Pascual Serrano. Mundo Obrero
El desarrollo del proceso de desescalada y la puesta en marcha de lo que se ha denominado “nueva normalidad” nos ha permitido apreciar el comportamiento de los diferentes sectores econ贸micos. Por ejemplo, hemos comprobado c贸mo los gerentes de las salas nocturnas han pedido comenzar con su actividad al ser uno de los negocios m谩s restringidos. Sucedi贸 lo mismo como con los clubs deportivos que han presionado para lograr que el p煤blico pueda asistir a los grandes acontecimientos deportivos. Por supuesto los hoteles de las zonas de turismo internacional tambi茅n han apremiado al gobierno para que se permitiera la entrada de turistas extranjeros.
El desarrollo del proceso de desescalada y la puesta en marcha de lo que se ha denominado “nueva normalidad” nos ha permitido apreciar el comportamiento de los diferentes sectores econ贸micos. Por ejemplo, hemos comprobado c贸mo los gerentes de las salas nocturnas han pedido comenzar con su actividad al ser uno de los negocios m谩s restringidos. Sucedi贸 lo mismo como con los clubs deportivos que han presionado para lograr que el p煤blico pueda asistir a los grandes acontecimientos deportivos. Por supuesto los hoteles de las zonas de turismo internacional tambi茅n han apremiado al gobierno para que se permitiera la entrada de turistas extranjeros.
Similar ha sido el caso de los feriantes, que ve铆an que el verano iba a ser ruinoso para ellos.
Anteriormente ya lo hemos visto con los bares y restaurantes, que han logrado, con sus limitaciones, funcionar antes que cualquier oficina p煤blica o centro educativo.
Todos ellos argumentaban, con raz贸n, que su falta de actividad supondr铆a un desastre econ贸mico para ellos. Desde prensa y redes se repet铆an los argumentos de sus defensores apelando a los trabajadores y familias que depend铆an de esos trabajos.
A la conclusi贸n que yo quisiera llegar es al hecho de que, al parecer, la naturaleza humana lleva a combatir por tus intereses m谩s cercanos obviando los de la comunidad o los de todo el colectivo. Parec铆a que el criterio de salud p煤blica deja de interesar ante tu necesidad econ贸mica. Efectivamente es humano, tan humano como catastr贸fico si atendemos a esos criterios sectoriales.
Por supuesto que una sociedad solidaria fundada en la justicia social deber铆a atender a los colectivos que se puedan quedar descolgados ante una tragedia, sanitaria, metereol贸gica o de cualquier 铆ndole. Pero lo que hemos comprobado es que los sectores econ贸micos se mueven de forma suicida pensando solo en cada uno de ellos. Hoteles, salas de fiesta, salas de conciertos, equipos de f煤tbol, grupos de m煤sica de verbena ped铆an legislaci贸n y permiso para realizar actividades que expertos sanitarios consideraban peligrosas para clientes, trabajadores y, a largo plazo, para el sector si termin谩semos con un rebrote de la pandemia.
Este hecho, aparentemente anecd贸tico y acotado en el tiempo, muestra el car谩cter destructivo del capitalismo. Un sistema econ贸mico que necesita seguir hacia delante sin importarle si lleva a toda la sociedad a un desastre sanitario. Y no se trata de unos empresarios sin escr煤pulos, sino tambi茅n de trabajadores y de ciudadanos que argumentan la necesidad econ贸mica de poner en marcha esas actividades. Estamos antes un sentimiento de empat铆a hacia la maquina autodestructiva del capitalismo y, al mismo tiempo, la falta de sentido com煤n hacia el futuro de una colectividad que se puede ir a la mierda por abrir hoteles, tiovivos o estadios.
No faltar谩 quien me responda que soy yo el ego铆sta por falta de solidaridad hacia esos trabajadores. Pero el problema es que no ven que el peor futuro para sus actividades econ贸micas es precisamente el agravamiento sanitario que se intenta evitar paralizando esas actividades. El capitalismo es como el ni帽o que quiere asomarse a la ventana sin barandilla sin darse cuenta que se puede caer o como el adolescente que solo desea ir a 180 kil贸metros con el coche porque se cree inmortal. Ni a ellos ni al capitalismo podemos dejarlos sin control.
