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Las redes sociales imponen su relato

OPINI脫N de Ignacio Ramonet




La guerra de Ucrania, iniciada el 24 de febrero pasado, apenas est谩 empezando... Y cuando comienza una guerra, como se sabe, arranca un relato medi谩tico plagado de desinformaciones cuyo objetivo es la seducci贸n de las almas y la captaci贸n de sentimientos para ganar los corazones y cautivar las mentes. No se trata de informar. De ser objetivo. Cada bando va a tratar de imponer –a base de propaganda y toda suerte de manipulaciones narrativas- su propia cr贸nica de los hechos, y desacreditar la versi贸n del adversario...

Lo que ocurre con todas las mentiras (1) que ambos bandos est谩n difundiendo sobre el conflicto de Ucrania no es muy diferente de lo que ya hemos visto en otras guerras. Es la histeria b茅lica habitual en los medios, la proliferaci贸n de mentiras, de fake news, de posverdades, de intoxicaciones, de manipulaciones... La conversi贸n de la informaci贸n en propaganda es ampliamente conocida y estudiada, en particular en los conflictos de los 煤ltimos cincuenta a帽os. Quiz谩s ya con la guerra de Vietnam, en los a帽os 1960 y 1970, se alcanz贸 el zenit de la sofisticaci贸n en materia de mentiras audiovisuales y manipulaciones medi谩ticas.

Hoy, con la guerra de Ucrania, los grandes medios de masas, en particular los principales canales de televisi贸n, han sido de nuevo enrolados -o se han enrolado voluntariamente- como un combatiente o un militante m谩s en la batalla... Aqu铆, en donde nos encontramos nosotros, est谩n combatiendo -y no informando- en favor esencialmente de lo que podr铆amos llamar la posici贸n occidental.

Sin embargo, dentro de esa normalidad propagand铆stica, estamos asistiendo a un fen贸meno nuevo. Porque, por vez primera en la historia de la informaci贸n, en primera linea del frente medi谩tico, intervienen las redes sociales.

Hasta ahora, en tiempos de guerra, las redes no hab铆an tenido la misma importancia. ¿Cu谩l fue el 煤ltimo conflicto de esta envergadura en el mundo? Realmente, desde 1945, final de la Segunda Guerra Mundial, o desde la guerra de Corea a principios de los a帽os 1950, no ha habido una conflagraci贸n militar de dimensiones semejantes a la de Ucrania... Ha habido sin duda grandes conflictos como la guerra de Argelia, la de Vietnam, la de Angola, la del L铆bano, la del Golfo, la de Irak, la de Afganist谩n, la de Serbia, la de Libia, la guerra contra el terrorismo despu茅s del 11 de septiembre de 2001 y la destrucci贸n de las Torres Gemelas de Nueva York... Todos esos conflictos han sido colosales, espantosos. No cabe duda... Pero las redes sociales no exist铆an entonces.

Hoy, los ciudadanos no solo se ven confrontados a la histeria b茅lica colectiva y permanente de los grandes medios tradicionales, a su discurso coral uniforme (y en uniforme), sino que todo eso les llega ahora en sus tel茅fonos, en sus tabletas, en sus computadoras de bolsillo... Ya no solo son los periodistas sino nuestras amistades nuestros familiares, nuestros mejores amigos quienes contribuyen tambi茅n, mediante sus mensajes en las redes, a amplificar esa incesante coral de discurso 煤nico... Se trata de una nueva dimensi贸n emocional, un nuevo frente de la batalla comunicacional que hasta ahora no exist铆a en tiempos de guerra.

Por ejemplo, el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021 en Washington -que fue una tentativa de golpe de estado-, constituy贸 un acontecimiento de primera magnitud desde el punto de visto pol铆tico. Pero no militar. Y ese ataque s铆 fue el resultado de una gran confrontaci贸n previa en las redes sociales. En la que los fan谩ticos conspiracionistas leales a Donald Trump lograron imponer la tesis de un fraude electoral que nunca existi贸... Se produjo una encendida batalla frontal, en las redes, por el control del relato. Una confrontaci贸n digital de gran envergadura para desinformar, tratar de imponer una falsa verdad complotista y ocultar la realidad de las urnas. Ah铆, las redes fueron decisivas...

