Ir al contenido principal

Combatir la pobreza antes que a los pobres

OPINI脫N de Esther Vivas.- No es lo mismo la pobreza que ser pobre. Todos los partidos afirman querer acabar con la pobreza, incluso aquellos que con sus pol铆ticas la promueven. Decirlo da r茅dito electoral. Los pobres, en cambio, molestan. Cuando con el inicio de la crisis aumentaron las personas que buscaban comida en los contenedores de la basura, el Ayuntamiento de Girona, por cierto presidido entonces por Carles Puigdemont, decidi贸 cerrar con candado buena parte de los contenedores donde los supermercados tiraban las sobras. La raz贸n era que daba mala imagen que la gente buscara alimentos entre los desechos. El problema para algunos no es la pobreza sino los pobres.

Las personas sin techo son el testimonio m谩s duro, y visible, de esta pobreza creciente, que a menudo se vive de puertas adentro, en silencio y con el 煤nico apoyo de la familia. Abuelos que acaban pagando el piso, la comida y la ropa de hijos y nietos. Las criaturas son las que m谩s sufren las consecuencias. Una criatura que crece pobre tiene pocas posibilidades de salir adelante. Seg煤n los estudios, un 80% de los peque帽os que hoy son pobres lo seguir谩n siendo de adultos. Cada vez m谩s, se nace pobre y se muere pobre.

En la acampada de personas sin hogar de plaza Catalunya, que se autodenomina Acampada x Derechos, los afectados hablan con voz propia. Son los invisibles, a quienes se acusa de ser pobres porque quieren, de no tener inter茅s en trabajar… Personas golpeadas no solo por la pobreza sino por los prejuicios. Son los “nadie”, que dir铆a el poeta Eduardo Galeano. En ciudades de Brasil, las personas sin hogar hace a帽os que se organizan en movimientos sociales propios. En Francia, en los 90 surgi贸 un movimiento similar. Veremos aqu铆, qu茅 pasa.

Para aquellos que viven en la calle, recuperar la dignidad y la autonom铆a, ante un sistema que les expulsa es fundamental. Como ha demostrado la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, o tantos otros movimientos de base, la lucha es el mejor ant铆doto contra el des谩nimo, el estigma y la verg眉enza.

A menudo se piensa que hay recetas m谩gicas para acabar con el ‘sinhogarismo’, pero no es as铆. Claro que se puede hacer m谩s para paliar la situaci贸n de los que viven en la calle, en particular desde la Administraci贸n, pero mientras no se aborden las causas pol铆ticas que lo provocan todo lo que se har谩 ser谩 poner tiritas.

Las personas sin hogar no son culpables de un fracaso personal sino que son v铆ctimas de un fracaso pol铆tico e institucional, donde la mayor parte de los que gobiernan han renunciado a defender los derechos fundamentales de las personas en beneficio de los grandes intereses privados. La precariedad laboral, la falta de vivienda accesible y de ingresos… son terreno f茅rtil para que aumente la vulnerabilidad y el n煤mero de personas sin hogar. Tener trabajo hoy, con salarios que a veces no llegan ni a 500 euros, no es garant铆a de una vida digna, tener casa y llegar a fin de mes. La l铆nea entre la pobreza y la exclusi贸n social es cada d铆a m谩s estrecha. No se trata de acabar con los pobres, como algunos quisieran, sino de acabar con la pobreza.

ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible