OPINI脫N de Javier Madrazo.- Las elecciones generales han demostrado, una vez m谩s, que en Espa帽a terminan por imponerse las pr谩cticas y pol铆ticas m谩s centristas, siempre c贸mplices con los dictados de la derecha econ贸mica, mientras que los discursos y debates recurren al viejo truco de las descalificaciones y el marketing, ideados por profesionales de la comunicaci贸n, para ocultar la falta de ideas y propuestas que mejoren de verdad la vida de las personas. Constatar este hecho resulta, cuando menos, descorazonador. Tras m谩s de ocho a帽os largos de crisis, con consecuencias dram谩ticas para una mayor铆a significativa de la ciudadan铆a, el fin del bipartidismo es en s铆 mismo una buena noticia, pero ser铆a mucho mejor si viniera acompa帽ado de un programa de gobierno, que apele a la rebeld铆a y defienda una nueva democracia, real y participativa; promueva la justicia social; garantice los servicios p煤blicos; impulse una renta de garant铆a de ingresos universal para hacer frente al empobrecimiento y plante cara al poder econ贸mico y empresarial, exigi茅ndole contratos estables, salarios dignos y una fiscalidad acorde a sus beneficios, sin exenciones arbitrarias ni privilegios. No aparece que el futuro apunte en esta direcci贸n. Escribo estas l铆neas cuando faltan tres d铆as para la cita con las urnas y todo parece indicar que m谩s all谩 de quien gane o con qu茅 porcentaje, se impondr谩 el pacto entre quienes en campa帽a se han declarado diferentes, pero despu茅s, sin embargo, son m谩s iguales de lo que jam谩s reconocer谩n.
No necesitamos gobiernos que sean correa de transmisi贸n del poder econ贸mico y financiero, que tanto da帽o nos ha hecho y a煤n pueden hacernos mucho m谩s. Espa帽a no necesita una mera alternancia; necesita una verdadera transformaci贸n, de la mano de un gobierno que sit煤e por encima de todo, a las personas y sus necesidades. Justo lo contrario de lo que hizo el gobierno del PP que apost贸 por representar y defender el orden ( sistema ) actual y por cumplir ciegamente las 贸rdenes que llegaban de la Uni贸n Europea, el Banco Central y el Fondo Monetario Internacional ,aunque estas fueran contrarias a los intereses de la poblaci贸n, sobre todo de la m谩s desfavorecida.
Es imprescindible plantar cara a quienes ostentan el verdadero poder, aquellos que no se presentan a las elecciones , y que muchas veces se comportan como una verdadera mafia, que amenaza, chantajea y deja caer a los m谩s d茅biles a un pozo negro, del que escapar es un milagro.
Es una inc贸gnita el papel que desempe帽ar谩 Ciudadanos y la gesti贸n que har谩n del importante capital pol铆tico acumulado. Habr谩 que ver si a la hora de la verdad se alinear谩n con las pol铆ticas de la derecha y de apuntalamiento del sistema, o si verdaderamente dar谩n un impulso a la necesaria regeneraci贸n de la Democracia y las instituciones del Estado de Derecho.
As铆 mismo, queda por ver si el PSOE emprende un nuevo rumbo en su trayectoria, desarrollando un verdadero giro a la izquierda, o si por el contrario sigue sin romper el cord贸n umbilical con el llamado felipismo y las pol铆ticas neoliberales. Si no es as铆, correr谩 el riesgo de caer en la irrelevancia y de ser sustituido por los llamados partidos emergentes.
Podemos , bajo el impulso del 15M , ha tra铆do consigo la ilusi贸n y ha alimentado el sue帽o de un mundo mejor en el que creen y por el que luchan tant铆simas personas. Debemos reconocer como gran conquista de la fuerza morada, la capacidad de haber modificado la agenda pol铆tica general, al incorporar al debate pol铆tico preocupaciones y demandas ciudadanas que han alterado los discursos y las apuestas del conjunto de organizaciones pol铆ticas. Sin embargo, su obsesi贸n por ara帽ar votos, les ha conducido a una cierta ambig眉edad ideol贸gica y a una excesiva mirada, especialmente en algunas materias, al centro pol铆tico, un carril m谩s seguro por el que circular, pero tambi茅n por el que hay que pagar un alto peaje : el de la renuncia a mchos ideales en pro del pragmatismo.
