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Seres sin Paz

OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H., Colombia- Entre la guerra y la paz, en esp铆ritus tranquilos, no hay duda por cual decidirse. Pero qu茅 se entiende por una y otra. Las particularidades aparecen en la medida en que se indaga en cada sociedad, en sus gentes que la conforman, en la develaci贸n de sus costumbres, creencias, mitos, en c贸mo viven, trabajan, producen, c贸mo satisfacen sus deseos. Qu茅 lugar ocupan en los modos de producci贸n, en las formas de distribuci贸n y de consumo. Cada qui茅n se manifestar谩 dependiendo del mundo que le ha tocado vivir, que padece o imagina.

Quienes han tenido alguna relaci贸n sensata con la pol铆tica o la guerra, les cuesta entender c贸mo una gran mayor铆a del pueblo colombiano y de los electores oscilan entre el pesimismo y la guerra, entre el abstencionismo del sesenta por ciento y una especie de querer dar un ultim谩tum en estas justas electorales presidenciables. Sus gritos b茅licos est谩n inspirados por quienes creen que los conflictos se resolver谩n con el fuego salidos de las metrallas de aqu铆 y de all谩, tanto de las fuerzas legales del estado como de los sanguinarios grupos de ultraderecha.

Y cada vez en esta polarizaci贸n pol铆tica hay una tendencia alta en preferir los senderos que llevan a la violencia, a las soluciones desesperadas e inmediatistas no ajenas a la violencia intrafamiliar que registra m谩s del cuarenta y ocho por ciento. En la confrontaci贸n con las guerrillas de izquierda, ha surtido un efecto de temor generalizado, miedos que a煤n no han sido tramitados, que a煤n no han sanado como para experimentar reconciliaciones o perdones.

La necesidad de paz no ha irrigado las almas ciudadanas, la burocracia de gobierno, en su excesivo centralismo ha sido negligente, poco creativa para difundir estos prop贸sitos, estos mandatos constitucionales. Nada de eso ha sucedido, m谩s bien esa inmensa masa del pueblo colombiano se refugia en la desesperanza y se aferra a los mes铆as que prometen liberaci贸n, un punto final en las atormentadas y miserables vidas, sin importar que los arrastren al matadero.

Nutre tambi茅n las preferencias b茅licas la inequidad desesperanzadora y el oportunismo de quienes ganan y concentran las riquezas con tales juegos. En el pa铆s la gran mayor铆a es muy pobre, y unos pocos mantienen exagerados privilegios. Las representaciones de los miedos de estos seres que trabajan, producen, distribuyen y consumen, han sido catalizadas, han sido endosadas a las guerrillas izquierdistas que las emulan con un demonio temible, esto por un lado, y en otro recodo est谩n los sectores m谩s vulnerados que viven en la desidia, en nada ni en nadie creen, sus vidas las sortean cada d铆a con alg煤n bocado que arrebatan a la exigua existencia. Su pesimismo lo reflejan en su m煤sica preferida de despecho. Delatan desgracias con esos odios elaborados en estos c谩nticos populares al igual que sus gestos expresados a trav茅s de sus ritos y creencias, muestran este ser atormentado que apenas ara帽a lo muy m铆nimo requerido para subsistir.

Se tiene entonces que en sus conductas, el pueblo colombiano se nutre de violencia, y cada cuanto son avivadas con seres de esp铆ritus sin paz, incluso hacen de ello negocios rentables. Hace algunas d茅cadas el mundo conoci贸 los holocaustos de la guerra, la gran masa aclamaba a Hitler, asimilado a un vulgar dios salvador. Hoy es verg眉enza de la humanidad. Colombia no se queda atr谩s en sus cap铆tulos de muerte. Cada sociedad es distinta, no bastan hechos de barbarie que dejen lecciones aprendidas, Nadie experimenta por cabeza ajena.

Y m谩s a煤n, el hombre hace tiempo se le proclam贸 su mayor铆a de edad para que tomara en sus manos su propia vida, forjara con sus pares m谩s cercanos, con la sociedad en la que le ha tocado vivir, su propio destino, y prescindiera de falsos profetas que prometen salvaci贸n. Se destruye, pero tambi茅n hay momentos en que surge lo m谩s bello de la condici贸n humana. S贸lo resta decidirse.


*http://colombiakritica.blogspot.com/ 

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