Ir al contenido principal

La desigualdad y la corrupci贸n

OPINI脫N de Marco A. Gand谩segui, h., Panam谩.- Las organizaciones asociadas a las Naciones Unidas y otras entidades internacionales est谩n alarmadas por la tendencia cada vez m谩s marcada que apunta al incremento de la desigualdad social a escala global. Al mismo tiempo, muestran preocupaci贸n por lo que llaman un estancamiento en la disminuci贸n de la pobreza. A pesar de que el producto interno bruto (PIB) mundial se ha multiplicado varias veces en las 煤ltimas d茅cadas, la pobreza sigue golpeando a 30 por ciento de la poblaci贸n. Hacemos alusi贸n a estad铆sticas elaboradas mediante t茅cnicas cuestionables de instituciones como el Banco Mundial y el FMI.

Otros indicadores se est谩n colocando al lado de la pobreza y la desigualdad social como se帽ales de una crisis de envergadura que socava las bases de la llamada civilizaci贸n mundial. Hacemos referencia a los ataques militares a pueblos indefensos, a la discriminaci贸n 茅tnica y de g茅nero, as铆 como a la corrupci贸n. Sin duda, estos problemas han sido la t贸nica en la historia de los pueblos. La caracter铆stica de los problemas que visualizamos en el presente es que se han globalizado y tienden a responder a pol铆ticas elaboradas desde un centro 煤nico.

Con pocas excepciones, en la mayor铆a de los pa铆ses la corrupci贸n se ha vuelto en el enemigo n煤mero uno de los pueblos y de sus aspiraciones por lograr el bienestar que muchas generaciones han anhelado. En los pa铆ses m谩s industrializados del mundo – EEUU, Europa occidental y Jap贸n – la corrupci贸n ha permitido que enormes riquezas sean transferidas desde los ahorros de los trabajadores hacia las cuentas bancarias de los empresarios especuladores. En los pa铆ses menos desarrollados el mismo fen贸meno se observa en cantidades menores. La nueva potencia - China - parece no escaparse de esta tendencia.

Todo indica que la desigualdad social es la causa de la corrupci贸n (y, de igual manera, de la pobreza). Cuando se privilegia el empleo informal sobre las relaciones estables de trabajo se est谩 promoviendo la desigualdad. Cuando los servicios p煤blicos – educaci贸n, salud, energ铆a y otros – son convertidos en negocios, se est谩 promoviendo la desigualdad.

Una sociedad con un fuerte componente de igualdad social es el resultado de una poblaci贸n que comparte valores y busca soluciones a sus problemas en forma colectiva. En la actualidad, existen dos tipos de sociedades. Por un lado, la sociedad que vive en un Estado de armon铆a. No quiere decir que no exista desigualdad o corrupci贸n. La armon铆a se basa en la aceptaci贸n, por parte de los grupos sometidos, de los valores de quienes se imponen en la sociedad. Esto se llama hegemon铆a.

Por el otro, la sociedad que vive sometida a un conflicto permanente. El sector que domina lo hace sobre la base de la fuerza. Es decir, los dominados no aceptan los valores de los dominantes. Como consecuencia, la imposici贸n de los valores y las decisiones conducen hacia una desigualdad manifiesta.

Para ‘administrar’ este tipo de desigualdad manifiesta, el sector dominante tiene que recurrir al enga帽o, al clientelismo y, en 煤ltima instancia, a la fuerza. La desigualdad social es la g茅nesis de la corrupci贸n.

En el caso de Panam谩, que no es muy diferente a la de la mayor铆a de los dem谩s pa铆ses, el crecimiento econ贸mico de los 煤ltimos lustros benefici贸 a una peque帽a minor铆a de especuladores. Las pol铆ticas neoliberales fueron instrumentales en el empobrecimiento de las llamadas clases medias. En el gobierno m谩s reciente, se recurri贸 a pol铆ticas de despojo (sustentadas en leyes y en muchos casos sin fundamento legal alguno).

En los 煤ltimos quince a帽os, Panam谩 ha gozado de tener un monopolio sobre el tr谩fico mar铆timo que pasa entre los oc茅anos Pac铆fico y Atl谩ntico: el Canal de Panam谩. Este negocio - complementado por servicios portuarios, a茅reos, banca y sus derivados e, incluso, el narcotr谩fico que controla la mafia norteamericana – ha disparado los indicadores de riqueza: PIB, presupuesto nacional e infraestructura.

Sin embargo, la desigualdad social que ha servido de marco para este crecimiento ha contribuido a la creciente pobreza y a la corrupci贸n. Los proyectos pol铆ticos y sociales todos se reducen a la apropiaci贸n de riqueza, no importan los medios. ‘Estamos abiertos a los negocios’ fue el lema del presidente Martinelli (2009-2014) y cumpli贸 a cabalidad con su propuesta. Pol铆ticas neoliberales que contribuyeron a la desigualdad social que, a su vez, promovieron la corrupci贸n. Se fue Martinelli y quiz谩s sea procesado. Pero no se ha erradicado la causa de la ‘enfermedad’.

05 de marzo de 2015.

* Marco A. Gand谩segui, hijo, profesor de Sociolog铆a de la Universidad de Panam谩 e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)
www.marcoagandasegui14.blogspot.com
www.salacela.net

ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible