OPINI脫N
Samuel Schmidt
Me despert贸 la sirena de alarma, me levantaron de la cama, y aunque hac铆a mucho calor me dijeron que me ponga la camisa para dirigirnos al refugio.
En las casas se ve铆an las luces de las casas donde estaban terminando el shabat, la calle estaba desierta sin gente corriendo desesperada; llegamos al refugio y solamente hab铆a tres personas que dijeron: de regreso, era un misil Houthi lanzado desde Yemen y con ellos no pasaba nada. Con los iran铆es era otra cosa, me dijeron que sent铆as algo en el est贸mago. Eso fue en Jerusal茅m. En Tel Aviv vimos los estragos que caus贸 un misil.
La gente parece haber normalizado el hecho de la guerra, las que no cesan y hay que adaptarse siguiendo las instrucciones: localizar el refugio m谩s cercano y hay letreros anunciando espacios seguros, si manejas orillarte y tirarte al suelo.
Pero tambi茅n las expresiones contra la guerra est谩n en todos lados. Abundan las pintas, letreros y en las mesas de caf茅, en las conversaciones, el tema de cesar la guerra, una guerra de sobrevivencia pero que causa mucha destrucci贸n. Esta vez fueron cinco frentes.
As铆 como el bombardeo de Guernica anunci贸 el tipo de guerra mundial, esta parece mostrar lo que ser谩n las guerras del futuro, con pocos soldados, muchos misiles, drones y mucha destrucci贸n.
En todas partes, desde la torre de control del aeropuerto hasta las solapas de los pol铆ticos se encuentra el list贸n amarillo para que vuelvan YA los secuestrados, los que son utilizados como moneda de cambio. Si Hamas pens贸 que con esa presi贸n tirar铆a al gobierno de Netaniahu, fall贸, pero le hubiera hecho un gran servicio a la democracia israel铆, que hoy peligra.
Pero no obstante todas las expresiones de rechazo (incluidas las encuestas), el gobierno tiene sordera testicular (con perd贸n de la audiencia) por sus huevos, hay ministros que exigen una guerra total, la destrucci贸n de Gaza y la expulsi贸n de los palestinos, la visi贸n de los mesi谩nicos que piensan que hoy hay que cumplir los t茅rminos geogr谩ficos descritos en la biblia mientras condicionan que sus hijos no se recluten a cambio de sostener al gobierno, y los representantes pro paz que carecen de peso pol铆tico para orillar al gobierno y no saben utilizar la movilizaci贸n popular.
Los dos extremos se han unido en su odio y af谩n de destrucci贸n y han sometido a las voces discordantes, a aquellos que quisieran vivir en buena compa帽铆a.
Hay familias deshechas, soldados que ya sirvieron como reservistas tres veces, casos de divorcio que muestran el peso de la carga econ贸mica de la guerra, y hay muchas familias que perdieron todo con los bombardeos iran铆es, el n煤mero creciente de suicidios de soldados es una llamada de atenci贸n. Una cantidad elevada de soldados israel铆es tiene PTSD y costar谩 mucho ayudarlos.
En el mercado vi a un grupo de soldadas, jovencitas, dulces, apenas un poco mayores que mi nieta.
Del otro lado una tragedia de destrucci贸n, desplazamiento, muerte, que pesar谩 por varias generaciones, alimentada por el odio hacia el contrincante. Cuando escucho como ejemplo, que a 70 a帽os de la guerra mundial la buena vecindad recorre Europa, se contrasta al escuchar en Polonia y Rumania, el odio ancestral contra los alemanes que est谩 m谩s vivo que nunca.
Nos sentamos a tomar caf茅 en la parte occidental de Jerusal茅n y el mesero, un hombre joven, cuando le hablamos en hebreo pidi贸 que se hablara ingl茅s, es de los que se sienten y resienten estar conquistados.
Hamas se consolid贸 en el poder bajo el principio de matar a los jud铆os y destruir a Israel, as铆 lleva m谩s de 20 a帽os educando a los ni帽os, que ven la destrucci贸n masiva, en parte porque al destruir t煤neles si viene abajo lo construido arriba, y a que en parte la estrategia de Hamas de esconderse tras los civiles (escuelas, hospitales, mezquitas, etc.) provoca da帽o, lo que para ellos es propaganda favorable. Es por eso la insistencia de la salida de Hamas de Gaza, para que lleguen voces distintas.
Le铆 el libro HaKarish (tibur贸n, Mishke Ben David, 2017), cuyo tema central es la falla de un acuerdo global de paz y sus consecuencias para Israel, pero al final, el capit谩n de un submarino con el ultimo misil at贸mico, reflexiona sobre usarlo para pegarle al origen del problema y decide que este es Jerusal茅m, donde est谩n las ra铆ces simb贸licas de las 3 grandes religiones monote铆stas, as铆 concluye que “a final de cuentas solamente son piedras”. Y ese es el fin de la guerra.
La noci贸n de destruir las piedras “monumentos” antiguos la pusieron en pr谩ctica los talibanes que se afanaron por destruir una historia que no es la de ellos y no la comparte Ben David. Pero esta idea es sugerente pero muy radical para terminar esta y las guerras futuras que veremos en el Medio Oriente. Por eso los jersolimitanos se sienten a salvo de los misiles.
El futuro traer谩 el “enfrentamiento entre civilizaciones”, el af谩n enfermizo por crear imperios, la idea nociva de que la verdad propia debe ser la 煤nica verdad y debe imponerse cueste lo que cueste, y esto a final de cuentas son vidas, cultura, y el progreso de una civilizaci贸n que pueda florecer para todos.