OPINI脫N de Javier Madrazo Lav铆n.- El pr贸ximo 11 de marzo se cumplir谩n tres a帽os de la inscripci贸n de Podemos en el registro de partidos pol铆ticos del Ministerio del Interior. Esta decisi贸n fue un paso necesario para poder concurrir a los comicios europeos que se celebraron el 25 de mayo de 2014. Podemos fue entonces la fuerza revelaci贸n, al obtener cinco esca帽os, que evidenciaron el descontento y la indignaci贸n de una parte importante de la ciudadan铆a con la gesti贸n de la crisis econ贸mica, llevada a cabo por el Gobierno de Mariano Rajoy. Por primera vez desde la transici贸n, el bipartidismo se sinti贸 amenazado y muchas voces empezaron a tomar en serio a un grupo de j贸venes profesores de Universidad, que parec铆an tan unidos como generadores de ilusi贸n.
Hoy, en los d铆as previos a la convocatoria de la Asamblea de Vistalegre II, estos hechos parecen tan lejanos como olvidados. Podemos se ha sumido en una lucha por el control de la formaci贸n , una disputa de egos, celos, traiciones y ambiciones, cuando no ha cumplido tres a帽os de vida. Sus m谩ximos dirigentes son los responsables de una confrontaci贸n que cuestiona su credibilidad y lesiona la confianza de qui茅nes pensaron que Podemos hab铆a llegado a la escena pol铆tica para defender los intereses de las personas m谩s vulnerables y de las clases empobrecidas. Espa帽a necesitaba una alternativa ilusionante y esperanzadora, que liderara con valent铆a y legitimidad la movilizaci贸n social y el activismo institucional.
Lamentablemente, esta expectativa se ha quebrado y en el contexto presente parece poco probable que se recupere, al menos a corto o medio plazo. El enfrentamiento entre Pablo Iglesias e 脥帽igo Errej贸n de lucha por el poder y de car谩cter pol铆tico, ha derivado en un desencuentro personal, que dejar谩 heridas que costar谩 cicatrizar. Las disputas en el seno de Izquierda Unida, que tanto da帽o hicieron a su viabilidad y terminaron por generar un descr茅dito imposible de remontar, parecen un asunto menor comparadas con la virulencia que practican los dirigentes de Podemos. Es obvio que no hemos aprendido nada de los errores cometidos en el 谩mbito de la izquierda, siempre dividida, y olvidamos que la pol铆tica es un instrumento de transformaci贸n social y no una pelea de gallos de corral, que tanto beneficia a la derecha, empe帽ada en reinstaurar el bipartidismo con la complicidad del PSOE.
Podemos est谩 perdiendo un tiempo clave para ocuparse de los problemas reales de la gente, su aut茅ntica raz贸n de ser. Nunca como ahora un movimiento de rebeld铆a y acci贸n ha sido tan importante. Estamos inmersos en cinco crisis globales- econ贸mica, institucional, social, 茅tica y medioambiental- que son cada d铆a m谩s profundas y dejan un mayor n煤mero de v铆ctimas. La automatizaci贸n, la rob贸tica y la inteligencia artificial, s铆mbolos de progreso, no traer谩n consigo, de forma mec谩nica,nuevos puestos de trabajo ni tampoco m谩s bienestar. El Foro Econ贸mico Mundial, que ha reunido en la ciudad suiza de Davos a l铆deres pol铆ticos y empresariales, lo ha dejado bien claro, aunque sus amenazas han pasado inadvertidas para la opini贸n p煤blica. En esta cita se ha constatado que solo la industria 4.0 destruir谩 en un a帽o siete millones de empleos en Europa.
El futuro, por tanto, parece condenado a cronificar el paro, la desigualdad y la feminizaci贸n de la pobreza si no se establecen mecanismos de redistribuci贸n de la riqueza. Por cada cinco puestos de trabajo perdidos para las mujeres 煤nicamente se crear谩 uno para ellas. Este panorama tan desalentador fue puesto sobre la mesa por personas de influencia como los presidentes del BBVA y Banco de Santander, Francisco Gonz谩lez y Ana Bot铆n, respectivamente. El primero de ellos asegur贸 que la digitalizaci贸n implicar谩 menos empleo y afirm贸 que es competencia del sector p煤blico tomar las medidas necesarias para paliar las consecuencias.
No es casualidad que en este marco se impulse desde los poderes pol铆ticos y econ贸micos m谩s conservadores el debate sobre una renta b谩sica universal, entendida,en su caso, como una red m铆nima de seguridad, que contribuya a controlar y a sofocar posibles brotes de conflicto derivados de un cambio dr谩stico en los modos de vida.
En los pr贸ximos veinte a帽os un n煤mero importante de trabajos, cualificados o no, ser谩n reemplazados por m谩quinas y avances de vanguardia, entre ellos el big data, la nanotecnolog铆a o la impresi贸n 3D. Finlandia es ahora mismo un laboratorio de referencia, en el que 2.000 personas recibir谩n durante dos a帽os 560 euros por el hecho de existir. ¿Es 茅sta la soluci贸n ? Evidentemente, no. Es la legitimaci贸n de la dualidad social que niega el derecho a desempe帽ar competencias y habilidades, dos aspectos clave de los que depende nuestra autoestima y dignidad. Por eso, es tan relevante que la izquierda se fortalezca y sume voluntades. Donald Trump se lo est谩 poniendo f谩cil con actuaciones contrarias a los derechos humanos y a la democracia.
Jos茅 Mugica, ex presidente de Uruguay, sostiene, con toda la raz贸n, que “somos derrotados cuando bajamos los brazos”. No es el momento ni de la resignaci贸n ciudadana ni tampoco el de la confrontaci贸n en la izquierda. Divididos no podemos; divididos, perdemos. Gana la derecha y con ella quienes mueven sus hilos y toman las decisiones; esto es, la banca, la patronal y las transnacionales. Las corrientes que integran la formaci贸n morada est谩n en su derecho a discrepar.
Es positivo que debatan y se rebatan, pero si quieren sobrevivir con 茅xito tienen que reconectar con su base social, hacer suyas sus preocupaciones e inquietudes y proponer respuestas alternativas en las instituciones y en la calle. Si no lo logran el Partido Popular y el PSOE tendr谩n tiempo para retomar la iniciativa, marcar la agenda pol铆tica, revalidar el bipartidismo y defender los intereses de los privilegiados frente a los derechos de la poblaci贸n.
Javier Madrazo Lav铆n
Hoy, en los d铆as previos a la convocatoria de la Asamblea de Vistalegre II, estos hechos parecen tan lejanos como olvidados. Podemos se ha sumido en una lucha por el control de la formaci贸n , una disputa de egos, celos, traiciones y ambiciones, cuando no ha cumplido tres a帽os de vida. Sus m谩ximos dirigentes son los responsables de una confrontaci贸n que cuestiona su credibilidad y lesiona la confianza de qui茅nes pensaron que Podemos hab铆a llegado a la escena pol铆tica para defender los intereses de las personas m谩s vulnerables y de las clases empobrecidas. Espa帽a necesitaba una alternativa ilusionante y esperanzadora, que liderara con valent铆a y legitimidad la movilizaci贸n social y el activismo institucional.
Lamentablemente, esta expectativa se ha quebrado y en el contexto presente parece poco probable que se recupere, al menos a corto o medio plazo. El enfrentamiento entre Pablo Iglesias e 脥帽igo Errej贸n de lucha por el poder y de car谩cter pol铆tico, ha derivado en un desencuentro personal, que dejar谩 heridas que costar谩 cicatrizar. Las disputas en el seno de Izquierda Unida, que tanto da帽o hicieron a su viabilidad y terminaron por generar un descr茅dito imposible de remontar, parecen un asunto menor comparadas con la virulencia que practican los dirigentes de Podemos. Es obvio que no hemos aprendido nada de los errores cometidos en el 谩mbito de la izquierda, siempre dividida, y olvidamos que la pol铆tica es un instrumento de transformaci贸n social y no una pelea de gallos de corral, que tanto beneficia a la derecha, empe帽ada en reinstaurar el bipartidismo con la complicidad del PSOE.
