OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Acontecimiento de primera magnitud, el Mobile World Congress, una feria internacional de tecnolog铆a m贸vil que re煤ne a m谩s de 100.000 participantes. Un momento 煤nico para que los usuarios de lo digital, los blogueros, los internautas, los administradores de redes, los tuiteros en todas sus ya diversas manifestaciones, intercambien informaci贸n e ideas, incorporen novedades, reprogramen. De no ser en Barcelona, no me la hubiera perdido. Otra raz贸n para envidiar a los catalanes que siempre montan estos acontecimientos rompedores, mientras aqu铆, en la corte, tenemos ARCO.

El evento atrajo una representaci贸n de las fuerzas e instituciones del Estado en la parte m谩s conflictiva de este, Catalu帽a. El Rey y la virreina o vicepresidenta del gobierno central. Del lado catal谩n, Puigdemont, un descorbatado Junqueras, Forcadell y Colau. Ignoro si en los s茅quitos hab铆a alguien que entendiera realmente de m贸viles. Pero eso es indiferente. No estaban all铆 como usuarios directos de estas tecnolog铆as sino como representantes pol铆ticos. La presencia del jefe del Estado testimonia la gran importancia que la autoridad concede a las llamadas TICs. La de la vicepresidenta del gobierno personificaba el nuevo esp铆ritu de di谩logo, cuyos efluvios llegan a Catalu帽a en forma de interesantes entrevistas que S谩enz de Santamar铆a celebra de vez en cuando con cargos de diversos gobiernos locales y solo ahora medita incluir en tan laudable actividad al gobierno de la Generalitat.
El d铆a anterior, en una cena -esta gente pasa la vida entre cenas, galas y festejos- el rey pidi贸 colaboraci贸n leal entre las administraciones. Hasta ah铆 llega el compromiso del monarca con las aspiraciones de los catalanes que, mientras las cosas no cambien y mucho, son tan s煤bditos suyos como los extreme帽os. Tiene gracia, adem谩s, que estas invocaciones se hagan siempre dirigidas a unas administraciones m谩s que a otras. Felipe VI no se acuerda de la colaboraci贸n entre administraciones cuando habla en Madrid.
Claro, a su lado vigilaba la temible vicepresidenta del gobierno, dispuesta a imponer su forma de di谩logo, consistente en un enunciado seco y negativo: "refer茅ndum, no". Escaso es, por tanto, lo que la parte espa帽ola puede aportar a di谩logo o negociaci贸n algunos. Y tampoco la otra parte, la catalana, parece propensa a la comunicaci贸n en los casi infinitos campos de la actividad humana que no est茅n relacionados con su rotunda posici贸n de "refer茅ndum, s铆". Si son pol铆ticos que van a un acto de tecnolog铆as que no controlan y no hablan de pol铆tica, ¿de qu茅 hablan? De nada, claro. Y de ah铆 esa foto que parece un funeral con gente cariacontecida excepto el payo de segundo plano que parece haber reconocido a un pariente del pueblo. El humor lo pusieron los del Mundo Today avisando de que el Mobile World Congress era un caos porque s贸lo hab铆a un enchufe para cargar el m贸vil.
La realidad era que ese encuentro de reyes, gobernantes, autoridades estaba a la sombra de un acontecimiento que se produc铆a a 600 kil贸metros de all铆: la comparecencia de Francesc Homs ante el Tribunal Supremo, acusado de desobediencia y prevaricaci贸n por la convocatoria del 9N. Un hecho tan ins贸lito que llev贸 a Homs a decir que, si hay sentencia por el 9N ser谩 "el fin del Estado espa帽ol". Era el titular de El Pa铆s. Al ver en la cr贸nica, sin embargo, que Homs hablaba del "fin del Estado de derecho en Espa帽a", Palinuro public贸 un post, Por la tremenda, entendiendo que El Pa铆s manipulaba la informaci贸n. Y no era as铆, Homs habl贸 del "fin del Estado espa帽ol". Procede, pues, disculparse ante el peri贸dico.
Los juicios por el 9N son un aut茅ntico disparate. Para refutar el argumento de que se trata de juicios pol铆ticos se se帽ala que la acusaci贸n es desobediencia, no por razones pol铆ticas o ideol贸gicas, porque los acusados sean independentistas. Pero desobediencia ¿a qui茅n? Al Tribunal Constitucional y a su prohibici贸n de adoptar medidas independentistas. Lo que se proh铆be es el independentismo. Es un intento de disimulo rid铆culo: se judicializa un proceso pol铆tico pero luego se utiliza pol铆ticamente a los jueces.