Pero en un conflicto militar de estas dimensiones, hasta ahora, las redes no hab铆an tenido protagonismo... Lo est谩n teniendo en esta guerra de Ucrania por primera vez en la historia de la informaci贸n... Tambi茅n, por primera vez, se produce esta decisi贸n de Google de sacar de la plataforma a medios del "adversario" como Russia Today (RT) y Sputnik... Mientras Facebook e Instagram declaran que tolerar谩n "mensajes de odio" contra los rusos (2)... Y Twitter tom贸 la decisi贸n de "advertir" sobre cualquier aviso que difunda noticias de medios afiliados a Mosc煤, y redujo significativamente la circulaci贸n de esos contenidos (3)... Cosa que Twitter no hace del otro lado con quienes apoyan a Ucrania y a la OTAN... Esto no se hab铆a producido nunca hasta ahora. Poniendo en evidencia la hipocres铆a sobre la supuesta libertad de expresi贸n y la neutralidad de las redes...

Todo esto confirma que si el conflicto de Ucrania es una guerra local en el sentido de que el teatro de operaciones est谩 localizado en un territorio geogr谩fico preciso, por lo dem谩s es una guerra global, mundial, en particular por sus consecuencias digitales, comunicacionales y medi谩ticas. En esos frentes, Washington, como en la 茅poca de maccarthysmo y la "caza de brujas", ha enrolado a los nuevos actores de la geopol铆tica internacional, o sea, las megaempresas del universo digital: las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft). Estas hiperempresas -cuyo valor en Bolsa es superior al Producto Interior Bruto (PIB) de muchos Estados del mundo-, se han retirado de Rusia y se han enrolado voluntariamente en esta guerra contra Mosc煤...

Esto es nuevo. Hasta ahora conoc铆amos la actitud partidaria y militante de los grandes medios que, en caso de conflicto, se alineaban con uno de los beligerantes y abandonaban todo sentido cr铆tico para comprometerse unilateralmente y defender los argumentos de una sola de las potencias en presencia... Lo nuevo es que, por primera vez, las redes sociales hacen lo mismo ahora. Lo cual confirma que los verdaderos medios dominantes hoy son las redes sociales.

Por definici贸n, las redes no est谩n hechas para informar, est谩n hechas para emocionar. Evidentemente en las redes circulan muchos textos de calidad, testimonios, an谩lisis, reportajes... Las redes retoman muchos excelentes documentales, videos, art铆culos de la prensa y de los medios existentes... Pero la manera de consumir contenidos en las redes (aunque cada una tiene su especificidad) no es de pasarse el tiempo leyendo o viendo la integralidad de los documentos que uno recibe... Las redes est谩n hechas sobre todo para actuar... El ciudadano o la ciudadana que usa las redes lo que quiere es compartir o adherirse dando like... Lo que le gusta al internauta es comunicar, transmitir, difundir... La red, en realidad, funciona como una cadena. Cada usuario se siente eslab贸n, con la misi贸n de expresarse, de conectar, remitir, enviar, pasar, repercutir...

Lo que m谩s circula y mayor influencia tiene en algunas redes (Facebook, Twitter, Instagram) son los memes, o sea, especies de gotas, de haik煤s, de res煤menes muy reducidos, muy sint茅ticos, muy caricaturales de un tema... Es lo que m谩s se comparte. Los memes funcionan como si las informaciones en la prensa escrita se redujesen unicamente a los t铆tulos de los art铆culos, y no hubiera necesidad de leerlos... Cada uno de nosotros puede hacer la experiencia: cuelgue en su red preferida el mejor texto, el v铆deo m谩s completo, m谩s inteligente y honesto que pueda haber sobre la crisis de Ucrania, y ver谩 que, a lo sumo, puede alcanzar algunas decenas de like... Pero si coloca un buen meme eficaz y original, que, por su creatividad, suscita a la vez risa y sorpresa, su velocidad de transmisi贸n ser谩 impresionante... Si se habla de difusi贸n viral no es por casualidad...

Ese deseo compulsivo de adherirse y de compartir es lo que hace que las redes consigan difundir masivamente un sentimiento general, una interpretaci贸n dominante sobre cualquier tema... Ese sentimiento es el que, poco a poco, consigue imponerse en toda una parte de la sociedad... Esa es una de las grandes diferencias, entre las redes y los medios.

Las consecuencias de esta guerra ya se sienten en todo el mundo. Ning煤n pa铆s, por lejano que se encuentre, est谩 a salvo de sus efectos y consecuencias. No solo medi谩ticas. En principio, se trata de una confrontaci贸n entre dos potencias –una grande, otra mediana- que se desarrolla, como dijimos, en un teatro local: el territorio de Ucrania. Pero ese enfrentamiento, a pesar de ser local, fractura el mundo en dos. Como durante la Guerra Fr铆a (1948-1991).

