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Kumi Naidoo: Mientras los muertos de Raqqa son enterrados en fosas comunes, la coalici贸n liderada por Estados Unidos entierra la cabeza en la arena

"Este mes fui a Raqqa; era la primera vez que visitaba Siria, en medio de uno de los conflictos m谩s sangrientos desde hace d茅cadas. Esta semana he sido testigo directo de la destrucci贸n causada por el incesante bombardeo de la coalici贸n liderada por Estados Unidos durante una batalla de cuatro meses que termin贸 hace un a帽o. Todav铆a hoy, sus habitantes contin煤an rescatando cad谩veres de los escombros y el hedor de la muerte inunda el aire."

Kumi Naidoo.- Caminando por el lugar, vi bloques enteros de viviendas arrasados por los ataques a茅reos y de artiller铆a lanzados por la coalici贸n para expulsar de la zona al grupo armado autodenominado Estado Isl谩mico. Fuerzas militares de Estados Unidos, Reino Unido y Francia llevaron a cabo miles de ataques a茅reos para apoyar a las Fuerzas Democr谩ticas Sirias sobre el terreno, lideradas por kurdos. Autoridades militares estadounidenses alardearon de haber lanzado 30.000 proyectiles sobre la ciudad: el mayor ataque de artiller铆a lanzado por un batall贸n estadounidense desde la guerra de Vietnam.




Es dif铆cil describir el aspecto tan l煤gubre y fantasmal de algunas partes de la ciudad. La ciudad vieja, en el centro de Raqqa, hoy es una carcasa de edificios bombardeados. Los bloques de pisos han quedado reducidos a escombros; muchos parecen pasteles de capas desmoronados. Las escuelas tienen dificultades para volver a abrir sus puertas. Ni帽os de corta edad juegan con los restos de la guerra, mientras otros escarban entre los escombros en busca de chatarra para contribuir al sustento de sus familias.




Imaginen una ciudad como Pittsburgh destruida en un 80%, con una poblaci贸n desplazada que regresa poco a poco. No es la imagen de la “liberaci贸n” que promueve la coalici贸n liderada por Estados Unidos. Y no es de extra帽ar: no quieren que el mundo sepa lo poco que est谩 haciendo para ayudar a los habitantes a volver a sus casas en la ciudad m谩s destrozada de la 茅poca actual. Es escandaloso que la coalici贸n haya permitido salir de Raqqa a los combatientes del Estado Isl谩mico, con sus familias y su armamento pesado, y en cambio no haya tenido la misma consideraci贸n para proteger a civiles inocentes.

Unas 30.000 viviendas han sido destruidas, y 25.000 m谩s han sufrido graves destrozos. Hasta ahora, los residentes han recuperado unos 2.500 cad谩veres —unos sacados de los escombros y otros exhumados de fosas comunes—, y se cree que la mayor铆a son civiles muertos en ataques a茅reos y de artiller铆a de la coalici贸n. Como no hay especialistas forenses, los familiares que han sobrevivido no sabr谩n la suerte que han corrido sus seres queridos en la mayor铆a de los casos.




Poco a poco, a base de duro esfuerzo y resistencia, los habitantes de Raqqa han devuelto la vida a Raqqa. Pero todas las personas a las que conoc铆 me dijeron que hab铆an sufrido una amarga decepci贸n ante la escandalosa falta de ayuda por parte de la coalici贸n, que aparentemente ten铆a recursos para someter la ciudad a un abrumador despliegue armament铆stico, pero no para reconstruirla.




La coalici贸n se ha negado en todo momento a investigar los efectos de su demoledora campa帽a militar en Raqqa. Equipos de Amnist铆a Internacional han entrevistado a centenares de sobrevivientes, testigos presenciales y autoridades locales en sus m煤ltiples visitas sobre el terreno desde que se llev贸 a cabo la ofensiva. La coalici贸n no hab铆a contactado con ninguna de estas personas tras la batalla.




Antes de la publicaci贸n del informe de Amnist铆a Internacional “Guerra de aniquilaci贸n”: Devastadores estragos en la poblaci贸n civil de Raqqa, Siria en junio de 2018, la Coalici贸n hab铆a admitido haber causado s贸lo 23 muertes de civiles en toda la campa帽a de Raqqa. Nuestro trabajo de investigaci贸n comprometido y constante echa por tierra este falso discurso.




Tras una serie de tempestuosos desmentidos de pol铆ticos y autoridades militares, la Coalici贸n admiti贸 sigilosamente a finales de julio de 2018 que hab铆a causado otras 77 muertes de civiles documentadas en nuestro informe. Pensamos que es s贸lo la punta del iceberg; nuestras continuas investigaciones sobre el terreno apuntan a la probabilidad de cientos m谩s de civiles muertos en ataques de la coalici贸n sobre lugares donde no hab铆a combatientes del Estado Isl谩mico ni otros objetivos militares. En cada uno de estos casos existen indicios razonables de violaciones del derecho internacional humanitario. Tomados en conjunto, indican abrumadoramente una pauta.




