OPINI脫N de A. Victoria de Andr茅s Fern谩ndez*
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De la estupidez humana se lleva hablando desde el inicio de los tiempos puesto que, desgraciadamente, siempre ha habido est煤pidos. Sin embargo, pocas veces se ha reflexionado sobre ello con tanto acierto, ingenio y brillantez como en el ensayo Allegro ma non troppo que el profesor de econom铆a Carlo Mar铆a Cipolla public贸 en 1988. En 茅l se postulan las cinco leyes de la estupidez humana y se hace una perfecta y cartesiana definici贸n del est煤pido que conviene traer a primera plana tras las 煤ltimas manifestaciones de los negacionistas de la COVID-19.
Gr谩fico del profesor de econom铆a Carlo Mar铆a Cipolla.
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Observando este mismo gr谩fico, se entienden perfectamente las tres categor铆as b谩sicas restantes en las que los ejes cartesianos dividen al comportamiento humano en relaci贸n a estas dos variables.
As铆, el inteligente ser铆a quien obtiene beneficios para s铆 mismo a la vez que genera ganancia a los dem谩s; el malvado ganar铆a a costa de perjudicar a otros; y el incauto (o desgraciado) beneficiar铆a a otros pero perjudic谩ndose a s铆 mismo.
Son ejemplos perfectos del ser est煤pido.
Otros ejemplos ser铆an los que se ponen a hacer botell贸n, o los DJ est煤pidos que act煤an como aspersores con su boca sobre un p煤blico m谩s est煤pido todav铆a.
Aspecto de la manifestaci贸n contra las directrices sanitarias, como el uso obligatorio de mascarillas, en Madrid el 16 de agosto de 2020.
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Pero quiz谩s la condici贸n de extremo peligro del est煤pido venga de mano de la cuarta ley, que afirma: “Las personas no est煤pidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas est煤pidas. Los no est煤pidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos est煤pidos se manifiesta infaliblemente como un costos铆simo error”.
Por 煤ltimo, Cipolla tiene en cuenta el hecho de que el est煤pido no sabe que es est煤pido y, como tal, causar谩 estragos est煤pidamente (esto es, sin malicia, sin objetivos, sin remordimientos y sin l贸gica alguna).
La conclusi贸n es meridiana: los est煤pidos son mucho m谩s peligrosos que los malvados, porque su ausencia de m茅todo y su actuaci贸n, siempre improvisada y err谩tica, irremediablemente desconciertan al inteligente. Por muchas neuronas que 茅ste tenga, nunca acaba de asimilar que la raz贸n (su herramienta de trabajo) brilla por su ausencia en el est煤pido.
Mucho peor, pues, que se nos rompa la mascarilla o que se sature la UCI de nuestro hospital es… tener est煤pidos cerca.
As铆, las hip贸tesis son sometidas a implacables experimentos encaminados a demostrar que son falsas y, solo si sobreviven a estas pruebas de fuego, se dan como v谩lidas (aunque siempre con car谩cter provisional). Los resultados de estos experimentos, sometidos a controles de doble ciego, son enviados a revistas especializadas donde se someten a la revisi贸n por pares. Solo si superan esta sucesi贸n de rigurosos controles, se publican en revistas especializadas y se ofrecen al conocimiento de la comunidad cient铆fica.
Por el contrario, toda afirmaci贸n que no sea fruto de este largo y dur铆simo proceso de criba, quedar铆a fuera del campo de la ciencia y ser铆a considerada como acient铆fica. ¡Ojo! Esto que no quiere decir que una aseveraci贸n acient铆fica sea ni verdadera ni falsa, ni buena ni mala, sino, simplemente, que no es cient铆fica.
Fuera del 谩mbito de la ciencia quedar铆an, pues, disciplinas como el arte, la religi贸n o, en general, todos los campos del conocimiento donde las afirmaciones que se proponen son opinables pero no comprobables. Quiero dejar muy claro que estas cuestiones subjetivas que se incluyen en estos campos no cient铆ficos son absolutamente respetables, puesto que forman parte de otros aspectos del pensamiento humano tan importantes como la libertad de creencia de cada persona. Simplemente, no ser铆an ciencia.
