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La felicidad como arma arrojadiza

OPINI脫N de Hugo Mu帽oz Ar茅valo.- Es muy dif铆cil de creer que en pleno siglo XXI a煤n se persiga la homosexualidad. Sobre todo, si nos situamos en Europa, en plena sociedad occidental. Sin embargo, hasta 1994, Alemania castigaba las relaciones entre hombres.

Aunque en un principio esta ley, que sancionaba con 6 a帽os de prisi贸n, se despenaliz贸 en los a帽os 60, alrededor de 4.000 personas fueron sentenciadas con penas de c谩rcel hasta llegar casi a la entrada del nuevo milenio.

Pero ahora, en 2016, cuando el Primer Ministro italiano ha logrado sacar adelante una ley que garantiza la uni贸n entre personas del mismo sexo, Alemania ha decidido no quedarse atr谩s. Por eso su gobierno va a indemnizar y a eliminar a todos aquellos que se vieran afectados por esta ley que de manera inexplicable, sobrevivi贸 despu茅s del III Reich.

La homosexualidad puede parecer un tema normalizado e integrado del todo en la sociedad. Sin embargo, son muchos son los que, apoyados en la religi贸n o en ideolog铆as propias de siglos pasados, la ven como un mal que debe erradicarse. Por eso no es para extra帽arse que la ley aprobada por el Primer Ministro, Matteo Renzi, y que iba acompa帽ada por una moci贸n de confianza, no haya sentado bien a todos. Sobre todo al secretario de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), monse帽or Nunzio Galantino, e incluso a parte del centro pol铆tico que sostiene al actual gobierno italiano. Y todo porque se ha aprobado una ley que en comparaci贸n con la de otros pa铆ses como por ejemplo Espa帽a, deja muy atr谩s los derechos de los homosexuales. Ya que esta ley no permite adoptar a parejas del mismo sexo, ni equipara estas uniones, con las de parejas heterosexuales.

Sin embargo, no toda la Iglesia cat贸lica respalda el pensamiento de Nunzio Galantino. Fue en mayo de este a帽o cuando el Papa declar贸 que “un pastor no debe aplicar leyes morales, como si tuviera la potestad de lanzar piedras a la manera de vivir la vida de cada persona”. Aunque todav铆a no se atreva a equiparar el matrimonio homosexual con el heterosexual.

Es dif铆cil entender por qu茅 todav铆a se intentan poner trabas a aquellas personas que quieren estar juntas. Cuesta explicar la negativa que existe a la hora en que dos personas quieran ser felices, s贸lo porque ambas pertenezcan al mismo sexo. Y es m谩s dif铆cil de comprender, cuando el n煤mero de divorcios y separaciones es mayor entre heterosexuales, que entre homosexuales. Algunos se basar谩n en la excusa de que solo se puede llamar matrimonio a la uni贸n entre una mujer y un hombre. Sin embargo, la palabra latina matrimonium nunca se us贸 en tiempos del Imperio Romano para referirse a dicha uni贸n, ya que el t茅rmino usado era connubium. Por eso, en lugar de usar el t茅rmino matrimonio para referirse de forma exclusiva a la uni贸n heterosexual, habr铆a que usarlo seg煤n su significado etimol贸gico: como sin贸nimo de una relaci贸n no basada en la dominaci贸n, y donde no se establezcan jerarqu铆as entre las partes.

Hugo Mu帽oz Ar茅valo
Periodista

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