
Una bomba de tiempo para la COVID-19 en medio de una oleada de detenciones por “noticias falsas”:
- Al menos 22 personas detenidas, 7 acusadas, en medidas en茅rgicas contra presuntas “noticas falsas” sobre el brote
- Las autoridades afirman que est谩n “trabajando con Facebook” para rastrear a personas
- La mayor prisi贸n del pa铆s, al 500% de su capacidad
“En lugar de abordar la crisis de hacinamiento en los centros de detenci贸n, las autoridades camboyanas usan la pandemia de COVID-19 como excusa para hostigar a煤n m谩s y detener a quienes critican al gobierno”, afirm贸 Nicholas Bequelin, director regional de Amnist铆a Internacional. “Mientras tanto, las prisiones y centros de detenci贸n para personas toxic贸manas est谩n peligrosamente superpoblados y carecen incluso de los servicios de salud m谩s b谩sicos. Son una bomba de relojer铆a para el pa铆s y, potencialmente, los pa铆ses vecinos”.
En medio de una serie de medidas en茅rgicas contra noticias supuestamente “falsas” sobre la COVID-19, han sido acusadas y recluidas en detenci贸n preventiva al menos siete personas, de las que seis son activistas o miembros del prohibido Partido de Rescate Nacional de Camboya, de la oposici贸n. En total, desde enero han sido detenidas en relaci贸n con la difusi贸n de informaci贸n sobre la COVID-19 al menos 22 personas, la mayor铆a de las cuales salieron en libertad sin cargos tras comprometerse a no difundir informaci贸n falsa en Internet.
El mi茅rcoles 25 de marzo, el primer ministro Hun Sen afirm贸 que estaba sopesando la posibilidad de invocar el art铆culo 22 de la Constituci贸n para declarar el estado de excepci贸n, y advirti贸 de la posibilidad de que, como consecuencia de ello, se restringieran a煤n m谩s los derechos humanos.
Seg煤n informes, el 5 de marzo, Ouk Kimseng, portavoz del Ministerio de Informaci贸n, hab铆a declarado que “personas malintencionadas est谩n propagando el miedo entre la gente, causando temor en la ciudadan铆a. El primer ministro Hun Sen las considera terroristas, estas personas son problem谩ticas para nuestra sociedad [...] Estamos trabajando con Facebook y rastreando a individuos o grupos para tomar medidas contra ellos”.
“El gobierno camboyano parece estar m谩s centrado en usar esta pandemia para silenciar a quienes lo critican que en proteger a su poblaci贸n y el derecho de 茅ste a una atenci贸n de salud adecuada. Las autoridades camboyanas deben dejar de hostigar a quienes las critican y abordar las necesidades de salud urgentes de toda la poblaci贸n de Camboya”, dijo Nicholas Bequelin.
Los superpoblados centros de detenci贸n en Camboya son una "bomba de tiempo"
Seg煤n datos del gobierno, a finales de 2019, las prisiones de Camboya albergaban a 37.000 personas a pesar de tener una capacidad aproximada para s贸lo 26.593. En enero de 2020, la mayor prisi贸n del pa铆s –Prey Sar, en Phnom Penh, la capital– ten铆a una poblaci贸n reclusa de m谩s de 10.000 personas: aproximadamente el 500% de su capacidad.
Hasta el 40% de toda la poblaci贸n penitenciaria est谩 en detenci贸n preventiva y hay miles de personas encarceladas por delitos leves no violentos, como el consumo o la posesi贸n de drogas. La poblaci贸n penitenciaria del pa铆s se ha disparado alrededor del 70% desde diciembre de 2016 como consecuencia de la campa帽a del gobierno, punitiva y abusiva, contra las drogas.
Sreyneang*, que sali贸 del centro CC2 para mujeres y menores de Prey Sar en noviembre de 2019, dijo a Amnist铆a Internacional: “El espacio para dormir que ten铆amos mi hijo de un a帽o y yo med铆a s贸lo unos 30 o 40 cent铆metros de ancho, era muy peque帽o. Si dorm铆a de lado, mi hijo pod铆a dormir en el suelo. Si dorm铆a boca arriba, [mi hijo] ten铆a que dormir encima de m铆”.
“Las condiciones inhumanas de las c谩rceles y otros centros de detenci贸n de Camboya imposibilitan que las personas recluidas y el personal tomen medidas preventivas, como el alejamiento f铆sico y el aislamiento”, subray贸 Nicholas Bequelin. “Estas condiciones nunca han sido aceptables, y ahora corren el riesgo de desencadenar lo que podr铆a convertirse r谩pidamente en una transmisi贸n comunitaria impresionante y exponencial de la COVID-19”.
Miles de personas m谩s est谩n recluidas actualmente contra su voluntad en lo que se conoce como centros de “rehabilitaci贸n” para personas toxic贸manas y centros de “asuntos sociales”, repartidos en todo el pa铆s. La reclusi贸n preceptiva por toxicoman铆a a la que se somete a las personas que consumen presuntamente drogas con el fin de que dejen de consumirlas es inherentemente arbitraria. Aunque no se conoce p煤blicamente la poblaci贸n total de los centros de detenci贸n para personas toxic贸manas, la informaci贸n recibida por Amnist铆a Internacional indica que el hacinamiento dentro de ellos es tan grave como en las prisiones.
