Por Emilio Mar铆n
El reciente viaje del presidente chino a Estados Unidos dej贸 la puerta abierta para el mejoramiento de las relaciones. De todos modos, 茅stas seguir谩n siendo tensas, sinuosas y contradictorias.
El 2010 fue de tensi贸n en las relaciones sino-estadounidenses por las asperezas habidas en el comercio bilateral y en materia pol铆tica.
Washington reclam贸 sistem谩ticamente que Beijing revaluara su moneda, el Renminbi yuan, a fin de que su balanza comercial tuviera menos d茅ficit. Y no s贸lo con China sino en general, para que los productos “made in USA” pudieran disputar otros mercados.
Los destinatarios de esa presi贸n no se inmutaron. Dijeron ser un pa铆s soberano y que su moneda est谩 bien donde est谩. Que a lo sumo la mover铆an 3 por ciento para arriba en los pr贸ximos dos a帽os. En EE UU tomaron eso como un No.
Aquella postura del gigante socialista es coherente con su crecimiento econ贸mico. El rival siente que eso es parte de la disputa china a nivel mundial, en una puja que muchos analistas predicen terminar谩 con la econom铆a asi谩tica en lo m谩s alto del podio entre 2020-2025.
El 27 de octubre del a帽o pasado, el Partido Comunista de China formul贸 el proyecto de “XII Plan Quinquenal de Desarrollo Econ贸mico y Social de China (2011-2015)”. El mismo deber谩 ser aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular y consta de cinco puntos b谩sicos. Seg煤n la Agencia Xinhua, uno de 茅stos plantea: “trabajar para dar un gran paso adelante en el proceso de reestructuraci贸n econ贸mica, elevar la proporci贸n de consumo familiar, promover el desarrollo coordinado de las regiones rurales y urbanas, reducir significativamente tanto el consumo energ茅tico por unidad del Producto Interior Bruto (PIB) como las emisiones de di贸xido de carbono y mejorar considerablemente las condiciones medioambientales”.
A prop贸sito de medioambiente, se nota la preocupaci贸n china. Su plan y el cumplimiento de sus etapas le report贸 elogios de la cumbre de Copenhague y la preparatoria realizada en Buenos Aires.
Si las demandas groseras del imperio sobre el yuan afectaron el v铆nculo de los dos pa铆ses, igual resultado o quiz谩s peor tuvieron dos gestos directos en el terreno pol铆tico.
Uno fue el anuncio de la administraci贸n Obama, durante 2010, de que vender铆a armas a Taiw谩n por 6.400 millones de d贸lares. La Rep煤blica Popular China nunca declin贸 su reclamo de soberan铆a sobre esa isla donde la VI Flota refugi贸 al dictador Chiang Kai Shek luego de la victoria del Ej茅rcito de Mao Zedong.
Por esa venta de armamentos Beijing suspendi贸 los contactos militares con EE UU, que reci茅n se descongelaron con la visita del 9 de enero 煤ltimo del secretario de Defensa, Robert Gates.
El otro desaire estadounidense fue en febrero, con la recepci贸n de Obama en la Casa Blanca al l铆der separatista del T铆bet, el Dalai Lama. Es otra regi贸n especial de China, cuyo gobierno est谩 determinado a que nunca le sea seccionado y convertido en un nuevo Kosovo o protectorado yanqui.
Ciertos puntos de acuerdo
Qued贸 dicho que 2010 fue negativo en las relaciones entre China y Estados Unidos. Se podr铆a agregar que en octubre la academia de Oslo anunci贸 el Nobel de la Paz para un chino contrarrevolucionario, que las autoridades niegan sea un simple “disidente”. Sea como fuere, el premio fue para un opositor preso por actividades contra el socialismo. Esto fue comentado por Andr茅 Vltchek, de CEPRID, en una nota titulada “Occidente perfecciona sus t茅cnicas para agredir a China”. Dec铆a Vltchek: “no os hag谩is ninguna ilusi贸n: el Premio Nobel de la Paz 2010 concedido a Liu Xiaobo, el redactor principal de la Carta 08, no tiene nada que ver con los derechos humanos. Se trata de una operaci贸n directamente dirigida contra el mayor sistema econ贸mico y socio-pol铆tico de fuera de Occidente”.