El desarrollo del proceso de desescalada y la puesta en marcha de lo que se ha denominado “nueva normalidad” nos ha permitido apreciar el comportamiento de los diferentes sectores econ贸micos. Por ejemplo, hemos comprobado c贸mo los gerentes de las salas nocturnas han pedido comenzar con su actividad al ser uno de los negocios m谩s restringidos. Sucedi贸 lo mismo como con los clubs deportivos que han presionado para lograr que el p煤blico pueda asistir a los grandes acontecimientos deportivos. Por supuesto los hoteles de las zonas de turismo internacional tambi茅n han apremiado al gobierno para que se permitiera la entrada de turistas extranjeros.
El desarrollo del proceso de desescalada y la puesta en marcha de lo que se ha denominado “nueva normalidad” nos ha permitido apreciar el comportamiento de los diferentes sectores econ贸micos. Por ejemplo, hemos comprobado c贸mo los gerentes de las salas nocturnas han pedido comenzar con su actividad al ser uno de los negocios m谩s restringidos. Sucedi贸 lo mismo como con los clubs deportivos que han presionado para lograr que el p煤blico pueda asistir a los grandes acontecimientos deportivos. Por supuesto los hoteles de las zonas de turismo internacional tambi茅n han apremiado al gobierno para que se permitiera la entrada de turistas extranjeros.
Similar ha sido el caso de los feriantes, que ve铆an que el verano iba a ser ruinoso para ellos.
Anteriormente ya lo hemos visto con los bares y restaurantes, que han logrado, con sus limitaciones, funcionar antes que cualquier oficina p煤blica o centro educativo.
Todos ellos argumentaban, con raz贸n, que su falta de actividad supondr铆a un desastre econ贸mico para ellos. Desde prensa y redes se repet铆an los argumentos de sus defensores apelando a los trabajadores y familias que depend铆an de esos trabajos.
A la conclusi贸n que yo quisiera llegar es al hecho de que, al parecer, la naturaleza humana lleva a combatir por tus intereses m谩s cercanos obviando los de la comunidad o los de todo el colectivo. Parec铆a que el criterio de salud p煤blica deja de interesar ante tu necesidad econ贸mica. Efectivamente es humano, tan humano como catastr贸fico si atendemos a esos criterios sectoriales.
Por supuesto que una sociedad solidaria fundada en la justicia social deber铆a atender a los colectivos que se puedan quedar descolgados ante una tragedia, sanitaria, metereol贸gica o de cualquier 铆ndole. Pero lo que hemos comprobado es que los sectores econ贸micos se mueven de forma suicida pensando solo en cada uno de ellos. Hoteles, salas de fiesta, salas de conciertos, equipos de f煤tbol, grupos de m煤sica de verbena ped铆an legislaci贸n y permiso para realizar actividades que expertos sanitarios consideraban peligrosas para clientes, trabajadores y, a largo plazo, para el sector si termin谩semos con un rebrote de la pandemia.
Este hecho, aparentemente anecd贸tico y acotado en el tiempo, muestra el car谩cter destructivo del capitalismo. Un sistema econ贸mico que necesita seguir hacia delante sin importarle si lleva a toda la sociedad a un desastre sanitario. Y no se trata de unos empresarios sin escr煤pulos, sino tambi茅n de trabajadores y de ciudadanos que argumentan la necesidad econ贸mica de poner en marcha esas actividades. Estamos antes un sentimiento de empat铆a hacia la maquina autodestructiva del capitalismo y, al mismo tiempo, la falta de sentido com煤n hacia el futuro de una colectividad que se puede ir a la mierda por abrir hoteles, tiovivos o estadios.
No faltar谩 quien me responda que soy yo el ego铆sta por falta de solidaridad hacia esos trabajadores. Pero el problema es que no ven que el peor futuro para sus actividades econ贸micas es precisamente el agravamiento sanitario que se intenta evitar paralizando esas actividades. El capitalismo es como el ni帽o que quiere asomarse a la ventana sin barandilla sin darse cuenta que se puede caer o como el adolescente que solo desea ir a 180 kil贸metros con el coche porque se cree inmortal. Ni a ellos ni al capitalismo podemos dejarlos sin control.