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Guatemala hoy: escenario de luchas y posibilidades

OPINI脫N de Andr茅s Cabanas, Guatemala.- ¿Qu茅 sucede tras tres meses de movilizaciones, reuniones, debates, elaboraci贸n de propuestas, esfuerzos de organizaci贸n y rearticulaci贸n social?

En la superficie no cambia nada: el proceso electoral se mantiene, Juan Carlos Monz贸n, Roxana Baldetti y Edgar Barqu铆n (entre otros) contin煤an libres, el Presidente vuelve a sonre铆r entre dientes, el poder judicial se repliega, los partidos se encierran en sus viejas l贸gicas de hacer pol铆tica, los empresarios se salvan de se帽alamientos, las empresas internacionales dicen yo no fui, fue tet茅…

Pero el proyecto neoliberal militar se agrieta, tanto por disputas internas como por la presi贸n y resistencia social. Operadores pol铆ticos claves, ubicados en todas las instituciones del Estado, son deslegitimados y eventualmente sometidos a procesos judiciales. M谩s all谩, se cuestiona el ejercicio del poder, lo que es un logro en s铆 mismo, afirma Domingo Hern谩ndez, de la Coordinaci贸n y Convergencia Nacional Maya Waqib´Kej, una de las primeras expresiones sociales en pronunciarse despu茅s del descubrimiento de la red criminal La L铆nea, el 16 de abril.

El debate pol铆tico, la conciencia, la formaci贸n (la calle y la lucha son pedagog铆a), la identidad y sentimiento compartidos (la plaza como construcci贸n de lo com煤n) le ganan el espacio a la individualidad y despolitizaci贸n neoliberal.

Avanzamos en aquello que el Estado criminal y el neoliberalismo niegan y destruyen: la colectividad y la solidaridad. Se gana en juventud, en protesta, en ciudadan铆a, refiere la escritora feminista Carolina Escobar Sarti, frente a la sociedad considerada como individualidades aisladas, competitivas y opuestas entre s铆.

La pol铆tica y lo pol铆tico, entendidos siguiendo a Gramsci como la lucha social en todos los 谩mbitos del poder y las relaciones sociales, son disputadas a la corrupci贸n, el electoralismo sin propuestas ni soluciones, el Estado y los poderes construidos a la medida de los due帽os de la riqueza, el cortoplacismo. La poblaci贸n urbana en las plazas, las movilizaciones sociales hist贸ricas, rompen la asfixia de la represi贸n y la marginaci贸n y juegan en el tablero del poder, proponiendo soluciones a problemas estructurales.

El ejercicio de regresar al 16 de abril es saludable. Antes de esa fecha, la democracia se diluye: la debilita la ciudadan铆a mercantil, aquella que sustituye los consensos sociales amplios por los pactos entre 茅lites, y que privilegia acumulaci贸n y negocios sobre ejercicio de derechos.



Ni enso帽aci贸n ni derrota: incertidumbre creadora

La realidad nos obliga a ver delicados matices. No son tiempos de negros y blancos, de victorias o derrotas absolutas. No son tiempos y nunca debieron haberlo sido de certezas hist贸ricas, que se convierten en recetas sin discusi贸n, como la v铆a 煤nica para las transformaciones, el sujeto central, el partido y el discurso 煤nicos, la vanguardia due帽a de la verdad.

Conviene leer la coyuntura en abanicos plurales, en complementos creadores m谩s que en antagonismos sin consenso, aunque nos genere la incertidumbre de lo desconocido. La realidad es un frasco de vidrio que corta a quien lo toca, escribe el novelista sinaloense Elmer Mendoza.

Tan cierto es que los cambios legales e institucionales inmediatos se dificultan en el cort铆simo plazo como que las transformaciones en las subjetividades y el ejercicio de la pol铆tica (activa, cr铆tica) han comenzado. Tan necesario es asumir que existe una hoja de ruta para la transici贸n controlada, como que 茅sta no es inquebrantable, sino que est谩 sujeta a din谩micas, contradicciones y relaciones cambiantes de poder. Tan evidente es el poder global de Estados Unidos como los l铆mites del mismo: las disputas y reconfiguraciones de 茅lites, las resistencias sociales, la crisis y la descomposici贸n del sistema, que no se va a detener.

Alan Badiou, en un hermoso texto sobre las revoluciones tunecina y egipcia, afirma que el logro de estos episodios es la apertura de nuevos escenarios y posibilidades para la acci贸n y la transformaci贸n social. El acontecimiento, indica, es la brusca creaci贸n no de una nueva realidad sino de un sinn煤mero de posibilidades. Ninguna de ellas es la repetici贸n de lo conocido.

La medida de los cambios va m谩s all谩 del corto plazo y el 谩mbito institucional. La aparici贸n de nuevos actores fortalece las demandas y los actores hist贸ricos, y reta a su articulaci贸n din谩mica y plural para generar rupturas. La irrupci贸n como sujetos pol铆ticos de j贸venes y sectores urbanos inconformes con la hegemon铆a autoritaria-excluyente-mercantil y el fortalecimiento de sujetos hist贸ricos (pueblos ind铆genas, comunidades, organizaciones sociales, de mujeres y feministas) implicar谩 con el tiempo nuevas formas de ejercicio del poder, y se concretar谩 en la ruptura democr谩tica: de leyes, instituciones y pactos (constituci贸n) preexistentes.

Esta es la oportunidad: reabrir y construir caminos para la democracia, la justicia, la alegr铆a, la transformaci贸n, la comunidad y la vida amenazadas por los intereses particulares, frecuentemente criminales, todav铆a due帽os del poder formal.



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