Pero a pesar de estas controversias, China sigui贸 vendiendo y comprando a EE UU. Y con buena parte del super谩vit de ese comercio, 370.000 millones de d贸lares anuales, adquiriendo t铆tulos del Tesoro. De este modo el pa铆s oriental apuntalaba la tambaleante econom铆a norteamericana, nunca repuesta del todo del descalabro de 2008.
Por otra parte, a mediados de mayo de 2010 se celebr贸 en la capital china la II ronda del “Di谩logo Estrat茅gico y Econ贸mico entre EEUU y China”, como continuidad de la realizada en julio de 2009 en Washingon.
A Beijing llegaron la canciller Hillary Clinton y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, con unos 40 funcionarios de alto nivel. Los aguardaron el presidente Hu y una comitiva de similares caracter铆sticas.
Los yanquis volvieron a reclamar la reevaluaci贸n de la moneda china. Se les ofert贸 que para nivelar el comercio bilateral lo mejor era que EE UU accediera a vender productos de alta tecnolog铆a, m谩s caros, que le son retaceados a China (porque pueden copiar y crear, o por temor a su utilizaci贸n militar).
Clinton prometi贸 que “EEUU eliminar谩 las restricciones a la exportaci贸n de alta tecnolog铆a a China, o por lo menos, las suavizar谩, y los detalles se revelar谩n el pr贸ximo verano”, seg煤n la agencia rusa Ria Novosti. Pues en el pr贸ximo verano, veremos, pensaron los pacientes orientales.
La mayor concesi贸n que hizo el gobierno de Hu fue votar en junio pasado en el Consejo de Seguridad a favor de la cuarta ronda de sanciones contra Ir谩n. El proyecto de dos aliados del imperio, Francia y Reino Unido, pretextaba el pac铆fico plan at贸mico iran铆. Hasta Brasil y Turqu铆a votaron en contra.
La visita de Hu
En ese marco contradictorio, el presidente chino realiz贸 una visita a EE UU entre el 19 y 24 de enero 煤ltimo. Desde el protocolo, debe haber sido la visita que recibi贸 m谩s pompa y ceremonia de todas las que haya organizado Barack Obama en los dos a帽os que lleva en la Casa Blanca. Dos cenas de gala, conferencia de prensa conjunta, reuniones con el presidente y l铆deres del Capitolio, que en la C谩mara de Representantes tienen liderazgo republicano luego de las elecciones de noviembre pasado, etc.
Como el v铆nculo bilateral tiene un componente decisivo que es econ贸mico, de una parte de las reuniones de los dos jefes de Estado participaron empresarios de la parte china y de consorcios como Goldman Sachs, JP Morgan-Chase, Microsoft, Motorola, General Electric, Boeing y Carlyle Group.
Estos grupos concentrados (l茅ase monopolios) han ganado buena plata con sus inversiones en China, desde donde han vendido al mundo. Los chinos tambi茅n consideran haber salido ganando de esas inversiones extranjeras, aunque como las licencias no son suyas su porci贸n fue peque帽a en algunos casos (4 centavos de cada d贸lar exportado por Nike de China, motivo por el cual el Estado recepcionista ahora est谩 comprando licencias para vender por su cuenta).
Boeing es la firma m谩s partidaria de que las relaciones con China sigan esta ruta de amistad y rivalidad pero sin que la sangre llegue al Pac铆fico. ¿Su raz贸n? Un contrato firmado por Beijing para adquirir 200 aviones por 19.000 millones de d贸lares, que permitir谩 a Boeing ampliar su posici贸n dominante en el mercado a茅reo.