Desde 1980, el planeta estaba en v铆as de globalizaci贸n, exist铆a como una din谩mica de interconexi贸n global. Esa globalizaci贸n se detiene ahora. Washington y sus aliados han excluido a Mosc煤 del funcionamiento mundial... Como ha dicho Joe Biden se trata de colocar a Rusia en una situaci贸n de paria planetario, de paria de la humanidad... El mundo, desde el punto de vista geopol铆tico, se halla de nuevo dividido en dos bandos opuestos: quienes est谩n con Rusia y quienes est谩n con Estados Unidos... Y los pa铆ses que no est谩n ni con uno ni con otro van a verse sometidos a fuertes chantajes y a enormes presiones. Seguramente vamos tambi茅n a ver surgir un tercer grupo de nuevos No-Alineados...

En lo que concierne a la guerra propiamente dicha, la conclusi贸n m谩s obvia a estas alturas es que los combates est谩n durando m谩s tiempo del originalmente previsto. Con cierta l贸gica, pod铆amos imaginar al principio que las fuerzas rusas conseguir铆an sus principales objetivos muy pronto mediante una operaci贸n rel谩mpago. Eso no se produjo.

El Estado Mayor ruso se enfrenta hoy a un dilema entre dos necesidades contradictorias: debe ir r谩pido, pero debe preservar las vidas de los civiles no combatientes. Porque esta "operaci贸n militar especial" iniciada por el presidente Vladimir Putin tiene tambi茅n por objetivo, conquistar los corazones de los ucranianos rusoparlantes. Y no se conquistan corazones machacando a la gente con bombardeos, incendios y destrucciones... O sea, las fuerzas rusas no est谩n consiguiendo realizar su doble objetivo inicial: llevar a cabo una guerra rel谩mpago y al mismo tiempo preservar la vida de la poblaci贸n civil, que est谩 sufriendo tr谩gicas p茅rdidas, y resistiendo.

La ofensiva se ha vuelto por lo tanto m谩s lenta y m谩s peligrosa. No debe descartarse la posibilidad de cualquier provocaci贸n, o incluso una escalada. El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, le exigi贸 a la OTAN y a los EEUU que establecieran una prohibici贸n de sobrevuelo –una zona de exclusi贸n- sobre el territorio ucraniano. Por el momento, las potencias occidentales no han aceptado, porque ello significar铆a tener que derribar aviones rusos... Llegar a esa situaci贸n implicar铆a un choque directo entre Rusia y las fuerzas de la OTAN, o sea, una guerra nuclear, que hasta ahora se procura evitar.

En el actual escenario, el objetivo de Estados Unidos pudiera ser inmovilizar por largo tiempo, enlodar, a los ej茅rcitos rusos en los campos de Ucrania. Literalmente. Es decir, lograr que queden empantanados. Teniendo en cuenta un elemento estrat茅gico: la invasi贸n rusa se inici贸 el 24 de febrero pasado, en pleno invierno, cuando los campos ucranianos estaban todav铆a cubiertos de nieve. La tierra congelada, dura, permit铆a que los tanques y los camiones avanzaran sin problemas campo a trav茅s. Porque muchas carreteras y puentes est谩n minados, saboteados o destruidos... Pero dentro de un mes, a finales de abril, comenzar谩 all铆 la primavera, la temperatura subir谩 y la nieve y el hielo derretidos transformar谩n las inmensas estepas ucranianas en infinitos lodazales... Los tanques, los camiones y los veh铆culos de las largas l铆neas de aprovisionamiento de Rusia comenzar谩n a enterrarse, a inmovilizarse, y esto marcar谩 el comienzo de una guerra totalmente diferente... Fue lo que le ocurri贸 al ej茅rcito alem谩n cuando Hitler se top贸 con la resistencia sovi茅tica en Ucrania. Rusia no dispone de mucho tiempo: si quiere ganar la guerra tiene que hacerlo en menos de un mes. Si no, se expone a un conflicto largo y extenuante, en cierta manera al estilo del de Afganist谩n. Sus fuerzas estar谩n inmovilizadas y dispersas, a la merced de guerrillas dotadas de armamento occidental de 煤ltima tecnolog铆a... ¿Qu茅 ocurrir铆a si, entre tanto, se abre otro frente en otro teatro de operaciones de los rusos, por ejemplo en Siria? Rusia no cuenta con capacidad para llevar a cabo dos guerras de gran envergadura al mismo tiempo.

