Historiador
Colombiakr铆tica
Vale entonces resaltar lo diferente, lo que no es mon贸tono en esta visual de 谩rboles de primer plano. Movimientos agitados y mucho mejor decir danzarines se perciben con el primer y medio plano, acentuados con la fricci贸n de las hojas y los troncos al viento. Los p谩jaros entran en escena con sus trinos y movimientos impredecibles, incluso entre especies diferentes se baten por un espacio, hasta que el ganador hace su canto triunfal, su ritornelo, entonces los aparejados presentan calma con su coqueteo ofreciendo 茅sta o aquella flor con el mejor n茅ctar. Y con el pasar del tiempo del d铆a a la noche, hace que todo sea un juego de luces y de sombras que entretienen, dan solaz al esp铆ritu y a la vez estimulan la emergencia de ideas, de pensamientos quiz谩 fugaces.
Vana puede ser esta prosa que a la gente no importa, porque otra configuraci贸n espacial domina sus gustos. Por ejemplo, esto de paisaje ser谩 risible para la gran mayor铆a que pasa horas y horas por no decir todo el tiempo con la mirada puesta en una pantalla en preferencia de celular o smarfhone, click tras click pasan los minutos, las horas, la ma帽ana, la tarde, la noche, el d铆a entero fisgoneando la mejor estupidez del momento: el influencer que degrada a su ni帽a de cuatro a帽os al preguntarle si quiere agua, la ni帽a sedienta responde que s铆, el destapa la botella y la bebe en su propia boca, luego se la escupe en la cara, la ni帽a llora desconcertada… y ya est谩 el acierto, tendencia triunfal: esto produce millones de clicks y de risas que luego son convertidas en millones de monedas pagas por empresas de internet gracias al gran tr谩fico, a la atracci贸n de esos miles o millones de personitas que gozan con las idioteces.
Finalmente, es bien sabido que el hombre es la especie que m谩s come tierra, devasta aqu铆 y all谩 para levantar moles de cemento, el derecho al paisaje no se pasa por mente, todos quieren tumbar monte, tumbar 谩rboles para abrir paso a los grandes conglomerados humanos, altas densidades de no caber en tanta estrechez que por zonas c茅ntricas se avanza a empujones y en vilo de esquivar alguna mano extra帽a que quiera robar nuestra billetera. S贸lo los m谩s pudientes pueden pagarse un paisaje medio calmo lejos de la ciudad, en una parcelaci贸n de unas hect谩reas para huir de lo denso, polucionados y bullicioso de la vecindad.
No somos abraza 谩rboles y tampoco lloramos por el pasado inh贸spito adverso a la vida, celebramos la civilizaci贸n con sus ciudades que concentran servicios para un mejor vivir, para facilitar la vida, incluso nos inclinamos por las ciudades ideales no mayores de trescientos mil habitantes para evitar lo tumultuoso, lo denso que quita la paz. Para no caer en la l贸gica de lo peor o de lo bueno y lo malo, s贸lo decir que existen est铆mulos que permiten un mejor disfrute de la vida en sus cinco sentidos en un escenario no perturbador de una vida tranquila, por el momento decimos que un buen paisaje es estimulante.