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Milei en la Irlanda de las maravillas

OPINI脫N de Jorge Majfud

En su mensaje de fin de a帽o, el presidente de Argentina Javier Milei volvi贸 a insistir con su discurso de convertir a la Argentina en una nueva Irlanda―dentro de 45 a帽os. Como todo, la realidad irlandesa no se corresponde con la imaginaci贸n de Milei: servicios p煤blicos gratuitos, desde el transporte hasta la salud y la educaci贸n, todo como miembro de una comunidad regional…




Pero veamos el antecedente de Irlanda antes que entendiera que ser colonia no forma parte de ning煤n plan de desarrollo, seg煤n el cual Argentina necesitar铆a 150 a帽os antes de cambiar de rumbo―resumir茅 aqu铆 una explicaci贸n m谩s extensa de Moscas en la telara帽a.

Para que la Revoluci贸n industrial se produjese, las colonias fueron forzadas a exportar alimentos b谩sicos a Europa, lo que asegur贸 a su clase proletaria una subsistencia que los campos europeos no pod铆an proveer. El proceso de desarrollo industrial indo-bengal铆 se interrumpi贸 a fuerza de leyes proteccionistas inglesas, sanciones econ贸micas y por la poderosa raz贸n del ca帽贸n imperial, es decir, lo que se llamar谩 m谩s tarde libertad y libre mercado.

Una vez que Irlanda adopt贸 las nuevas reglas impuestas y se convirti贸 en competencia para Inglaterra, Londres ech贸 mano al viejo recurso de contradecir su propio serm贸n para imponer restricciones que impidiesen cualquier independencia de su primera colonia. Los irlandeses debieron venderse a s铆 mismos como esclavos indenture en las colonias de Norteam茅rica―inmigrantes ilegales de hoy.

Inglaterra no s贸lo impuso su enclosure (privatizaci贸n por cercado) a Irlanda y a Norteam茅rica, sino tambi茅n a India y Bengala, con el mismo resultado: al tiempo que las minor铆as se enriquec铆an, los pueblos que perdieron sus tierras comunales, su formas de vidas, sufrieron hambrunas con decenas de millones de muertos.

Esta idea novedosa de la propiedad privada seg煤n el valor de cambio del mercado y su derecho a la expropiaci贸n, se expandi贸 r谩pidamente. 29 a帽os despu茅s de la creaci贸n de la trasnacional East India Company en 1599 (cuya bandera ten铆a trece franjas rojas y blancas), el puritano hijo de terratenientes ingleses y primer gobernador de Massachusetts, John Winthrop, lo resumi贸 as铆: “Dios ha dado a los hombres un derecho natural y un derecho civil. El primer derecho era natural cuando los hombres pose铆an la tierra en com煤n… Luego, a medida que aumentaban los hombres y sus ganados, se apropiaron de ciertas parcelas por encierro y se les otorg贸 un derecho civil… Los nativos americanos no cercan ninguna tierra… Si les dejamos suficiente para su uso, podemos leg铆timamente tomar el resto”.

Aunque no existe ni la propiedad privada ni el libre mercado como ordenes sociales en la Biblia, seg煤n Milei “el Estado es el Maligno (Satan谩s) y el libre mercado es el sistema de Dios”. Su repetida referencia, Mois茅s, era el Estado, un indiscutible dictador, y la Tierra Prometida era propiedad colectiva, arrebatada a otros pueblos por la fuerza, no por las leyes del mercado.

Las supersticiones de Milei surgieron en la Inglaterra del siglo XVII, cuando los m谩s ricos cercaron las tierras comunales, los parlamentos legalizaron el despojo y los intelectuales del poder (John Locke y otros liberales) lo legitimaron para la posteridad. Algunos campesinos tuvieron que competir por el arrendamiento. El resto se hundi贸 en la miseria o emigr贸 a las ciudades donde, m谩s tarde, se convertir铆an en el proletariado.

