OPINI脫N de Javier Madrazo Lav铆n.- Este a帽o se cumple el 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma, un acuerdo clave para la creaci贸n de una Europa m谩s unida y pr贸spera, defensora de valores como son, entre otros, la igualdad, la solidaridad y la convivencia. Grandes expectativas, sin duda alguna, que lamentablemente se han visto frustradas. La conmemoraci贸n de esta efem茅rides no ha podido tener un sabor m谩s amargo. Los discursos y llamamientos lanzados por los Gobiernos de los Estados miembros, defendiendo con poco 茅xito un proyecto en sus horas m谩s bajas, se han enfrentado a la realidad del Brexit, el auge de las ideolog铆as de extrema derecha, el empobrecimiento cr贸nico de las clases medias y populares, la crisis de las personas refugiadas y la desconfianza, cuando no el rechazo explicito, de la ciudadan铆a, a la que deber铆an representar.
Europa se enfrenta a un futuro lleno de incertidumbres, derivado, en gran medida, de la incapacidad demostrada por sus gestores para responder satisfactoriamente a las necesidades y aspiraciones de las personas que la integran. La unidad econ贸mica y monetaria, el banco 煤nico, la defensa basada en el militarismo impuesto por la OTAN y la ausencia de un control democr谩tico sobre las decisiones adoptadas en Bruselas o Estrasburgo, se han convertido en el verdadero fundamento de la Uni贸n Europea, y est谩n en el origen de la p茅rdida de legitimidad de unas instituciones y un modelo, que no han mostrado ninguna sensibilidad ante dramas como el paro, los recortes sociales, el racismo o el cambio clim谩tico.
Los desaf铆os que amenazan a Europa en el corto plazo se agravan d铆a a d铆a, sin que sus responsables sepan c贸mo abordarlos de un modo proactivo y eficaz. Parece dif铆cil concluir que quienes nos han conducido al abismo puedan ahora salvarnos de la debacle que se intuye. El terrorismo yihadista, la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, las tendencias centr铆fugas que cobran fuerza en cada vez m谩s pa铆ses, la desafecci贸n creciente de la ciudadan铆a europea hacia un proyecto compartido o las amenazas que se proyectan sobre las pr贸ximas elecciones en Francia y Alemania son razones suficientes para la preocupaci贸n y el desasosiego . La radicalizaci贸n de grupos islamistas asentados en el coraz贸n de Europa alimentan los posicionamientos m谩s xen贸fobos, en una espiral peligrosa, que parece no tener fin. En este contexto, solo cabe preguntarse si hay una soluci贸n viable y 煤til que nos ayude a repensar y reformular el concepto Europa.
La respuesta no es f谩cil. Las instituciones de la UE son percibidas como una estructura opaca, ajena a las preocupaciones de la ciudadan铆a, dirigida por 茅lites que act煤an como un ej茅rcito fiel al servicio del neoliberalismo m谩s feroz. Las fuerzas de la derecha y del centro hacen suyos planteamientos del populismo m谩s reaccionario en un intento por preservar su espacio y evitar la p茅rdida de votos, en una estrategia fallida que termina por fortalecer la posici贸n pol铆tica de figuras como Le Pen o Wilders, entre otros. La izquierda, por su parte, no tiene un relato convincente y compartido sobre la Uni贸n Europea, m谩s all谩 de una posici贸n cr铆tica, que no logra articular una alternativa cre铆ble con opciones de ser socializada.