Podemos est谩 perdiendo un tiempo clave para ocuparse de los problemas reales de la gente, su aut茅ntica raz贸n de ser. Nunca como ahora un movimiento de rebeld铆a y acci贸n ha sido tan importante. Estamos inmersos en cinco crisis globales- econ贸mica, institucional, social, 茅tica y medioambiental- que son cada d铆a m谩s profundas y dejan un mayor n煤mero de v铆ctimas. La automatizaci贸n, la rob贸tica y la inteligencia artificial, s铆mbolos de progreso, no traer谩n consigo, de forma mec谩nica,nuevos puestos de trabajo ni tampoco m谩s bienestar. El Foro Econ贸mico Mundial, que ha reunido en la ciudad suiza de Davos a l铆deres pol铆ticos y empresariales, lo ha dejado bien claro, aunque sus amenazas han pasado inadvertidas para la opini贸n p煤blica. En esta cita se ha constatado que solo la industria 4.0 destruir谩 en un a帽o siete millones de empleos en Europa.
El futuro, por tanto, parece condenado a cronificar el paro, la desigualdad y la feminizaci贸n de la pobreza si no se establecen mecanismos de redistribuci贸n de la riqueza. Por cada cinco puestos de trabajo perdidos para las mujeres 煤nicamente se crear谩 uno para ellas. Este panorama tan desalentador fue puesto sobre la mesa por personas de influencia como los presidentes del BBVA y Banco de Santander, Francisco Gonz谩lez y Ana Bot铆n, respectivamente. El primero de ellos asegur贸 que la digitalizaci贸n implicar谩 menos empleo y afirm贸 que es competencia del sector p煤blico tomar las medidas necesarias para paliar las consecuencias.
No es casualidad que en este marco se impulse desde los poderes pol铆ticos y econ贸micos m谩s conservadores el debate sobre una renta b谩sica universal, entendida,en su caso, como una red m铆nima de seguridad, que contribuya a controlar y a sofocar posibles brotes de conflicto derivados de un cambio dr谩stico en los modos de vida.
En los pr贸ximos veinte a帽os un n煤mero importante de trabajos, cualificados o no, ser谩n reemplazados por m谩quinas y avances de vanguardia, entre ellos el big data, la nanotecnolog铆a o la impresi贸n 3D. Finlandia es ahora mismo un laboratorio de referencia, en el que 2.000 personas recibir谩n durante dos a帽os 560 euros por el hecho de existir. ¿Es 茅sta la soluci贸n ? Evidentemente, no. Es la legitimaci贸n de la dualidad social que niega el derecho a desempe帽ar competencias y habilidades, dos aspectos clave de los que depende nuestra autoestima y dignidad. Por eso, es tan relevante que la izquierda se fortalezca y sume voluntades. Donald Trump se lo est谩 poniendo f谩cil con actuaciones contrarias a los derechos humanos y a la democracia.
Jos茅 Mugica, ex presidente de Uruguay, sostiene, con toda la raz贸n, que “somos derrotados cuando bajamos los brazos”. No es el momento ni de la resignaci贸n ciudadana ni tampoco el de la confrontaci贸n en la izquierda. Divididos no podemos; divididos, perdemos. Gana la derecha y con ella quienes mueven sus hilos y toman las decisiones; esto es, la banca, la patronal y las transnacionales. Las corrientes que integran la formaci贸n morada est谩n en su derecho a discrepar.
Es positivo que debatan y se rebatan, pero si quieren sobrevivir con 茅xito tienen que reconectar con su base social, hacer suyas sus preocupaciones e inquietudes y proponer respuestas alternativas en las instituciones y en la calle. Si no lo logran el Partido Popular y el PSOE tendr谩n tiempo para retomar la iniciativa, marcar la agenda pol铆tica, revalidar el bipartidismo y defender los intereses de los privilegiados frente a los derechos de la poblaci贸n.
Javier Madrazo Lav铆n