Los 70 acuerdos suscriptos en este viaje suponen en total compras chinas por 45.000 millones de d贸lares de distintos productos, lo que redundar谩 en la creaci贸n de 235.000 empleos en EE UU. Esta puede ser una buena medicina para la econom铆a yanqui y tambi茅n para el debilitado Obama con vistas a su intento de reelecci贸n.
¿Estas compras no endeudar谩n demasiado al pa铆s socialista? No parece. Hasta hoy venden por 400.000 millones de d贸lares a EE UU y le compran el diez por ciento de esa cifra. En Beijing cuentan con reservas de divisas por 2.3 billones de d贸lares. Su econom铆a ha desplazado a Jap贸n como segunda potencia mundial y se plantea arribar a 2020 con un nivel de prosperidad para la mayor铆a de sus casi 1.400 millones de habitantes. Muchos de aquellos 70 acuerdos servir谩n para poner m谩s en acci贸n a la industria china.
En medio de los convenios comerciales, el presidente Obama, el l铆der republicano de los Representantes, John Boehner, y el de la mayor铆a dem贸crata en el Senado, Harry Reid, apremiaron al visitante chino con el sempiterno reclamo del yuan y los derechos humanos.
Hu jintao se defendi贸 bien. Sobre lo primero, dijo que los productos chinos baratos hab铆an favorecido al p煤blico estadounidense en 600.000 millones de d贸lares. Sobre lo segundo, argument贸 que los temas de derechos humanos eran algo interno de China, donde hab铆an avanzado mucho pero hab铆a todav铆a bastante por hacer.
En su interior, Hu habr谩 pensado que en marzo pr贸ximo, como en los doce a帽os anteriores, Beijing publicar谩 el “Expediente de Derechos Humanos en EE UU”, documentando las violaciones a esos derechos cometidas en el imperio. El de 2010 est谩 en: http://cambiosencuba.blogspot.com/2010/03/pekin-replica-washington-con-un-informe.html
El reciente viaje del presidente chino a Estados Unidos dej贸 la puerta abierta para el mejoramiento de las relaciones. De todos modos, 茅stas seguir谩n siendo tensas, sinuosas y contradictorias.
El 2010 fue de tensi贸n en las relaciones sino-estadounidenses por las asperezas habidas en el comercio bilateral y en materia pol铆tica.
Washington reclam贸 sistem谩ticamente que Beijing revaluara su moneda, el Renminbi yuan, a fin de que su balanza comercial tuviera menos d茅ficit. Y no s贸lo con China sino en general, para que los productos “made in USA” pudieran disputar otros mercados.
Los destinatarios de esa presi贸n no se inmutaron. Dijeron ser un pa铆s soberano y que su moneda est谩 bien donde est谩. Que a lo sumo la mover铆an 3 por ciento para arriba en los pr贸ximos dos a帽os. En EE UU tomaron eso como un No.
Aquella postura del gigante socialista es coherente con su crecimiento econ贸mico. El rival siente que eso es parte de la disputa china a nivel mundial, en una puja que muchos analistas predicen terminar谩 con la econom铆a asi谩tica en lo m谩s alto del podio entre 2020-2025.
El 27 de octubre del a帽o pasado, el Partido Comunista de China formul贸 el proyecto de “XII Plan Quinquenal de Desarrollo Econ贸mico y Social de China (2011-2015)”. El mismo deber谩 ser aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular y consta de cinco puntos b谩sicos. Seg煤n la Agencia Xinhua, uno de 茅stos plantea: “trabajar para dar un gran paso adelante en el proceso de reestructuraci贸n econ贸mica, elevar la proporci贸n de consumo familiar, promover el desarrollo coordinado de las regiones rurales y urbanas, reducir significativamente tanto el consumo energ茅tico por unidad del Producto Interior Bruto (PIB) como las emisiones de di贸xido de carbono y mejorar considerablemente las condiciones medioambientales”.