Son muchas las voces que alertan sobre los efectos perniciosos del capitalismo y la urgencia de promover un cambio del modelo de desarrollo, que tenga como prioridad atender los requerimientos de las personas. Me refiero a derechos fundamentales como son el empleo, la educaci贸n, la sanidad, la vivienda, un sistema digno de pensiones y un medio ambiente sano. Hablamos, en definitiva, de aspectos clave que contribuyen a una vida m谩s plena y feliz. So帽amos, en su d铆a, especialmente en Espa帽a tras cuarenta a帽os de dictadura, con una Europa m谩s democr谩tica, m谩s justa y m谩s solidaria, y ahora sentimos decepci贸n, frustraci贸n y desapego. Incluso los representantes de los Estados miembros de la Uni贸n saben que, sin la adhesi贸n ciudadana, Europa se resquebraja. Sin embargo, siendo esto verdad, no son capaces de planificar una hoja de ruta que nos permita salir del atolladero en el que nos encontramos. Las fuerzas neoliberales no muestran prop贸sito sincero de enmienda, presionadas adem谩s por el avance la extrema derecha, y la izquierda, debilitada en el contexto europeo, no puede ejercer la influencia deseada. Parece evidente que este escenario no invita al optimismo. La revoluci贸n tecnol贸gica y la globalizaci贸n, al menos en los pr贸ximos diez a帽os, destruir谩n m谩s empleo de los que crear谩n y la desigualdad continuar谩 creciendo, profundizando la brecha social.
Por ello, resulta prioritario que las fuerzas de la izquierda alternativa y transformadora sumen voluntades para definir una alternativa efectiva, plural y unitaria , desarrollando un nuevo relato sobre Europa, que se centre en recuperar sus se帽as de identidad originarias. Un proyecto que ilusione , movilice y confronte con el modelo hegem贸nico de la derecha , que cuenta con la colaboraci贸n inestimable de la mal llamada socialdemocracia, que se ha reducido a hacer del espacio europeo un gran mercado ,sostenido por un entramado institucional con grandes d茅ficits democr谩ticos, y que aplica sobre los estados m谩s d茅biles la tiran铆a del austericidio. Pienso en una Europa m谩s democr谩tica, que escuche a sus habitantes, establezca cauces de participaci贸n y fije como criterios de funcionamiento la transparencia y la 茅tica; una Europa m谩s social, que fije una carta de derechos sociales y laborales vinculante, que establezca pol铆ticas fiscales progresivas y mecanismos reales de redistribuci贸n , que combata las causas que explican el empobrecimiento de la poblaci贸n, luche contra la injusticia y los abusos, y garantice pol铆ticas que favorezcan el bienestar y calidad de vida de la poblaci贸n; una Europa m谩s solidaria, que integre a las personas inmigrantes, acoja a quienes buscan refugio huyendo del hambre y de las guerras y haga de la diversidad un factor de enriquecimiento; una Europa m谩s plural, que reconozca el derecho a decidir de pueblos como Euskadi, Catalunya o Escocia, entre otros. En definitiva, como dec铆a Jos茅 Saramago, “sin memoria no existimos y sin responsabilidad quiz谩 no merezcamos existir”. Aprendamos la lecci贸n.
Europa se enfrenta a un futuro lleno de incertidumbres, derivado, en gran medida, de la incapacidad demostrada por sus gestores para responder satisfactoriamente a las necesidades y aspiraciones de las personas que la integran. La unidad econ贸mica y monetaria, el banco 煤nico, la defensa basada en el militarismo impuesto por la OTAN y la ausencia de un control democr谩tico sobre las decisiones adoptadas en Bruselas o Estrasburgo, se han convertido en el verdadero fundamento de la Uni贸n Europea, y est谩n en el origen de la p茅rdida de legitimidad de unas instituciones y un modelo, que no han mostrado ninguna sensibilidad ante dramas como el paro, los recortes sociales, el racismo o el cambio clim谩tico.
Los desaf铆os que amenazan a Europa en el corto plazo se agravan d铆a a d铆a, sin que sus responsables sepan c贸mo abordarlos de un modo proactivo y eficaz. Parece dif铆cil concluir que quienes nos han conducido al abismo puedan ahora salvarnos de la debacle que se intuye. El terrorismo yihadista, la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, las tendencias centr铆fugas que cobran fuerza en cada vez m谩s pa铆ses, la desafecci贸n creciente de la ciudadan铆a europea hacia un proyecto compartido o las amenazas que se proyectan sobre las pr贸ximas elecciones en Francia y Alemania son razones suficientes para la preocupaci贸n y el desasosiego . La radicalizaci贸n de grupos islamistas asentados en el coraz贸n de Europa alimentan los posicionamientos m谩s xen贸fobos, en una espiral peligrosa, que parece no tener fin. En este contexto, solo cabe preguntarse si hay una soluci贸n viable y 煤til que nos ayude a repensar y reformular el concepto Europa.
