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C贸mo combatir el impacto social de las mentiras y las fake news

C贸mo combatir el impacto social de las mentiras y las “fake news”

 
OPINI脫N de Ra煤l Allain (*)

Estaba leyendo un libro muy interesante: “Nosotros, el medio. C贸mo las audiencias est谩n modelando el futuro de las noticias y la informaci贸n” de Shayne Bowman y Chris Willis (2003), libro que nos permite visualizar las fortalezas y oportunidades, pero tambi茅n las debilidades y amenazas que tiene ahora el uso de las nuevas tecnolog铆as. (https://tinyurl.com/2p988mkn)




Una conclusi贸n inicial, a la luz de la sociolog铆a de la informaci贸n, es que no debemos perder de vista que uno de los fines supremos del periodismo a nivel 茅tico y social es la b煤squeda y difusi贸n de la verdad, y eso requiere investigar hechos concretos, buscar nuevas fuentes, contrastar datos para poder crear mensajes verdaderos que sean trascendentes para la sociedad.

Los autores mencionados se plantean precisamente varias inquietudes sobre c贸mo poder aprovechar las nuevas tecnolog铆as en el periodismo participativo y no caer es el “ruido comunicativo”, es decir –como se帽ala el pensador Umberto Eco– evitar que las redes sociales se conviertan en un bullicio donde “los idiotas son los que tienen la palabra”.

Es importante que la calidad, trascendencia, importancia de los contenidos no se pierda en la “hiperinformaci贸n”, en la presencia de “basura comunicacional”, pues ahora que cada persona con acceso a internet o a un smartphone tiene la “capacidad” (la oportunidad) de crear contenidos, muchos de estos excelentes pero otros tambi茅n mediocres o intrascendentes.

Precisamente uno de los problemas que vemos ahora son las llamadas noticias falsas o “fake news” que, seg煤n ya se ha denunciado, abundan en redes sociales como Facebook y Twitter, entre otras, donde se fabrican contenidos sin tener en cuenta que estos correspondan objetivamente a la realidad.

En el otro extremo, se da el problema del excesivo protagonismo que en las redes sociales se da a la vida privada de las personas, lo cual no constituye noticia, sino que s贸lo abonan a satisfacer a un p煤blico 谩vido de entretenimiento. De all铆 que los “reality shows” tengan m谩s sinton铆a que las p谩ginas web de noticias.

Considero que es verdad lo que se帽alaba Nicholas Negroponte (1995) en su libro de Ser Digital (Being Digital), donde predijo que en el futuro las noticias en l铆nea dar铆an a los lectores la habilidad para escoger s贸lo los temas y las fuentes que les interesan.

Ahora observamos el auge de las “noticias en l铆nea” as铆 como las “transmisiones en vivo”, que tienen muchas plataformas sencillas de usar y “al alcance de todos”. Cada individuo se configura as铆 como un creador en potencia de diversos contenidos.

Por ello es de suma importancia que las universidades y centros de capacitaci贸n de periodistas se enfoquen no solamente en las “habilidades tecnol贸gicas”, sino que tambi茅n se preocupen en una formaci贸n human铆stica que permita a los comunicadores poder tener capacidad de an谩lisis de la realidad.

No se requiere solamente que el periodista sepa usar las redes sociales, conocer t茅cnicas de edici贸n de audio y de sonido, o sepa c贸mo construir p谩ginas web o c贸mo administrar un blog. Se requiere m谩s: una visi贸n integral de la realidad humana y social, para estar en capacidad de investigar, analizar, sintetizar, interpretar.

Solamente de esa manera, el llamado periodismo participativo podr谩 mejorar y estar a la altura del reto de construir una civilizaci贸n m谩s humana, m谩s justa, donde se respeten las diferencias, donde se difunda informaci贸n de calidad, donde todos puedan emitir opiniones constructivas y alturadas.

La presencia constante del “yo” y el “nosotros” es la esencia del periodismo participativo pero este debe ser realizado con capacidad y altura. Por eso debemos distinguir entre lo que son las “redes sociales” del “periodismo digital” que usa las tecnolog铆as y las redes de internet para elaborar contenidos de calidad.

Es la 煤nica manera de combatir a los fabricantes de noticias falsas (fake news), y que ahora mediante t茅cnicas sofisticadas de realidad virtual crean una mentira o medias verdades que constituyen la “posverdad”, es decir una semiverdad, una mentira edulcorada que solamente sirve para enga帽ar a las masas, siempre 谩vidas de entretenimiento a toda costa.

Si dejamos de lado el fin aut茅ntico del periodismo, la b煤squeda de la verdad, entonces no tendr谩 ning煤n sentido la promoci贸n de un “pseudoperiodismo participativo”, que encuentra sus “logros” y su “rating” en la exaltaci贸n de la sexualidad, la propagaci贸n de la vida privada y la violencia en s铆 misma.

Si hablamos del impacto de las nuevas tecnolog铆as, entonces tambi茅n nos referimos al fen贸meno de la globalizaci贸n, el cual se viene imponiendo en el mundo. Lo que era impensable hace dos d茅cadas, es ahora una realidad, m谩s a煤n con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnolog铆as de la informaci贸n y comunicaci贸n.

Sin embargo, este r谩pido avance y la promesa de una “aldea global”, donde el intercambio econ贸mico, comercial, cultural y comunicativo es posible incluso arrasado con las “identidades regionales”, requiere de un an谩lisis profundo. ¿Qu茅 riesgos tienen las redes sociales en el periodismo digital? ¿Hasta qu茅 punto la comunicaci贸n global es s贸lo un espejismo? ¿C贸mo lidiar con los temas de las culturas minoritarias, de la exclusi贸n social y el desarraigo local? Son algunas de las preguntas que surgen tras la lectura de este libro.

Por lo tanto, en el periodismo participativo subyace siempre la cuesti贸n 茅tica y la deontolog铆a profesional del periodista. Todos los actos humanos est谩n signados por la 茅tica y la moral en la medida en que son un ejercicio del libre albedr铆o para dirigir el actuar hacia el logro del bien.

(*) Escritor, soci贸logo y analista pol铆tico. Consultor Internacional en Derechos Humanos para la Asociaci贸n de V铆ctimas de Acoso Organizado y Tortura Electr贸nica (VIACTEC)

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