El mercado (ahora atrapado en las bolsas) se convirti贸 en el dictador supremo. Las diferencias sociales en cada pa铆s y las diferencias nacionales a nivel global aumentaron. Para 1800, las diferencias entre pa铆ses alcanzaba un desequilibrio de tres a uno. En la segunda mitad de siglo, la desproporci贸n era 35 a uno. Esto se tradujo en cientos de millones de muertos debidos al nuevo sistema capitalista y a la nunca lograda (m谩s bien destruida) “libertad del mercado”.

Irlanda fue la primera rep煤blica bananera―no Honduras. Para 1840, ten铆a una poblaci贸n de ocho millones. En 2023, apenas llega a siete. La mitolog铆a moderna atribuye este fen贸meno a La peste de la papa, pero la causa de casi dos millones de irlandeses muertos y otros millones de emigrados no fue un hongo, sino el capitalismo. La peste se origin贸 en M茅xico y se extendi贸 desde Estados Unidos a Europa. Ni esos pa铆ses ni la Europa continental sufrieron hambrunas, porque pose铆an agriculturas m谩s diversificadas.

Irlanda fue el primer laboratorio imperialista de Inglaterra, como las rep煤blicas bananeras fueron el primer laboratorio de Estados Unidos. Como los imperios occidentales promover谩n el monocultivo en sus colonias (oro, plata, az煤car, tabaco, algod贸n, bananas, caf茅, cobre, carne, inmigrantes, turistas), Irlanda se convertir谩 en una colonia europea con la papa peruana como monocultivo y principal fuente de calor铆as de su poblaci贸n. Antes de la plaga, distintos observadores hab铆an denunciado las condiciones de vida paup茅rrimas de los campesinos irlandeses. Las ganancias de los campesinos eran destinadas al pago de rentas, las cuales eran definidas en Londres por la sagrada Ley de la oferta y la demanda.

Cuando estall贸 la hambruna, Londres afirm贸 que el problema se resolver铆a por magia del libre mercado, al tiempo que los terratenientes exportaban otros productos de Irlanda, como carne y leche, para satisfacer las necesidades del mercado en Inglaterra. William Smith O’Brien de Limerick, en 1846 observ贸: “lo que resulta m谩s indignante es que la gente se muere de hambre en medio de la abundancia”. Historia por dem谩s conocida por otras colonias, como India o Bangladesh.

No por casualidad, el encargado de la crisis de Irlanda, Sir Charles Trevelyan, era un retornado de la brutal administraci贸n de India y, no por casualidad, inici贸 el racismo anti irland茅s, el cual cruzar铆a el atl谩ntico detr谩s de sus v铆ctimas. Trevelyan era un fervoroso defensor del libre mercado y del laissez-faire, superstici贸n conveniente para unos pocos. Como casi todos los fan谩ticos del libre mercado, recurri贸 a Dios para explicar los misteriosos fracasos: le ech贸 la culpa a las v铆ctimas: “Dios envi贸 esta calamidad para darles una lecci贸n a los irlandeses”, declar贸. Si China perdi贸 el tres por ciento de su poblaci贸n en la hambruna de 1958-62, solo Irlanda perdi贸 el 12 por ciento un siglo antes.

Ahora, en mucho menos de los 45 a帽os prometidos por Milei, China pas贸 de ser (econ贸micamente hablando) Mongolia para ser Jap贸n. El cambio radical no se produjo en un pa铆s de diez o de cincuenta millones de habitantes sino en uno con mil doscientos millones y, aunque gran parte de su econom铆a es un capitalismo diferente al capitalismo b茅lico anglosaj贸n, fue ejecutado por un gobierno comunista. Entiendo que el secreto de China radic贸 en que no pudo ser fragmentada y endeudada (neocolonizada) a tiempo, como en la Guerra del Opio, como en cualquier otro caso de amenaza independista.

No, no propongo a China como modelo de nada, sino como refutaci贸n. El punto es, ¿por qu茅 no dejar que Argentina sea Argentina, con todas sus variaciones posibles? ¿No es ese el verdadero principio de la prosperidad, del bienestar y de la dignidad de cualquier pa铆s que se precie de no ser una maldita colonia?―dale, Javier, reflexiona; fuentes confiables me han dicho que lees esta contratapa.

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