Nos encontramos en un momento pol铆tico muy esperanzador, con una superaci贸n del bipartidismo y de las mayor铆as absolutas, que requerir谩n de mucho di谩logo y acuerdos trasversales, en orden a lograr consensos que garanticen la gobernabilidad y la toma de decisiones. La necesidad de establecer contrapesos redundar谩 en beneficio de las clases populares, y del freno al uso y el abuso de las instituciones, en favor de intereses personales o partidistas.
Resulta frustrante comprobar c贸mo, en muchas ocasiones, se apela a conceptos positivos como pluralidad y estabilidad, con la finalidad de legitimar acuerdos sin contenidos y sin m谩s hoja de ruta que distribuir ministerios y parcelas de poder. Hemos recuperado, en cierta medida, el inter茅s por la pol铆tica; ahora nos queda recuperar la confianza en ella. Y 茅sta s贸lo llegar谩 con hechos. La recuperaci贸n econ贸mica, tantas veces proclamada y tantas otras negada por la realidad , s贸lo ser谩 cre铆ble cuando venga acompa帽ada de puestos de trabajo estables y con derechos laborales reconocidos, y pol铆ticas sociales que hagan frente al empobrecimiento, que hoy se extiende como una lacra incluso entre la clase media. Es urgente, entre otras muchas cosas,el blindaje constitucional de derechos sociales b谩sicos; el fin de las puertas giratorias, de la pobreza energ茅tica o de los desahucios; garantizar de un modo efectivo la independencia judicial; as铆 como reformas estructurales :modificaci贸n de la injusta ley electoral o revisi贸n de la estructura territorial del estado( derecho a decidir, sistema de financiaci贸n, clarificaci贸n competencial…).
Quienes tienen en sus manos los votos necesarios para liderar la revoluci贸n democr谩tica, que muchas personas esperan, deben ponerse las pilas sin dilaci贸n. Ha llegado el momento de revisar las bases y el modelo que surgi贸 de la primera transici贸n, que nos ha conducido a una democracia de baja intensidad , al dar la espalda a la voluntad ciudadana, y que hoy muestra claros s铆ntomas de agotamiento , con la corrupci贸n como un exponente claro de la propia degradaci贸n del sistema institucional y pol铆tico. Esta enfermedad no se curar谩 s贸lo con pa帽os calientes. Necesita bistur铆. El tiempo apremia. Qui茅n o qui茅nes gobernar谩n es importante, pero tambi茅n lo es el rol de que qui茅nes ejerzan la oposici贸n. Es de esperar que no se dejen cautivar por los muros del Congreso que les aislar铆an de las calles, y no sucumban a los debates de guante blanco de la tribuna de oradores. El centro es c贸modo y seguro, pero la revoluci贸n democr谩tica requiere de riesgo y valent铆a. Ojal谩 triunfe 茅sta 煤ltima, m谩s pronto que tarde. Movilic茅monos y asumamos nuestra responsabilidad. El futuro depende de todas y todos.
No necesitamos gobiernos que sean correa de transmisi贸n del poder econ贸mico y financiero, que tanto da帽o nos ha hecho y a煤n pueden hacernos mucho m谩s. Espa帽a no necesita una mera alternancia; necesita una verdadera transformaci贸n, de la mano de un gobierno que sit煤e por encima de todo, a las personas y sus necesidades. Justo lo contrario de lo que hizo el gobierno del PP que apost贸 por representar y defender el orden ( sistema ) actual y por cumplir ciegamente las 贸rdenes que llegaban de la Uni贸n Europea, el Banco Central y el Fondo Monetario Internacional ,aunque estas fueran contrarias a los intereses de la poblaci贸n, sobre todo de la m谩s desfavorecida.
Es imprescindible plantar cara a quienes ostentan el verdadero poder, aquellos que no se presentan a las elecciones , y que muchas veces se comportan como una verdadera mafia, que amenaza, chantajea y deja caer a los m谩s d茅biles a un pozo negro, del que escapar es un milagro.
Es una inc贸gnita el papel que desempe帽ar谩 Ciudadanos y la gesti贸n que har谩n del importante capital pol铆tico acumulado. Habr谩 que ver si a la hora de la verdad se alinear谩n con las pol铆ticas de la derecha y de apuntalamiento del sistema, o si verdaderamente dar谩n un impulso a la necesaria regeneraci贸n de la Democracia y las instituciones del Estado de Derecho.
