OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- En todo conflicto, controversia, batalla, hay momentos altos y bajos y los segundos son aprovechados por el adversario para imponerse. Las portadas de la prensa con motivo de los arrepentimientos de los dos Jordis y Forn son como peanes de victoria mostrando en cadenas a los vencidos. Los l铆deres del "proc茅s" presos se retractan y aceptan la ley trompetea El Pa铆s en primera. El editorial ya va m谩s a fondo y tira exclusivamente contra el presidente Puigdemont (Esperpento catal谩n). Acierta. 脡l y Junqueras son los objetivos por derribar. Son los dos l铆deres pol铆ticos de este movimiento social. El uno est谩 en la c谩rcel; el otro, en libertad en el extranjero con mucho margen de acci贸n. Y los dos, como de com煤n acuerdo, piensan que hay que aguantar. Es el esp铆ritu del art铆culo de Puigdemont que hoy publica Politico.Eu, un semanario muy le铆do en Europa y Am茅rica, titulado Catalu帽a no ser谩 acallada Gracias, Serri). El pie del art铆culo aclara que Puigdemont es expresidente del gobierno catal谩n, que est谩 acusado de sedici贸n y rebeli贸n en Espa帽a y actualmente reside en B茅lgica. Uno en la c谩rcel y otro en el exilio y as铆 parece que van a seguir durante un tiempo. Porque si los seres humanos somos en el tiempo, seg煤n el fil贸sofo, arrebat谩rselo a alguien es el peor de los castigos, es privarle de una parte de su vida. Ante la eventualidad, los 谩nimos difieren. Hay quien prefiere evitar el castigo y quien, como Mandela, lo arrostra m谩s de veinte a帽os. Ese ser en el tiempo vive muchos estados de 谩nimo.

¿Qu茅 decir de las bajas? Que somos humanos, somos en el tiempo, tenemos derecho a vivir y cada cual afronta estos momentos a su modo. Lo cual es absolutamente comprensible y en modo alguno vituperable. No lo es si esas supuestas retractaciones y reniegos son sinceras y no lo ser铆an si fuesen insinceras. Es el tribunal el que carga aqu铆 con la responsabilidad de juzgar a la gente por sus convicciones cuando exige retractaci贸n p煤blica. E pur...
La experiencia de ver a los l铆deres humillados en las horcas caudinas solivianta los 谩nimos de mucha gente que los ha seguido. He visto alguna pieza enfurecida. Es comprensible. Y muy de tener en cuenta la advertencia de que abandonar la hoja de ruta ser铆a una canallada y un fraude 茅pico para millones de personas que se pusieron en marcha con un objetivo compartido, aguantaron la violencia represiva del Estado y reiteraron su voluntad pac铆ficamente el 21D, tras haber aplaudido la declaraci贸n de independencia que trajo el 155 y la situaci贸n, esa s铆, esperp茅ntica de un Estado de derecho en perpetuo estado de excepci贸n.
Solo dos observaciones encadenadas: a) no es posible juicio moral alguno sobre los actos de los procesados. Cada cual aguanta hasta donde puede. Obligarlos adem谩s a mantener una doble actividad pol铆tica y judicial quiz谩 no sea lo m谩s adecuado, ni siquiera desde el punto de vista operativo. Los tres procesados por una parte y Forcadell por la otra tienen derecho a pedir el relevo para hacer frente a sus asuntos judiciales.
Y es l贸gico que lo tengan por la segunda obervaci贸n: b) cierto, la acci贸n colectiva popular tiene el efecto de un proceso constituyente de ra铆z popular, revolucionaria. Necesita una direcci贸n. La tiene y muy simb贸lica en las personas de los dos l铆deres, uno en prisi贸n y el otro en el exilio. Y en este orden simb贸lico debe mencionarse una tercera figura, Artur Mas, cuya autoridad no ha dejado de crecer en el seno del movimiento independentista, en proporci贸n a la furia vengativa del Estado contra 茅l quien, no contento con procesarlo por la v铆a penal, ha movido al Tribunal de Cuentas a que le embargue su vivienda. Una medida ruin que convierte en v铆ctima no solo a Mas sino a sus descendientes.
El Estado a veces acierta. As铆 como El Pa铆s se帽ala a Puigdemont como el enemigo p煤blico n潞 1 de la democracia, el gobierno lo hace con Mas. Y no sin raz贸n: Mas fue el responsable del primer refer茅ndum, el del 9N, con el que se daba continuidad y se resum铆a la serie de referendums que hab铆an ido celebr谩ndose en distintos municipios catalanes desde 2009, generalmente impulsados por la CUP. Por eso quieren buscarle la ruina. Y 茅l contin煤a.
Cuando un movimiento social tiene un apoyo pol铆tico transversal, desde la burgues铆a neoliberal hasta los antisistema, pasando por varias muestras de la izquierda m谩s socialdem贸crata; cuando integra una acci贸n colectiva social muy extendida y coordinada; cuando tiene un relato n铆tido, pac铆fico y democr谩tico, cuenta con l铆deres firmes y una atenci贸n internacional creciente, entonces, lo que suceda entre estos puntales de espacio y tiempo, es secundario. Las personas son reemplazables y, si hubo miles de voluntarios para organizar el refer茅ndum del 1潞 de octubre, tambi茅n los habr谩 para cubrir los cargos o plazas que queden vacantes por la raz贸n que sea.