Pero lo que considero que no es respetable es la pseudociencia. Es decir, realizar afirmaciones presuntamente objetivas pero que, lejos de ser el resultado del uso del m茅todo cient铆fico, son fruto del capricho, de la ideolog铆a, de la conveniencia, de la correcci贸n pol铆tica, de la creencia o… de la estupidez. Esto es, precisamente, lo que hacen los manifestantes “negacionistas”: oponerse a las afirmaciones cient铆ficas con argumentos arbitrarios. Por eso, desde mi punto de vista, no deber铆an gozar ni siquiera de denominaci贸n espec铆fica. Habr铆a que llamarlos, sencillamente, est煤pidos.
*A. Victoria de Andr茅s Fern谩ndez, Profesora Titular en el Departamento de Biolog铆a Animal, Universidad de M谩laga
A. Victoria de Andr茅s Fern谩ndez no recibe salario, ni ejerce labores de consultor铆a, ni posee acciones, ni recibe financiaci贸n de ninguna compa帽铆a u organizaci贸n que pueda obtener beneficio de este art铆culo, y ha declarado carecer de v铆nculos relevantes m谩s all谩 del cargo acad茅mico citado.
https://theconversation.com/la-estupidez-y-la-covid-19-143871

De la estupidez humana se lleva hablando desde el inicio de los tiempos puesto que, desgraciadamente, siempre ha habido est煤pidos. Sin embargo, pocas veces se ha reflexionado sobre ello con tanto acierto, ingenio y brillantez como en el ensayo Allegro ma non troppo que el profesor de econom铆a Carlo Mar铆a Cipolla public贸 en 1988. En 茅l se postulan las cinco leyes de la estupidez humana y se hace una perfecta y cartesiana definici贸n del est煤pido que conviene traer a primera plana tras las 煤ltimas manifestaciones de los negacionistas de la COVID-19.
¿Qu茅 es la estupidez?
Cipolla, posicionando en abcisas la variable “ganancia para uno mismo” y, en ordenadas, “ganancia para el otro”, acota al est煤pido en el cuadrante en que ambas variables tienen valores negativos. De esta manera, el est煤pido ser铆a aquel individuo que perjudica a otra persona (o grupo de personas) obteniendo perjuicio para s铆 mismo. Cuanto m谩s nos alejemos hacia la izquierda y hacia abajo del origen de coordenadas, m谩s estupidez estar谩 concentrada en la persona en cuesti贸n.
Observando este mismo gr谩fico, se entienden perfectamente las tres categor铆as b谩sicas restantes en las que los ejes cartesianos dividen al comportamiento humano en relaci贸n a estas dos variables.
As铆, el inteligente ser铆a quien obtiene beneficios para s铆 mismo a la vez que genera ganancia a los dem谩s; el malvado ganar铆a a costa de perjudicar a otros; y el incauto (o desgraciado) beneficiar铆a a otros pero perjudic谩ndose a s铆 mismo.
El est煤pido pierde y hace perder a los dem谩s
Ateni茅ndonos a esta segmentaci贸n de comportamientos, no hay duda en cuanto a d贸nde situar铆amos a los “negacionistas” de la COVID-19 que pudimos contemplar hace poco manifest谩ndose por las calles de Madrid y, m谩s recientemente, por las de Barcelona. Su ausencia de protecciones sanitarias m铆nimas mientras gritaban, as铆 como sus efusivos abrazos y besos, iban dirigidos directamente a su propio perjuicio, a la vez que perjudicaban a toda la sociedad al crear la situaci贸n ideal para que el virus se difundiera.Son ejemplos perfectos del ser est煤pido.
Otros ejemplos ser铆an los que se ponen a hacer botell贸n, o los DJ est煤pidos que act煤an como aspersores con su boca sobre un p煤blico m谩s est煤pido todav铆a.

¿Por qu茅 la estupidez es peligrosa?
En este mismo ensayo, Cipolla aporta unas fascinantes leyes fundamentales de la estupidez. La primera de ellas afirma que “Siempre e inexorablemente subestimamos la cantidad de est煤pidos que hay en circulaci贸n”. La segunda (“La probabilidad de que una persona sea est煤pida es independiente de cualquier otra caracter铆stica de esa persona”), hace posible que nos encontremos est煤pidos en todas las circunstancias, sin limitaciones por edad, profesi贸n, nacionalidad, nivel de estudios, sexo, raza o religi贸n.Pero quiz谩s la condici贸n de extremo peligro del est煤pido venga de mano de la cuarta ley, que afirma: “Las personas no est煤pidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas est煤pidas. Los no est煤pidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos est煤pidos se manifiesta infaliblemente como un costos铆simo error”.