A prop贸sito de medioambiente, se nota la preocupaci贸n china. Su plan y el cumplimiento de sus etapas le report贸 elogios de la cumbre de Copenhague y la preparatoria realizada en Buenos Aires.
Si las demandas groseras del imperio sobre el yuan afectaron el v铆nculo de los dos pa铆ses, igual resultado o quiz谩s peor tuvieron dos gestos directos en el terreno pol铆tico.
Uno fue el anuncio de la administraci贸n Obama, durante 2010, de que vender铆a armas a Taiw谩n por 6.400 millones de d贸lares. La Rep煤blica Popular China nunca declin贸 su reclamo de soberan铆a sobre esa isla donde la VI Flota refugi贸 al dictador Chiang Kai Shek luego de la victoria del Ej茅rcito de Mao Zedong.
Por esa venta de armamentos Beijing suspendi贸 los contactos militares con EE UU, que reci茅n se descongelaron con la visita del 9 de enero 煤ltimo del secretario de Defensa, Robert Gates.
El otro desaire estadounidense fue en febrero, con la recepci贸n de Obama en la Casa Blanca al l铆der separatista del T铆bet, el Dalai Lama. Es otra regi贸n especial de China, cuyo gobierno est谩 determinado a que nunca le sea seccionado y convertido en un nuevo Kosovo o protectorado yanqui.
Ciertos puntos de acuerdo
Qued贸 dicho que 2010 fue negativo en las relaciones entre China y Estados Unidos. Se podr铆a agregar que en octubre la academia de Oslo anunci贸 el Nobel de la Paz para un chino contrarrevolucionario, que las autoridades niegan sea un simple “disidente”. Sea como fuere, el premio fue para un opositor preso por actividades contra el socialismo. Esto fue comentado por Andr茅 Vltchek, de CEPRID, en una nota titulada “Occidente perfecciona sus t茅cnicas para agredir a China”. Dec铆a Vltchek: “no os hag谩is ninguna ilusi贸n: el Premio Nobel de la Paz 2010 concedido a Liu Xiaobo, el redactor principal de la Carta 08, no tiene nada que ver con los derechos humanos. Se trata de una operaci贸n directamente dirigida contra el mayor sistema econ贸mico y socio-pol铆tico de fuera de Occidente”.
Pero a pesar de estas controversias, China sigui贸 vendiendo y comprando a EE UU. Y con buena parte del super谩vit de ese comercio, 370.000 millones de d贸lares anuales, adquiriendo t铆tulos del Tesoro. De este modo el pa铆s oriental apuntalaba la tambaleante econom铆a norteamericana, nunca repuesta del todo del descalabro de 2008.
Por otra parte, a mediados de mayo de 2010 se celebr贸 en la capital china la II ronda del “Di谩logo Estrat茅gico y Econ贸mico entre EEUU y China”, como continuidad de la realizada en julio de 2009 en Washingon.
A Beijing llegaron la canciller Hillary Clinton y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, con unos 40 funcionarios de alto nivel. Los aguardaron el presidente Hu y una comitiva de similares caracter铆sticas.
Los yanquis volvieron a reclamar la reevaluaci贸n de la moneda china. Se les ofert贸 que para nivelar el comercio bilateral lo mejor era que EE UU accediera a vender productos de alta tecnolog铆a, m谩s caros, que le son retaceados a China (porque pueden copiar y crear, o por temor a su utilizaci贸n militar).
Clinton prometi贸 que “EEUU eliminar谩 las restricciones a la exportaci贸n de alta tecnolog铆a a China, o por lo menos, las suavizar谩, y los detalles se revelar谩n el pr贸ximo verano”, seg煤n la agencia rusa Ria Novosti. Pues en el pr贸ximo verano, veremos, pensaron los pacientes orientales.