As铆 mismo, queda por ver si el PSOE emprende un nuevo rumbo en su trayectoria, desarrollando un verdadero giro a la izquierda, o si por el contrario sigue sin romper el cord贸n umbilical con el llamado felipismo y las pol铆ticas neoliberales. Si no es as铆, correr谩 el riesgo de caer en la irrelevancia y de ser sustituido por los llamados partidos emergentes.
Podemos , bajo el impulso del 15M , ha tra铆do consigo la ilusi贸n y ha alimentado el sue帽o de un mundo mejor en el que creen y por el que luchan tant铆simas personas. Debemos reconocer como gran conquista de la fuerza morada, la capacidad de haber modificado la agenda pol铆tica general, al incorporar al debate pol铆tico preocupaciones y demandas ciudadanas que han alterado los discursos y las apuestas del conjunto de organizaciones pol铆ticas. Sin embargo, su obsesi贸n por ara帽ar votos, les ha conducido a una cierta ambig眉edad ideol贸gica y a una excesiva mirada, especialmente en algunas materias, al centro pol铆tico, un carril m谩s seguro por el que circular, pero tambi茅n por el que hay que pagar un alto peaje : el de la renuncia a mchos ideales en pro del pragmatismo.
Nos encontramos en un momento pol铆tico muy esperanzador, con una superaci贸n del bipartidismo y de las mayor铆as absolutas, que requerir谩n de mucho di谩logo y acuerdos trasversales, en orden a lograr consensos que garanticen la gobernabilidad y la toma de decisiones. La necesidad de establecer contrapesos redundar谩 en beneficio de las clases populares, y del freno al uso y el abuso de las instituciones, en favor de intereses personales o partidistas.
Resulta frustrante comprobar c贸mo, en muchas ocasiones, se apela a conceptos positivos como pluralidad y estabilidad, con la finalidad de legitimar acuerdos sin contenidos y sin m谩s hoja de ruta que distribuir ministerios y parcelas de poder. Hemos recuperado, en cierta medida, el inter茅s por la pol铆tica; ahora nos queda recuperar la confianza en ella. Y 茅sta s贸lo llegar谩 con hechos. La recuperaci贸n econ贸mica, tantas veces proclamada y tantas otras negada por la realidad , s贸lo ser谩 cre铆ble cuando venga acompa帽ada de puestos de trabajo estables y con derechos laborales reconocidos, y pol铆ticas sociales que hagan frente al empobrecimiento, que hoy se extiende como una lacra incluso entre la clase media. Es urgente, entre otras muchas cosas,el blindaje constitucional de derechos sociales b谩sicos; el fin de las puertas giratorias, de la pobreza energ茅tica o de los desahucios; garantizar de un modo efectivo la independencia judicial; as铆 como reformas estructurales :modificaci贸n de la injusta ley electoral o revisi贸n de la estructura territorial del estado( derecho a decidir, sistema de financiaci贸n, clarificaci贸n competencial…).
Quienes tienen en sus manos los votos necesarios para liderar la revoluci贸n democr谩tica, que muchas personas esperan, deben ponerse las pilas sin dilaci贸n. Ha llegado el momento de revisar las bases y el modelo que surgi贸 de la primera transici贸n, que nos ha conducido a una democracia de baja intensidad , al dar la espalda a la voluntad ciudadana, y que hoy muestra claros s铆ntomas de agotamiento , con la corrupci贸n como un exponente claro de la propia degradaci贸n del sistema institucional y pol铆tico. Esta enfermedad no se curar谩 s贸lo con pa帽os calientes. Necesita bistur铆. El tiempo apremia. Qui茅n o qui茅nes gobernar谩n es importante, pero tambi茅n lo es el rol de que qui茅nes ejerzan la oposici贸n. Es de esperar que no se dejen cautivar por los muros del Congreso que les aislar铆an de las calles, y no sucumban a los debates de guante blanco de la tribuna de oradores. El centro es c贸modo y seguro, pero la revoluci贸n democr谩tica requiere de riesgo y valent铆a. Ojal谩 triunfe 茅sta 煤ltima, m谩s pronto que tarde. Movilic茅monos y asumamos nuestra responsabilidad. El futuro depende de todas y todos.