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Kibutz

Samuel Schmidt

Mis padres tuvieron que huir de Polonia para salvar la vida, por fortuna salieron antes de la guerra, pero no todos sus familiares corrieron con esa suerte. Mi madre recordaba como eran agredidos en el pueblo por ser jud铆os y mi padre optaba por no hablar de Polonia, inclusive decidi贸 olvidar el polaco, los dos hablaban espa帽ol, Idish e ingl茅s y mi mam谩 algo de hebreo. Mi madre sali贸 ni帽a y mi padre adolescente.

La educaci贸n que tuvieron en Polonia fue muy b谩sica, y en M茅xico mi madre alcanz贸 a estudiar comercio. Aunque no tuvieron una formaci贸n escolarizada avanzada le铆an mucho, en la casa hab铆a libros y hab铆a dos mensajes constantes: tienen que terminar una carrera y deben recordar que Israel est谩 en el centro de la existencia del pueblo jud铆o.
Fuimos seis, el mayor estudi贸 medicina como ha sido una costumbre entre los jud铆os, no solamente porque es una carrera que se lleva en la cabeza y te sirve en la pr贸xima persecuci贸n, sino porque existe el principio de que quien salva una vida, salva al mundo.
El chiste correspondiente es que para las familias jud铆as el feto es viable cuando termina la escuela de medicina.
De los seis 4 terminamos carrera, uno hizo estudios universitarios y la otra termin贸 la prepa.
Muy joven entre a una organizaci贸n sionista. En ese entonces, mitad del siglo XX en M茅xico y otros pa铆ses, operaban movimientos juveniles con claros cortes ideol贸gicos: socialistas, comunistas, liberales, religiosos, de derecha y hasta scouts.
C贸mo parte de la formaci贸n pol铆tico-educativa hac铆amos estancias de un a帽o en un Kibutz. Yo me fui al terminar primero de prepa. Al Kibutz que 铆bamos los mexicanos es uno que se encuentra a 5 kil贸metros de la franja de Gaza, se llama Or A ner, la luz de la vela, y su poblaci贸n era latinoamericana con mayor铆a de argentinos.
Realiz谩bamos todo tipo de trabajos, en el campo, plante y pint茅 perales, fumigue y corte naranjas, y todos en nuestra inocencia quer铆amos ser tractoristas, hacerlo te hac铆a sentir mayor.
El inicio de la guerra de los seis d铆as me encontr贸 en la huerta de c铆tricos fumigando, al escuchar los tronidos le dije a mi compa帽ero de trabajo
- Oyes, son bombas
Respondi贸:
- Yo soy artillero, son morteros.
Se supone que deb铆a sentirme tranquilo, sin saber qui茅n disparaba, pero en poco tiempo vinieron por nosotros y me llevaron directo al refugio antia茅reo. 脡ramos 18 mexicanos y la embajada no sab铆a que hacer, pero pas贸 la guerra y tuvimos la oportunidad de visitar toda la franja de Gaza. Fui a Israel, hace unos 4 a帽os y vi Gaza desde una cerca. En los 57 a帽os que han pasado las cosas empeoran y los extremistas juegan un papel fundamental.
La vida cotidiana en el Kibutz era simple. En Verano te levantabas a las 4 am a trabajar de tal manera que a las 12 ibas a comer y a descansar. Con el calor los trabajos del campo se suspend铆an a mediod铆a.
Todos com铆amos lo mismo en el comedor, las tres comidas al d铆a, y en la tarde, 铆bamos a lo que equivale al t茅 de las 5, a las casas de las familias que nos hab铆an adoptado.
En las noches hab铆a una sala de juegos/biblioteca, y una vez por semana hab铆a cine.
Los miembros del kibutz que quer铆an ir al teatro, opera, u otras actividades externas gozaban de un presupuesto. Nosotros ten铆amos un programa cultural y tur铆stico, no hubo nada de adoctrinamiento, la vivencia era la educaci贸n
En el Kibutz no hab铆a crimen, no ten铆a sentido robar nada, nosotros descubrimos donde estaban los cigarrillos y los condones, y sin embargo nos daba algo de verg眉enza tomar ambos, aunque menos los cigarrillos, los que por cierto eran muy malos.
De nuevo el chiste. Un inversionista lleg贸 a comprar 500 cajas de los cigarros Nadiv, se los dieron y pidi贸 otras 500, le preguntaron que por qu茅 y respondi贸:
- Porque tiene solamente 50% de mierda y yo cre铆a que eran pura mierda
Fumar parec铆a ser parte de nuestra libertad fuera de casa, pod铆amos fumar si quer铆amos, lo que visto a la distancia no era una gran conquista.
Vivir en una comunidad socialista fue una gran ense帽anza que sin duda me marc贸 dej谩ndome lecciones sobre igualitarismo, justicia, humanismo.
Pero las circunstancias de tu vida son las de tu historia, esa historia incluye en un lugar preponderante el asesinato por ser jud铆os de mis familiares y seis millones m谩s durante el holocausto, agregados los asesinados en los pogromos y los asesinados durante la infamia de la inquisici贸n. Esas manifestaciones no se pueden ni deben olvidar.
En mi vida he visto de cerca la represi贸n del Estado en 68, he contemplado la corrupci贸n de los valores humanos y c铆vicos, la intolerancia y la discriminaci贸n y los esfuerzos por hundir en la ignominia al mundo; pero los que buscamos un mejor futuro seguimos activos y al pie del ca帽贸n, guiados por los mejores valores que aprendimos.

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