En un comunicado, los kurdos del Líbano denunciaron la masacre cometida por ISIS el 3 de agosto de 2014, contra la comunidad yazidí, describiéndola como "una de las masacres más brutales de la historia moderna y un acto de genocidio en toda regla".
La declaración señaló que "el ataque de ISIS en el distrito de Shengal resultó en la muerte de miles de hombres yazidíes, que fueron enterrados en fosas comunes. Miles de mujeres y niñas fueron secuestradas, sometidas a las formas más horribles de violencia física y psicológica, y vendidas en mercados de esclavos. Cientos de niños también fueron secuestrados y reclutados a la fuerza, en flagrante violación de todas las convenciones internacionales".
Hizo hincapié en que "alrededor de 2.900 yazidíes, en su mayoría mujeres y niños, siguen desaparecidos hasta el día de hoy", y señaló que "muchas de las mujeres secuestradas fueron llevadas a áreas sirias como Raqqa, y que las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ) y los combatientes de Guerrilla lograron rescatar a un gran número de ellas en los últimos años".
La declaración criticó al Partido Democrático del Kurdistán por "abandonar al pueblo yazidí en momentos de peligro", y responsabilizó al estado iraquí y a su ejército por no proteger a los civiles en Shengal.
Por otro lado, la declaración elogió "el papel sagrado desempeñado por los luchadores por la libertad del Kurdistán en la defensa de la comunidad yazidí y la prevención de que la masacre se expanda".
Reiteró que "la masacre de Shengal es un crimen de guerra y una mancha en la conciencia de toda la humanidad".
En conclusión, los kurdos del Líbano pidieron a "las potencias internacionales, especialmente al Consejo de Seguridad de la ONU y a las Naciones Unidas, que asuman sus responsabilidades morales y humanitarias en la protección de las minorías religiosas y étnicas del genocidio y la limpieza étnica, y que trabajen para prevenir la recurrencia de tales masacres".
Anha