En esas condiciones de di谩logo efectivamente bloqueado, procesos abiertos, otros por abrir, quiz谩 docenas, cientos, si entran en danza las autoridades municipales, y con una hoja de ruta que fija un refer茅ndum en menos de siete meses, no est谩n los 谩nimos para muchas celebraciones, como puede verse en la foto del Congreso Mundial de M贸viles.
El evento atrajo una representaci贸n de las fuerzas e instituciones del Estado en la parte m谩s conflictiva de este, Catalu帽a. El Rey y la virreina o vicepresidenta del gobierno central. Del lado catal谩n, Puigdemont, un descorbatado Junqueras, Forcadell y Colau. Ignoro si en los s茅quitos hab铆a alguien que entendiera realmente de m贸viles. Pero eso es indiferente. No estaban all铆 como usuarios directos de estas tecnolog铆as sino como representantes pol铆ticos. La presencia del jefe del Estado testimonia la gran importancia que la autoridad concede a las llamadas TICs. La de la vicepresidenta del gobierno personificaba el nuevo esp铆ritu de di谩logo, cuyos efluvios llegan a Catalu帽a en forma de interesantes entrevistas que S谩enz de Santamar铆a celebra de vez en cuando con cargos de diversos gobiernos locales y solo ahora medita incluir en tan laudable actividad al gobierno de la Generalitat.
El d铆a anterior, en una cena -esta gente pasa la vida entre cenas, galas y festejos- el rey pidi贸 colaboraci贸n leal entre las administraciones. Hasta ah铆 llega el compromiso del monarca con las aspiraciones de los catalanes que, mientras las cosas no cambien y mucho, son tan s煤bditos suyos como los extreme帽os. Tiene gracia, adem谩s, que estas invocaciones se hagan siempre dirigidas a unas administraciones m谩s que a otras. Felipe VI no se acuerda de la colaboraci贸n entre administraciones cuando habla en Madrid.
Claro, a su lado vigilaba la temible vicepresidenta del gobierno, dispuesta a imponer su forma de di谩logo, consistente en un enunciado seco y negativo: "refer茅ndum, no". Escaso es, por tanto, lo que la parte espa帽ola puede aportar a di谩logo o negociaci贸n algunos. Y tampoco la otra parte, la catalana, parece propensa a la comunicaci贸n en los casi infinitos campos de la actividad humana que no est茅n relacionados con su rotunda posici贸n de "refer茅ndum, s铆". Si son pol铆ticos que van a un acto de tecnolog铆as que no controlan y no hablan de pol铆tica, ¿de qu茅 hablan? De nada, claro. Y de ah铆 esa foto que parece un funeral con gente cariacontecida excepto el payo de segundo plano que parece haber reconocido a un pariente del pueblo. El humor lo pusieron los del Mundo Today avisando de que el Mobile World Congress era un caos porque s贸lo hab铆a un enchufe para cargar el m贸vil.
La realidad era que ese encuentro de reyes, gobernantes, autoridades estaba a la sombra de un acontecimiento que se produc铆a a 600 kil贸metros de all铆: la comparecencia de Francesc Homs ante el Tribunal Supremo, acusado de desobediencia y prevaricaci贸n por la convocatoria del 9N. Un hecho tan ins贸lito que llev贸 a Homs a decir que, si hay sentencia por el 9N ser谩 "el fin del Estado espa帽ol". Era el titular de El Pa铆s. Al ver en la cr贸nica, sin embargo, que Homs hablaba del "fin del Estado de derecho en Espa帽a", Palinuro public贸 un post, Por la tremenda, entendiendo que El Pa铆s manipulaba la informaci贸n. Y no era as铆, Homs habl贸 del "fin del Estado espa帽ol". Procede, pues, disculparse ante el peri贸dico.
Los juicios por el 9N son un aut茅ntico disparate. Para refutar el argumento de que se trata de juicios pol铆ticos se se帽ala que la acusaci贸n es desobediencia, no por razones pol铆ticas o ideol贸gicas, porque los acusados sean independentistas. Pero desobediencia ¿a qui茅n? Al Tribunal Constitucional y a su prohibici贸n de adoptar medidas independentistas. Lo que se proh铆be es el independentismo. Es un intento de disimulo rid铆culo: se judicializa un proceso pol铆tico pero luego se utiliza pol铆ticamente a los jueces.
En esas condiciones de di谩logo efectivamente bloqueado, procesos abiertos, otros por abrir, quiz谩 docenas, cientos, si entran en danza las autoridades municipales, y con una hoja de ruta que fija un refer茅ndum en menos de siete meses, no est谩n los 谩nimos para muchas celebraciones, como puede verse en la foto del Congreso Mundial de M贸viles.