Entonces, ¿qu茅 sali贸 mal? ¿Fue un mal funcionamiento de las armas, informaci贸n deficiente o una negligencia fundamental? ¿Acaso la Coalici贸n no comprob贸 adecuadamente los objetivos, o todo se redujo a una mala elecci贸n de la munici贸n? Son datos fundamentales, tanto para establecer los hechos como para evaluar la legitimidad. Visto que la campa帽a de la coalici贸n en Mosul (Irak) fue igualmente devastadora para la poblaci贸n civil, es fundamental aprender la lecci贸n para no cometer los mismos errores en el futuro. Y la rendici贸n de cuentas por lo sucedido en Raqqa sentar铆a un valioso precedente en el conflicto de Siria, donde todas las partes del conflicto han derramado demasiada sangre de civiles.




En una carta dirigida a Amnist铆a Internacional en septiembre, el Departamento de Defensa estadounidense de nuevo rehus贸 explicar con detalle las circunstancias de sus ataques a茅reos que causaron v铆ctimas civiles. Resulta preocupante que el Pent谩gono ni siquiera parezca dispuesto a ofrecer una disculpa por los cientos de civiles a los que ha quitado la vida. Es un insulto a las v铆ctimas y las personas que han sobrevivido.

Nadie niega que los combatientes del Estado Isl谩mico hayan cometido cr铆menes de guerra contra civiles en Raqqa; Amnist铆a Internacional los ha documentado ampliamente. Pero los cr铆menes del Estado Isl谩mico no eximen a la coalici贸n de su obligaci贸n de respetar las leyes de la guerra.




Mientras la coalici贸n contin煤a enterrando la cabeza en la arena, nosotros seguiremos investigando el verdadero alcance de las v铆ctimas civiles —tarea que deber铆a realizar la coalici贸n— y apoyando la reivindicaci贸n de justicia y reparaci贸n por parte de las v铆ctimas.




Sajed perdi贸 a siete miembros de su familia, entre ellos su esposa y tres hijos de corta edad, cuando la casa en la que se refugiaban fue arrasada por m煤ltiples ataques de la coalici贸n. Me dijo: “Nada me devolver谩 a mis hijos, pero debemos luchar por conseguir justicia, para que otros padres no tengan que perder a sus hijos”. Todos y cada uno de los desolados civiles a los que conoc铆 en Raqqa quieren justicia, y yo creo que se la merecen.


Kumi Naidoo es de Sud谩frica y ha dedicado su vida a hacer campa帽a por la justicia social.

Kumi naci贸 en Durban en 1965 y vivi贸 su primera experiencia como activista a la edad de 15 a帽os, cuando organiz贸 y particip贸 en una protesta contra el apartheid que le vali贸 la expulsi贸n del instituto.

A partir de ese momento se involucr贸 profundamente en el activismo de su comunidad local y en la organizaci贸n de movilizaciones multitudinarias contra el r茅gimen del apartheid. En 1986, a la edad de 21 a帽os, Kumi fue acusado de infringir la normativa del estado de excepci贸n. Se vio obligado a vivir en la clandestinidad, antes de decidir exiliarse en el Reino Unido, donde permaneci贸 hasta que Nelson Mandela fue puesto en libertad y se levant贸 la prohibici贸n de los movimientos de liberaci贸n.

En 1990, cuando el r茅gimen del apartheid comenzaba a desmoronarse, Kumi regres贸 a Sud谩frica para trabajar en el Congreso Nacional Africano. All铆 se comprometi贸 con una causa que significaba mucho para 茅l: la educaci贸n, especialmente las campa帽as de alfabetizaci贸n de personas adultas y de educaci贸n de votantes para empoderar a comunidades hist贸rica y sistem谩ticamente marginadas.

Kumi ha desempe帽ado numerosas funciones de liderazgo, pero fue su mandato como director ejecutivo de Greenpeace Internacional el que ciment贸 su reputaci贸n de activista audaz que promov铆a la desobediencia civil, sobre todo tras su detenci贸n por escalar una plataforma petrol铆fera groenlandesa con el objetivo de entregar en mano una petici贸n en protesta contra la perforaci贸n en el 脕rtico en 2011. Un a帽o m谩s tarde ocup贸 una plataforma petrol铆fera rusa en el mar de Barents, en el 脕rtico ruso.

El cargo m谩s reciente que Kumi ha ocupado ha sido el de cofundador y presidente provisional de la organizaci贸n panafricana Africans Rising for Justice, Peace and Dignity (Africanos y Africanas en Pie por la Justicia, la Paz y la Dignidad). El objetivo de este grupo que ha forjado alianzas entre sindicatos, grupos religiosos y la sociedad civil es cambiar el hecho de que mientras que 脕frica, como continente, se ha beneficiado del crecimiento econ贸mico, los africanos y las africanas no han participado de esa riqueza y poder crecientes.

Lo que inspir贸 a Kumi para presentar su candidatura al puesto de director mundial de Amnist铆a fue ver una carta que Nelson Mandela hab铆a escrito a Amnist铆a Internacional en 1962, agradeciendo a la organizaci贸n el env铆o de un observador a su juicio.

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