Todas las personas son reemplazables, hasta los l铆deres. Cosa que estos entender谩n si llegan a la conclusi贸n de que su presencia (incluso a distancia o entre rejas) es perjudicial al movimiento. Pero ser谩 una conclusi贸n que alcancen ellos, no la que diga El pa铆s con su habitual agresividad. Y, de momento, no se vislumbra raz贸n alguna para que lo hagan.
Con lo que sigue rigiendo el apotegma reciente de Mas: "primero, la patria (Catalunya); despu茅s, el partido; y luego, la persona". Un hombre que hace lo que dice.
Va a ser dif铆cil elegir un presidente de la Rep煤blica Catalana cuando toque.
¿Qu茅 decir de las bajas? Que somos humanos, somos en el tiempo, tenemos derecho a vivir y cada cual afronta estos momentos a su modo. Lo cual es absolutamente comprensible y en modo alguno vituperable. No lo es si esas supuestas retractaciones y reniegos son sinceras y no lo ser铆an si fuesen insinceras. Es el tribunal el que carga aqu铆 con la responsabilidad de juzgar a la gente por sus convicciones cuando exige retractaci贸n p煤blica. E pur...
La experiencia de ver a los l铆deres humillados en las horcas caudinas solivianta los 谩nimos de mucha gente que los ha seguido. He visto alguna pieza enfurecida. Es comprensible. Y muy de tener en cuenta la advertencia de que abandonar la hoja de ruta ser铆a una canallada y un fraude 茅pico para millones de personas que se pusieron en marcha con un objetivo compartido, aguantaron la violencia represiva del Estado y reiteraron su voluntad pac铆ficamente el 21D, tras haber aplaudido la declaraci贸n de independencia que trajo el 155 y la situaci贸n, esa s铆, esperp茅ntica de un Estado de derecho en perpetuo estado de excepci贸n.
Solo dos observaciones encadenadas: a) no es posible juicio moral alguno sobre los actos de los procesados. Cada cual aguanta hasta donde puede. Obligarlos adem谩s a mantener una doble actividad pol铆tica y judicial quiz谩 no sea lo m谩s adecuado, ni siquiera desde el punto de vista operativo. Los tres procesados por una parte y Forcadell por la otra tienen derecho a pedir el relevo para hacer frente a sus asuntos judiciales.
Y es l贸gico que lo tengan por la segunda obervaci贸n: b) cierto, la acci贸n colectiva popular tiene el efecto de un proceso constituyente de ra铆z popular, revolucionaria. Necesita una direcci贸n. La tiene y muy simb贸lica en las personas de los dos l铆deres, uno en prisi贸n y el otro en el exilio. Y en este orden simb贸lico debe mencionarse una tercera figura, Artur Mas, cuya autoridad no ha dejado de crecer en el seno del movimiento independentista, en proporci贸n a la furia vengativa del Estado contra 茅l quien, no contento con procesarlo por la v铆a penal, ha movido al Tribunal de Cuentas a que le embargue su vivienda. Una medida ruin que convierte en v铆ctima no solo a Mas sino a sus descendientes.
El Estado a veces acierta. As铆 como El Pa铆s se帽ala a Puigdemont como el enemigo p煤blico n潞 1 de la democracia, el gobierno lo hace con Mas. Y no sin raz贸n: Mas fue el responsable del primer refer茅ndum, el del 9N, con el que se daba continuidad y se resum铆a la serie de referendums que hab铆an ido celebr谩ndose en distintos municipios catalanes desde 2009, generalmente impulsados por la CUP. Por eso quieren buscarle la ruina. Y 茅l contin煤a.
Cuando un movimiento social tiene un apoyo pol铆tico transversal, desde la burgues铆a neoliberal hasta los antisistema, pasando por varias muestras de la izquierda m谩s socialdem贸crata; cuando integra una acci贸n colectiva social muy extendida y coordinada; cuando tiene un relato n铆tido, pac铆fico y democr谩tico, cuenta con l铆deres firmes y una atenci贸n internacional creciente, entonces, lo que suceda entre estos puntales de espacio y tiempo, es secundario. Las personas son reemplazables y, si hubo miles de voluntarios para organizar el refer茅ndum del 1潞 de octubre, tambi茅n los habr谩 para cubrir los cargos o plazas que queden vacantes por la raz贸n que sea.
Todas las personas son reemplazables, hasta los l铆deres. Cosa que estos entender谩n si llegan a la conclusi贸n de que su presencia (incluso a distancia o entre rejas) es perjudicial al movimiento. Pero ser谩 una conclusi贸n que alcancen ellos, no la que diga El pa铆s con su habitual agresividad. Y, de momento, no se vislumbra raz贸n alguna para que lo hagan.
Con lo que sigue rigiendo el apotegma reciente de Mas: "primero, la patria (Catalunya); despu茅s, el partido; y luego, la persona". Un hombre que hace lo que dice.
Va a ser dif铆cil elegir un presidente de la Rep煤blica Catalana cuando toque.