Maly*, trabajadora sexual que estuvo cinco meses recluida en el centro de detenci贸n para personas toxic贸manas de Phnom Penh de Orkas Khnom tras ser detenida en una redada callejera en 2019, cont贸 a Amnist铆a Internacional el grave hacinamiento que experiment贸: "Hab铆a sesenta personas en mi peque帽a celda y est谩bamos tan apretadas que no pod铆amos ni siquiera movernos ni tumbarnos cuando dorm铆amos. Ten铆amos que apretarnos de costado entre nosotras”.
“En los precarios centros de detenci贸n para personas toxic贸manas abundan las violaciones de derechos humanos, y la actual crisis de COVID-19 s贸lo agravar谩 los riesgos para quienes est谩n recluidas en ellos. Los centros destinados a la reclusi贸n preceptiva de personas toxic贸manas deben cerrarse permanentemente y sin demora, y las personas detenidas deben ser puestas en libertad de inmediato, con suficientes servicios de salud y sociales a su disposici贸n”, concluy贸 Nicholas Bequelin” .
“Estas personas, que a menudo tienen un sistema inmunitario d茅bil y enfermedades preexistentes, necesitan protecci贸n urgente. La crisis actual ofrece a las autoridades camboyanas la oportunidad de garantizar que quienes usan los servicios para el tratamiento de toxicoman铆as lo hacen realmente de forma voluntaria y que estos servicios est谩n arraigados en comunidades”.
Informaci贸n complementaria
Tanto en las prisiones como en otros centros de reclusi贸n, el hacinamiento, la alimentaci贸n inadecuada y las deficientes condiciones higi茅nicas hacen que miles de personas privadas de libertad en Camboya tengan problemas de salud, por lo que corren especial riesgo en medio de la pandemia de COVID-19.
Cada a帽o, miles de personas presuntas toxic贸manas, personas sin hogar, trabajadores y trabajadoras sexuales y personas con enfermedades mentales son detenidas en redadas contra las drogas y otras realizadas para el embellecimiento de las ciudades y recluidas en centros de “asuntos sociales” y “rehabilitaci贸n de toxicoman铆as” de toda Camboya. Estos centros de detenci贸n son objeto de cr铆ticas desde hace a帽os, e incluso de denuncias de tortura, trabajo forzoso, violencia sexual y otras formas de malos tratos.
El 25 de marzo, la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, advirti贸 a los gobiernos de las consecuencias “catastr贸ficas” para las personas detenidas y las comunidades en general si no se abordan el hacinamiento en los centros penitenciarios y las deficientes condiciones de reclusi贸n en el contexto de la COVID-19. Bachelet pidi贸 a los gobiernos la “liberaci贸n de todas las personas recluidas sin suficiente base jur铆dica” y la “libertad de quienes sean especialmente vulnerables a la COVID-19, entre ellas las personas de m谩s edad y las enfermas, as铆 como las personas infractoras de bajo riesgo”.
Ante la pandemia de COVID-19, gobiernos de todo el mundo, entre ellos los de Etiop铆a, Bahr茅in e Ir谩n, han tomado medidas resueltas para aliviar el hacinamiento de los centros de detenci贸n poniendo en libertad a las personas recluidas por motivos pol铆ticos, por cargos leves y no violentos, y en detenci贸n preventiva, y a las que tienen problemas de salud subyacentes.
Amnist铆a Internacional insta a los gobiernos a que revisen la necesidad de la privaci贸n de libertad con vistas a salvaguardar la salud de la poblaci贸n reclusa, el personal penitenciario y la poblaci贸n en general. Los gobiernos deben considerar la posibilidad de que las personas reclusas accedan a la libertad condicional, a la libertad condicional anticipada o a otras medidas alternativas no privativas de libertad. Para ello, han de tener en cuenta todas las circunstancias individuales y los riesgos que plantea la COVID-19 para grupos espec铆ficos de personas reclusas, como las personas mayores o las que padecen enfermedades graves, incluidas las que tienen el sistema inmunitario debilitado.
Dado que la propagaci贸n de enfermedades transmisibles es un problema de salud p煤blica, sobre todo en el entorno carcelario, es deseable que, con su consentimiento, todas las personas privadas de libertad tengan acceso gratuito a las pruebas de detecci贸n de la COVID-19, incluidas las que vayan a ser puestas en libertad anticipada. En el caso de las personas que contin煤en detenidas o presas, las autoridades deben proporcionar un nivel de atenci贸n de la salud que atienda a las necesidades individuales de cada una de ellas y garantice la m谩xima protecci贸n posible contra la propagaci贸n de la COVID-19.
*Pseud贸nimo utilizado para proteger la seguridad de la persona entrevistada.