La mayor concesi贸n que hizo el gobierno de Hu fue votar en junio pasado en el Consejo de Seguridad a favor de la cuarta ronda de sanciones contra Ir谩n. El proyecto de dos aliados del imperio, Francia y Reino Unido, pretextaba el pac铆fico plan at贸mico iran铆. Hasta Brasil y Turqu铆a votaron en contra.
La visita de Hu
En ese marco contradictorio, el presidente chino realiz贸 una visita a EE UU entre el 19 y 24 de enero 煤ltimo. Desde el protocolo, debe haber sido la visita que recibi贸 m谩s pompa y ceremonia de todas las que haya organizado Barack Obama en los dos a帽os que lleva en la Casa Blanca. Dos cenas de gala, conferencia de prensa conjunta, reuniones con el presidente y l铆deres del Capitolio, que en la C谩mara de Representantes tienen liderazgo republicano luego de las elecciones de noviembre pasado, etc.
Como el v铆nculo bilateral tiene un componente decisivo que es econ贸mico, de una parte de las reuniones de los dos jefes de Estado participaron empresarios de la parte china y de consorcios como Goldman Sachs, JP Morgan-Chase, Microsoft, Motorola, General Electric, Boeing y Carlyle Group.
Estos grupos concentrados (l茅ase monopolios) han ganado buena plata con sus inversiones en China, desde donde han vendido al mundo. Los chinos tambi茅n consideran haber salido ganando de esas inversiones extranjeras, aunque como las licencias no son suyas su porci贸n fue peque帽a en algunos casos (4 centavos de cada d贸lar exportado por Nike de China, motivo por el cual el Estado recepcionista ahora est谩 comprando licencias para vender por su cuenta).
Boeing es la firma m谩s partidaria de que las relaciones con China sigan esta ruta de amistad y rivalidad pero sin que la sangre llegue al Pac铆fico. ¿Su raz贸n? Un contrato firmado por Beijing para adquirir 200 aviones por 19.000 millones de d贸lares, que permitir谩 a Boeing ampliar su posici贸n dominante en el mercado a茅reo.
Los 70 acuerdos suscriptos en este viaje suponen en total compras chinas por 45.000 millones de d贸lares de distintos productos, lo que redundar谩 en la creaci贸n de 235.000 empleos en EE UU. Esta puede ser una buena medicina para la econom铆a yanqui y tambi茅n para el debilitado Obama con vistas a su intento de reelecci贸n.
¿Estas compras no endeudar谩n demasiado al pa铆s socialista? No parece. Hasta hoy venden por 400.000 millones de d贸lares a EE UU y le compran el diez por ciento de esa cifra. En Beijing cuentan con reservas de divisas por 2.3 billones de d贸lares. Su econom铆a ha desplazado a Jap贸n como segunda potencia mundial y se plantea arribar a 2020 con un nivel de prosperidad para la mayor铆a de sus casi 1.400 millones de habitantes. Muchos de aquellos 70 acuerdos servir谩n para poner m谩s en acci贸n a la industria china.
En medio de los convenios comerciales, el presidente Obama, el l铆der republicano de los Representantes, John Boehner, y el de la mayor铆a dem贸crata en el Senado, Harry Reid, apremiaron al visitante chino con el sempiterno reclamo del yuan y los derechos humanos.
Hu jintao se defendi贸 bien. Sobre lo primero, dijo que los productos chinos baratos hab铆an favorecido al p煤blico estadounidense en 600.000 millones de d贸lares. Sobre lo segundo, argument贸 que los temas de derechos humanos eran algo interno de China, donde hab铆an avanzado mucho pero hab铆a todav铆a bastante por hacer.
En su interior, Hu habr谩 pensado que en marzo pr贸ximo, como en los doce a帽os anteriores, Beijing publicar谩 el “Expediente de Derechos Humanos en EE UU”, documentando las violaciones a esos derechos cometidas en el imperio. El de 2010 est谩 en: http://cambiosencuba.blogspot.com/2010/03/pekin-replica-washington-con-un-informe.html