Por 煤ltimo, Cipolla tiene en cuenta el hecho de que el est煤pido no sabe que es est煤pido y, como tal, causar谩 estragos est煤pidamente (esto es, sin malicia, sin objetivos, sin remordimientos y sin l贸gica alguna).
La conclusi贸n es meridiana: los est煤pidos son mucho m谩s peligrosos que los malvados, porque su ausencia de m茅todo y su actuaci贸n, siempre improvisada y err谩tica, irremediablemente desconciertan al inteligente. Por muchas neuronas que 茅ste tenga, nunca acaba de asimilar que la raz贸n (su herramienta de trabajo) brilla por su ausencia en el est煤pido.
Mucho peor, pues, que se nos rompa la mascarilla o que se sature la UCI de nuestro hospital es… tener est煤pidos cerca.
¿Por qu茅 la estupidez no es respetable?
Aunque Karl Popper, en La l贸gica de la investigaci贸n cient铆fica, ya plante贸 el problema de encontrar un criterio de demarcaci贸n 煤nico y universal para separar la ciencia de lo que no lo es, el m茅todo cient铆fico admite como hip贸tesis de trabajo en ciencia todo aquello susceptible de ser refutado emp铆ricamente.As铆, las hip贸tesis son sometidas a implacables experimentos encaminados a demostrar que son falsas y, solo si sobreviven a estas pruebas de fuego, se dan como v谩lidas (aunque siempre con car谩cter provisional). Los resultados de estos experimentos, sometidos a controles de doble ciego, son enviados a revistas especializadas donde se someten a la revisi贸n por pares. Solo si superan esta sucesi贸n de rigurosos controles, se publican en revistas especializadas y se ofrecen al conocimiento de la comunidad cient铆fica.
Por el contrario, toda afirmaci贸n que no sea fruto de este largo y dur铆simo proceso de criba, quedar铆a fuera del campo de la ciencia y ser铆a considerada como acient铆fica. ¡Ojo! Esto que no quiere decir que una aseveraci贸n acient铆fica sea ni verdadera ni falsa, ni buena ni mala, sino, simplemente, que no es cient铆fica.
Fuera del 谩mbito de la ciencia quedar铆an, pues, disciplinas como el arte, la religi贸n o, en general, todos los campos del conocimiento donde las afirmaciones que se proponen son opinables pero no comprobables. Quiero dejar muy claro que estas cuestiones subjetivas que se incluyen en estos campos no cient铆ficos son absolutamente respetables, puesto que forman parte de otros aspectos del pensamiento humano tan importantes como la libertad de creencia de cada persona. Simplemente, no ser铆an ciencia.
Pero lo que considero que no es respetable es la pseudociencia. Es decir, realizar afirmaciones presuntamente objetivas pero que, lejos de ser el resultado del uso del m茅todo cient铆fico, son fruto del capricho, de la ideolog铆a, de la conveniencia, de la correcci贸n pol铆tica, de la creencia o… de la estupidez. Esto es, precisamente, lo que hacen los manifestantes “negacionistas”: oponerse a las afirmaciones cient铆ficas con argumentos arbitrarios. Por eso, desde mi punto de vista, no deber铆an gozar ni siquiera de denominaci贸n espec铆fica. Habr铆a que llamarlos, sencillamente, est煤pidos.
*A. Victoria de Andr茅s Fern谩ndez, Profesora Titular en el Departamento de Biolog铆a Animal, Universidad de M谩laga

A. Victoria de Andr茅s Fern谩ndez no recibe salario, ni ejerce labores de consultor铆a, ni posee acciones, ni recibe financiaci贸n de ninguna compa帽铆a u organizaci贸n que pueda obtener beneficio de este art铆culo, y ha declarado carecer de v铆nculos relevantes m谩s all谩 del cargo acad茅mico citado.
https://theconversation.com/la-estupidez-y-la-covid-19-143871