M谩s all谩 de lo que ocurra en el terreno concreto de la batalla, por lo dem谩s, como ya dijimos, se trata de un conflicto global: en los frentes comercial y financiero, adem谩s de medi谩tico, con derivaciones incluso deportivas y culturales. Es un conflicto que no deja a ning煤n pa铆s al margen. Nadie puede decir, se encuentre donde se encuentre, que no le concierne. Eso le da a esta guerra un car谩cter singular, 煤nico desde la ca铆da del bloque sovi茅tico y el fin de la Guerra Fr铆a.

La bater铆a de sanciones o medidas coercitivas impuestas por Estados Unidos, Reino Unido y la Uni贸n Europea junto con sus aliados, Jap贸n, Corea del Sur, Canad谩, Australia y Nueva Zelanda, repercuten de manera global. Las consecuencias se reflejan ya en los precios de la energ铆a y los carburantes. Rusia, como se sabe, es un gran productor de petr贸leo y gas, Ucrania de carb贸n. Las dificultades para sostener la producci贸n y las sanciones est谩n limitando el aprovisionamiento, sobre todo en Europa. Por Ucrania, adem谩s, pasan los oleoductos y gasoductos que llevan petr贸leo y el gas ruso a Europa, que depende aproximadamente en un 40 % de esos hidrocarburos. Todo esto altera de manera muy acelerada la geopol铆tica de la energ铆a. Y produce nuevos efectos sobre las sociedades. El gas y el petr贸leo son clave para la producci贸n de electricidad. Esto ha hecho que el precio de la luz, por ejemplo en Espa帽a, alcance niveles jam谩s vistos, o que otros pa铆ses, como Alemania, vuelvan a plantearse la necesidad de mantener activas las centrales nucleares.

Del mismo modo, metales como el aluminio, el cobre y el n铆quel registraron un aumento de precios exorbitante. El n铆quel super贸 los 100.000 d贸lares la tonelada... Las f谩bricas de autom贸viles, en particular las de modelos m谩s modernos y caros, est谩n sufriendo los nuevos precios. BMW est谩 estudiando si detiene algunas de sus producciones. Rusia es adem谩s una gran productora de titanio, metal clave para la fabricaci贸n de microprocesadores (chips), que ya ven铆an en crisis por la pandemia y que son indispensables en numerosos sectores industriales.

En otras palabras, sobre una situaci贸n de grave recesi贸n econ贸mica mundial provocada por dos a帽os de pandemia de covid, el estallido de la guerra de Ucrania y las sanciones impulsan un nuevo aumento del coste de vida. Este conflicto a帽ade inflaci贸n a la inflaci贸n. Los precios de los alimentos, del transporte y de la luz van a alcanzar un nivel tan elevado que probablemente eso despierte movimientos de protesta ciudadana y aumente el descontento hacia los gobiernos en muchos pa铆ses, entre ellos algunos de Am茅rica Latina. A nivel mundial, la traducci贸n pol铆tica de esta guerra probablemente sea una ola de manifestaciones y reclamos sociales que podr铆an desestabilizar a varios gobiernos.

Pero las ramificaciones tambi茅n se sienten en los posicionamientos de las grandes potencias mundiales. Empezando por Europa. En este sentido, la consecuencia m谩s significativa de la guerra de Ucrania es el rearme alem谩n. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania no contaba con fuerzas armadas importantes ni con un presupuesto militar relevante. Era la OTAN, y en 煤ltima instancia EEUU, de acuerdo a los pactos firmados en 1945, quienes aseguraban esencialmente la defensa alemana. Hace pocos d铆as, sin embargo, el canciller Olaf Scholz, anunci贸 un programa de rearme colosal, de m谩s de cien mil millones de euros, que incluye el relanzamiento de la industria militar, la reconstrucci贸n de los astilleros, la Armada, la aviaci贸n... Los recursos anuales, a partir de ahora, equivalen a casi el 3% del presupuesto anual, es decir casi tanto como lo que consagra a la defensa Estados Unidos. Es una verdadera revoluci贸n militar, que tendr谩 impactos geopol铆ticos (aunque Berl铆n siga sin disponer de armas nucleares, se convertir谩 pronto en la principal potencia militar europea) y econ贸micos. Alemania es el 煤nico pa铆s realmente industrializado de la Uni贸n Europea y el mayor exportador industrial del mundo per c谩pita. Puesto a fabricar armas, barcos, aviones, submarinos o drones, podemos apostar que Berl铆n producir谩 una conmoci贸n en la industria armamentista global.