La respuesta no es f谩cil. Las instituciones de la UE son percibidas como una estructura opaca, ajena a las preocupaciones de la ciudadan铆a, dirigida por 茅lites que act煤an como un ej茅rcito fiel al servicio del neoliberalismo m谩s feroz. Las fuerzas de la derecha y del centro hacen suyos planteamientos del populismo m谩s reaccionario en un intento por preservar su espacio y evitar la p茅rdida de votos, en una estrategia fallida que termina por fortalecer la posici贸n pol铆tica de figuras como Le Pen o Wilders, entre otros. La izquierda, por su parte, no tiene un relato convincente y compartido sobre la Uni贸n Europea, m谩s all谩 de una posici贸n cr铆tica, que no logra articular una alternativa cre铆ble con opciones de ser socializada.
Son muchas las voces que alertan sobre los efectos perniciosos del capitalismo y la urgencia de promover un cambio del modelo de desarrollo, que tenga como prioridad atender los requerimientos de las personas. Me refiero a derechos fundamentales como son el empleo, la educaci贸n, la sanidad, la vivienda, un sistema digno de pensiones y un medio ambiente sano. Hablamos, en definitiva, de aspectos clave que contribuyen a una vida m谩s plena y feliz. So帽amos, en su d铆a, especialmente en Espa帽a tras cuarenta a帽os de dictadura, con una Europa m谩s democr谩tica, m谩s justa y m谩s solidaria, y ahora sentimos decepci贸n, frustraci贸n y desapego. Incluso los representantes de los Estados miembros de la Uni贸n saben que, sin la adhesi贸n ciudadana, Europa se resquebraja. Sin embargo, siendo esto verdad, no son capaces de planificar una hoja de ruta que nos permita salir del atolladero en el que nos encontramos. Las fuerzas neoliberales no muestran prop贸sito sincero de enmienda, presionadas adem谩s por el avance la extrema derecha, y la izquierda, debilitada en el contexto europeo, no puede ejercer la influencia deseada. Parece evidente que este escenario no invita al optimismo. La revoluci贸n tecnol贸gica y la globalizaci贸n, al menos en los pr贸ximos diez a帽os, destruir谩n m谩s empleo de los que crear谩n y la desigualdad continuar谩 creciendo, profundizando la brecha social.
Por ello, resulta prioritario que las fuerzas de la izquierda alternativa y transformadora sumen voluntades para definir una alternativa efectiva, plural y unitaria , desarrollando un nuevo relato sobre Europa, que se centre en recuperar sus se帽as de identidad originarias. Un proyecto que ilusione , movilice y confronte con el modelo hegem贸nico de la derecha , que cuenta con la colaboraci贸n inestimable de la mal llamada socialdemocracia, que se ha reducido a hacer del espacio europeo un gran mercado ,sostenido por un entramado institucional con grandes d茅ficits democr谩ticos, y que aplica sobre los estados m谩s d茅biles la tiran铆a del austericidio. Pienso en una Europa m谩s democr谩tica, que escuche a sus habitantes, establezca cauces de participaci贸n y fije como criterios de funcionamiento la transparencia y la 茅tica; una Europa m谩s social, que fije una carta de derechos sociales y laborales vinculante, que establezca pol铆ticas fiscales progresivas y mecanismos reales de redistribuci贸n , que combata las causas que explican el empobrecimiento de la poblaci贸n, luche contra la injusticia y los abusos, y garantice pol铆ticas que favorezcan el bienestar y calidad de vida de la poblaci贸n; una Europa m谩s solidaria, que integre a las personas inmigrantes, acoja a quienes buscan refugio huyendo del hambre y de las guerras y haga de la diversidad un factor de enriquecimiento; una Europa m谩s plural, que reconozca el derecho a decidir de pueblos como Euskadi, Catalunya o Escocia, entre otros. En definitiva, como dec铆a Jos茅 Saramago, “sin memoria no existimos y sin responsabilidad quiz谩 no merezcamos existir”. Aprendamos la lecci贸n.