican presupuestos y cursos para empaparse de conceptos como “emprender”, “innovar” y “motivar”.
El mundo empresarial empieza a adue帽arse tambi茅n del mindfulness, otra pr谩ctica convertida en moda. Incluso se ha acu帽ado incluso el t茅rmino mindfulleadership. Los gur煤s del marketing encontraron en el mundo empresarial un terreno f茅rtil para vender una pr谩ctica que consist铆a en aprender a respirar y a meditar para estar m谩s en el aqu铆 y en el ahora.
Nadie puede criticar pr谩cticas que sirvan de base para buscar la felicidad en cada cosa que hacemos, pero produce cierta desconfianza cuando se convierte en instrumento para perpetuar las desigualdades en el mundo laboral. Porque cabe preguntar lo que hay detr谩s del palabro liderazgo, tan com煤n en los pa铆ses de Am茅rica por su cercan铆a al mundo empresarial anglosaj贸n al que pertenece pero ya importado en Europa.
Se repite hasta la saciedad la frase de que “hacen falta l铆deres” y a las escuelas de negocios donde proliferan todo tipo de cursos de coaching y ahora de mindfulleadership les da lo mismo utilizar como ejemplo a Nelson Mandela que a Sun Tz煤 o que a Napole贸n.
Gastan frases del tipo de “el jefe manda y el l铆der convence”, como si s贸lo existiera un problema de formas en el mundo de la empresa y no en el fondo: precariedad e incertidumbre que llenan de miedo los ambientes de trabajo, donde se dicen por lo bajo frases como “en estos tiempos hay que dar gracias por tener trabajo” o “cuida bien tu trabajo porque hace mucho fr铆o all谩 afuera”.
Coincide con el postcapitalismo del que habla Ruiz Garc铆a, y que ejerce una coerci贸n “invisible” sobre trabajadores que asimilan ciertos m茅todos de forma pasiva cuando se han autoconvencido de que “es algo bueno para ellos”.
Estos gur煤s animan a sus feligreses a huir de las personas t贸xicas, pero 茅stas no siempre est谩n en la oficina o en casa. A veces llevan corbata y una sonrisa que disfraza el humo que venden con obviedades y con frases huecas para perpetuar el sistema neoliberal.
Carlos Migu茅lez Monroy
Periodista
Twitter: @cmiguelez