En Am茅rica Latina, la importancia de la guerra de Ucrania se refleja tambi茅n en movimientos geopol铆ticos que hasta hace poco parec铆an impensables. Uno de ellos lo constituye el encuentro, el 5 de marzo pasado, entre una delegaci贸n de alto nivel de Estados Unidos y el presidente de Venezuela, Nicol谩s Maduro, para iniciar, al parecer, negociaciones que permitan retomar las exportaciones de petr贸leo venezolano a ese pa铆s. En los hechos, esto implica un reconocimiento de facto de la legitimidad del presidente Maduro que termina de desplazar definitivamente a Juan Guaid贸 del escenario pol铆tico y que tambi茅n afecta al principal aliado militar de Washington en Am茅rica Latina, Colombia, cuyo presidente, Iv谩n Duque, qued贸 descolocado... Este tipo de cambios s煤bitos de posici贸n confirman que estamos ante un conflicto de consecuencias globales.

En cuanto a China, segunda potencia global, en un momento delicado y dif铆cil, mantiene una posici贸n cercana a Rusia sin desear romper necesariamente con el mundo occidental. Por Rusia y Ucrania pasan parte de las nuevas rutas de la seda, el gran proyecto chino de comercio e infraestructuras que ahora est谩 parcialmente interrumpido por el conflicto y las sanciones. Para China, esta guerra supone un impacto econ贸mico fuerte, en la medida en que afecta a un proyecto fundamental, definido por Xi Jinping como uno de los ejes del desarrollo chino y de su despliegue por el mundo.

Por otra parte, como consecuencia de la guerra de Ucrania y de las sanciones, Mosc煤 puede pasar a depender cada vez m谩s de Pek铆n. En cierta medida, las fuertes medidas coercitivas impuestas por Estados Unidos y Europa empujan a Rusia, lo quiera o no, a una creciente dependencia de China, su 煤nico aliado de envergadura. Pek铆n podr铆a ver aumentar considerablemente su capacidad hegem贸nica sobre Mosc煤.

Al mismo tiempo estamos viendo una eventual amenaza de sanciones de Washington a China en caso de que Pek铆n le ofrezca a Mosc煤 soluciones que le permitan evitar las sanciones o reducir su efecto. El presidente Joe Biden advirti贸 a su hom贸logo chino, Xi Jinping, sobre “las implicaciones y consecuencias” que para China tendr铆a “brindar apoyo material a Rusia mientras perpetra ataques brutales contra ciudades y civiles ucranianos” (4). Por eso Pek铆n ha mantenido una l铆nea de cooperaci贸n con Rusia sin alinearse de manera un铆voca con la posici贸n de Putin. Por ejemplo, no vot贸 en contra de la resoluci贸n de Naciones Unidas de condena a Mosc煤; se abstuvo.

Otra consideraci贸n, en un contexto de r铆o revuelto como el actual: China teme que Estados Unidos aproveche la ocasi贸n para lanzar alguna iniciativa en favor de Taiw谩n. Por ejemplo, si Taiw谩n inicia alguna maniobra militar preventiva con la excusa de una inminente invasi贸n china semejante a la de Rusia sobre Ucrania. O si Estados Unidos y sus aliados avanzan en mayores niveles de reconocimiento pol铆tico y diplom谩tico a Taiw谩n. Asimismo, el gobierno estadounidense anunci贸 recientemente que revisar谩 el esquema de subsidios de Pek铆n a aquellas industrias chinas cuyos productos se exportan al mercado norteamericano, con vistas a un posible aumento de aranceles, retomando la guerra comercial que en su momento hab铆a intensificado Donald Trump (5).

En suma, se constata una voluntad de la Casa Blanca de hostigar a China, reafirmando que el objetivo estrat茅gico principal de Washington en el siglo XXI es contener a China, debilitarla de modo tal que no logre superar a Estados Unidos y disputarle su hegemon铆a planetaria. En ese sentido, podr铆amos ver, en las pr贸ximas semanas, nuevas presiones sobre Pek铆n. ¿En qu茅 medida China podr铆a ser excluida a su vez, a pesar de su gigantismo, del funcionamiento "occidental" del mundo? Es posible que ese sea el gran objetivo estrat茅gico de la partida de ajedrez que acaba de empezar en Ucrania.

Estamos en una nueva edad geopol铆tica. La historia se ha puesto nuevamente en marcha... Ha comenzado un juego peligros铆simo. La pr贸xima etapa podr铆a ser la guerra nuclear...

Le Monde Diplomatique

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