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Derechos humanos: retrocesos y avances en 2011

OPINI脫N de Carlos Migu茅lez Monroy   

El gobierno de Estados Unidos afirmaba haber hecho justicia al asesinar al terrorista m谩s buscado del planeta, Osama bin Laden. Se perd铆a as铆 una oportunidad de capturarlo y llevarlo ante el Tribunal Penal Internacional. Pero el gobierno de Estados Unidos, que arrastr贸 a media Europa en su aventura b茅lica despu茅s del 11 de septiembre, desprecia las instancias jur铆dicas internacionales superiores.

Tambi茅n la televisi贸n mostraba a una Hillary Clinton exultante despu茅s de enterarse de que una turba hab铆a asesinado a Gadafi, alcanzado antes por los bombardeos de la misma OTAN a la que se investiga por la muerte de centenares de civiles en Libia. Y que mat贸 de un golpe a casi treinta soldados pakistan铆es. Para ellos eran simples “da帽os colaterales” de la guerra contra el terrorismo en Afganist谩n. La OTAN necesitaba esa guerra que desataron los aliados para mantenerse con vida, pues ya no exist铆a la amenaza comunista que justificaba su existencia y sus gastos militares.

Las bombas en las calles de Irak no han esperado el cambio de a帽o para estallar, aprovechando la retirada casi total de las tropas estadounidenses. Obama afirmaba que se marchaban con la cabeza en alto, pero los mutilados de esa guerra y los soldados que vuelven con estr茅s post-traum谩tico y con riesgo de exclusi贸n social no podr谩n ver lo “honorable” de esa contienda. Quiz谩 se pregunten por las armas de destrucci贸n masiva que nunca encontraron porque no exist铆an. Irak ha dejado un legado de torturas, asesinatos indiscriminados, de impunidad y de fraude de impuestos de los estadounidenses por la contrataci贸n de empresas militares paraestatales que no rinden cuentas a nadie y por una reconstrucci贸n en la que “desaparecieron” millones de d贸lares sin justificar.

Se “descubri贸” que Afganist谩n, donde imperan tambi茅n el caos y la violencia, tiene las reservas de litio m谩s grandes del mundo. Este metal se ha convertido en indispensable para la fabricaci贸n de bater铆as de tel茅fonos celulares y de computadoras, y para otros dispositivos de alta tecnolog铆a.

Algunos de los pa铆ses m谩s poderosos del mundo mantienen la pena de muerte mientras exigen el respeto de derechos humanos en otros lugares del mundo; miles de periodistas que sufren amenazas y decenas que han muerto por falta de protecci贸n…

Termina tambi茅n un a帽o de recortes de derechos que dictan los “mercados” y que costaron sufrimiento y luchas para conquistarlos. Algunos gobiernos han manipulado el concepto de “Estado de bienestar” para presentar derechos de todos, por el hecho de ser personas, como un privilegio y un lujo. Cuando hablan de “sacrificios necesarios” para salir de la crisis, se refieren al derecho a una educaci贸n y asistencia sanitaria universales que no son “gratuitos”, sino que los sostienen los impuestos de los ciudadanos; se refieren al acceso a una vivienda digna, a un puesto de trabajo en condiciones de dignidad, a servicios sociales, a la alimentaci贸n y al agua.

Los gobiernos han optado por los recortes en lugar de atajar la evasi贸n fiscal por m谩s de 3 billones de d贸lares anuales (el 5% del PIB mundial) que calcula el Banco Mundial. La hu铆da de gran parte de este capital a para铆sos fiscales empobrece a los Estados a la hora de hacer efectivos esos derechos por medio de servicios p煤blicos.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU destacaba hace unas semanas la valent铆a de quienes desencadenaron la llamada “primavera 谩rabe” y los movimientos ciudadanos en Europa y en Estados Unidos. Aunque se hayan producido retrocesos en materia de derechos humanos en 2011, las millones de personas indignadas han dado un paso sin precedentes, conscientes de injusticias cometidas en nombre de los “mercados”, del orden y de la seguridad. Al perder el temor a los gobernantes se puede desarrollar un ambiente necesario de libertad para promover los derechos humanos, la solidaridad y un sistema basado en la justicia social. Son ahora los gobiernos los que temen incumplir con sus compromisos como depositarios de la soberan铆a del pueblo.

La salida a la crisis econ贸mica que plantean los poderes financieros y que ejecutan los gobiernos resulta incompatible con los derechos humanos. Por eso, la ciudadan铆a global interconectada empieza a hablar de crisis de derechos humanos y a compartir experiencias en busca de nuevas oportunidades de cambio.

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